Capítulo 28

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Poché se encontraba tranquilamente sentada en el sofá, era cómodo, mientras esperaba a Daniela.

Después de un rato sintió que alguien que la vigilaba y cuando fue a confirmar, cerca del marco de la sala, había asomada una pequeña cabecita castaña, observándola. Parecía querer acercarse y la miraba con los ojos brillante y repletos de curiosidad.

Poché quería hablar con ella. Era muy linda como para no hacerlo.

—Hola Mire, yo soy Poché una... Mmm, compañera de tu hermana —dijo un poco insegura, acercándose a la niña, ella no se movía.

—Me llamo Mireia, no Mire —dijo con la vocecita altanera de su hermana. Poché hizo una mueca y una sonrisa apareció en el rostro de la niña—. Te ves graciosa.

—¿Crees que soy graciosa, Mire? —dijo avanzando paso a paso y la niña sonrió, asintiendo—. ¿Te puedo decir así?

—Sí, me gusta. Me hace sentir bonita —respondió aún con una sonrisa, al ver la manera en que caminaba la morena.

—Tú eres bonita, Mire —aseguró la chica y los ojos de Mireia parecieron iluminarse.

—¿Sí? —preguntó emocionada y comenzó a acercarse también, llevaba a rastras su osito gris en una mano.

—Sí, lo eres y... ¡ahhh! —pegó un chillido cuando tropezó con la alfombra y cayó de espalda, dándose un golpe en la cabeza—. Ay.

Mireia comenzó a reír mientras la morena se sentaba, la niña fue hasta las piernas de Poché y se sentó en su regazo, mirándola con una mezcla de curiosidad y emoción.

—¿Te estás riendo de mí, Mire? —preguntó Poché con diversión mientras observaba el rostro feliz de la niña.

—Sí, eres muy tonta —dijo riendo con la lengua entre los dientes y Poché casi se desmaya de la ternura, era la misma expresión que hacía Daniela. La niña colocó sus dos manitas en cada mejilla de Poché, acercándose—. Tus ojos son un poquito amarillo, pero también muuuuy verde, parecen ojos de oliva.

Poche sólo pudo reír mientras la pequeña castaña la veía con intensidad, sus ojos eran muy hermosos también, pero no tanto como los de Alison.

—¿Te gustan? —preguntó y la niña asintió enérgicamente, aun sin soltarle el rostro.

—A Dani también le gustan, siempre habla sobre unos ojos oliva que la vuelven loquita —dijo canturreando y Poché se ruborizó, Mire comenzó a reírse emocionada mientras aplaudía—. Y eso hace cada vez que papá le dice tu nombre —dijo refiriéndose al color rojo en las mejillas de la morena.

—¿Papá? ¿Tu papá me conoce? —preguntó incrédula, con el corazón en la garganta.

—Nop. Pero algún día quiere hacerlo. Pero, yo te conocí primero, ¿verdad? —preguntó y la morena asintió, logrando que la niña sonriera más—. Este es mi osito, se llama Cory —dijo levantando al osito gris, se había sentado aún más entre las piernas de Poché y parecía cómoda, mientras alzaba al peluche.

—Es muy lindo, parece de verdad —dijo sintiéndose tonta, pero era lo primero que había pensado.

—¡Yo también dije lo mismo! —exclamó la niña, volteando a ver a la chica con adoración en esos ojos marrones ¡Al fin alguien que la entendía!—. Vamos ver que hace Juli, está haciendo mi comida favorita.

Se levantó y tomó a Poché de la mano, en la otra llevaba a Cory, obligándola a pararse y guiándola hasta la cocina.

Poché sentía miedo de que Daniela le fuera a retar, pero los ojos marrones de la pequeña castaña la derretían por dentro, estaba dispuesta a soportar las consecuencias.

Rivales | Caché Adaptación | Corrigiendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora