Capítulo 38

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A la semana siguiente Poché ya estaba cansada de que las de primero la siguieran. Se querían asegurar si estaba bien del brazo, pero ya era viernes así que podría descansar.

La morena no comprendía su intereses, pero ya estaba cansada de las sonrisas tontas que le daban, más aún cuando algunos chicos de segundo le preguntaron cómo había sido huir de Sebastián, ella recordando aún como gritaba su nombre.

Había dejado a sus amigas en la clase de informática y estaba frente a su casillero sacando unos libros. Secretamente esperaba encontrarse con Daniela, no le veía desde el almuerzo cuando la castaña le había sonreído toda la hora, aún se sentía en las nubes.

Intentaba hacer toda esa ardua labor sin chocar su yeso con el metal, cuando cerró la puerta se encontró con una chica de cabello rubio que había visto antes, pertenecía al grupo popular, pero de las de primero. Le sonreía coquetamente mientras vestía el uniforme de deporte, Poché sonrió por educación.

—Hola... Mmm.

—Karla, es un placer. ¿María José Garzón? —preguntó dándole un beso en la mejilla y observándola con interés.

—Sí, esa soy yo. Pero llámame Poché —dijo sin comprender y torció el cuello, juntando las cejas—. ¿Me buscabas?

Karla río tímidamente, y la miró pestañeando.

—Eres más adorable de lo que me habían comentado —confesó y Poché abrió los ojos.

—¿Te... te han hablado de mí? —preguntó aún sin creérselo.

¿Cómo de una chica invisible ahora era conocida por media escuela?

—Claro. Este año has sido el centro de atención en los problemas, aunque tienes antecedentes del año pasado con la guerra de comida —dijo riendo nuevamente. Sus ojos miel brillaron con coquetería—. También cuando sucedió lo del capitán del equipo, dijeron que echaste una buena corrida.

—Ah, Sebastián no podría haberme alcanzado si no fuera porque me distraje —dijo en broma mientras guiñaba.

—Sí, todos hablan de eso. ¿Cuándo te quitaran el yeso? —preguntó acariciando extrañamente el brazo bueno de Poché y la ojioliva se sintió un poco incomoda.

—Bueno... dentro de dos semanas —arrugó la nariz al sentir un perfume muy conocido para ella—. Oye... tú de casualidad conoces... —no terminó de hablar ya que la rubia estaba muy cerca de ella.

—¿Sí... ? —preguntó fingiendo inocencia y tomando la mano de la morena. Poché quería concentrarse, pero el perfume de Daniela la confundía.

—Eh... bueno... conoces a... —dejó de hablar cuando escuchó un carraspeo a su espalda, casi de inmediato Karla se apartó de Poché con los ojos abiertos.

—Daniela —la rubia dijo su nombre como si se tratara de una profesora, Poché volvió a verla y allí estaba la chica de la cual estaba enamorada.

Daniela vestía su uniforme de porrista, sólo que llevaba el cabello suelto y cruzaba los brazos. Sus ojos avellana parecían cuchillas sobre la joven niña rubia.

Poché no pensó, quería quitar esa expresión de enojo del rostro de Daniela. Pero al verla no pudo evitar formar una sonrisa de amor hacia su chica.

—Daniela —dijo con una voz dulce logrando captar la atención de esta, que hace tan solo unos segundos estaba mirando a la niña que temblaba de pies a cabeza.

Daniela relajó su rostro, pero siguió con el fuego en sus ojos. Observó a Poché con una actitud irritada.

—Con que hablando con las de primero, ¿uh? —preguntó en un tono amargo, Poché asintió con la cabeza, pero torció el cuello.

—Sí, estaba hablando con Karla —dijo mirando a la chica tras ella y le sonrió. La de primero fue tan descarada que le devolvió la sonrisa, aunque esta se borró al ver el rostro de Daniela.

—Yo... bueno, quería decirte que Manuela te busca. Quiere verte en las duchas, ella es amiga de mi hermana y me pidió el favor —dijo evitando mirar los ojos furiosos de Daniela mientras observaba a Poché—. Sólo quería decirte eso, nada más. —dijo lo último mirando a Daniela antes de despedirse e irse por el pasillo.

—¿Qué le habrá pasado? Parecía asustada —comentó Poché confundida por la actitud de la chica, luego pareció entender las palabras—. ¿Para qué querría verme Manu? ¿Por qué no te lo pidió a ti?

—Yo qué sé, estaba ocupada —dijo rodando los ojos, aunque volvió la atención a Poché—. ¿No que no te gustaban las bajitas? —preguntó en un tono cortante.

Poché frunció el ceño, intentando captar la insinuación, la chica había sido amable, pero ella prefería a las chicas como Daniela.

—No todas son malas —dijo pensativamente y luego sonrió—. Tu hermana es encantadora.

—¡Ja! Claro, supongo —dijo la castaña, apretando los dientes y actuando con la actitud diva que tanto caracterizaba a Mire.

—¿Estas enojada? —preguntó un poco divertida. Daniela río más fuerte y negó.

—Ya quisieras.

—¿Cómo te va con tu novio? —preguntó la ojioliva un poco disgustada ya que ayer los había visto juntos. No se habían besado, pero no estaba segura que duraría así por siempre.

—¿Sebas? Él está perfecto, estamos de maravilla —mintió descaradamente y luego alzó la barbilla mientras mostraba una sonrisa hipócrita—. Besa mucho mejor que tú.

Poché se tensó, pero sonrió con diversión.

—No parecías opinar eso la última vez —dijo logrando que Daniela pestañease, pero, pronto para su gusto, recuperó la arrogancia que la caracterizaba.

—¿Esos besos tontos? Pues sólo lo hice para saber cómo era besar a una chica, nada más y fue patético... —comenzó a callarse cuando Poché se acercó con los ojos aceituna en fuego, la sujetó de la cintura con su mano sana y la apoyó contra los casilleros. Al parecer era su posición favorita.

Daniela colocó las manos en su estómago, pero sin intentar apartarla.

—¿Ah sí? —dijo las ojioliva con un tono venenoso en sus palabras—. ¿No te gustaron?

—No me movió ni un pelo —afirmó sintiendo la respiración de Poché quemarle los labios—. Para nada, creo que incluso deberías besarme otra vez para demostrarte que no es así.

Poché entrecerró los ojos, pensándoselo. La miró con intensidad y Daniela se sonrojó.

Acercó el rostro y con su nariz acarició la de la castaña, también rozándola por la mandíbula y sus mejillas. Le dejaba un rastro de besos calientes por el rostro y luego fue hasta su oreja y la mordió con suavidad, logrando un gemido ahogado de Daniela.

—Poché... —dijo con la voz cargada de emoción y la morena río sobre su piel.

No la besó, siguió dándole pequeñas caricias en su rostro para luego juntar sus caras y apoyar su frente contra la suya, con sus labios prácticamente rozándose. Sus ojos estaban en los de Daniela. Se moría por besarla, pero prefirió sonreír cuando la castaña cerró los ojos, esperando el beso, y se separó de ella.

—Pues dile a tu novio que te bese, ya que él sí logra moverte, ¿verdad? —dijo burlonamente al ver como Daniela seguía apoyada de los casilleros, con los ojos cerrados.

Daniela abrió los ojos y observó a Poché, antes de que su rostro se tornara rojo y mirara a la chica con furia, apretaba los puños y Poché comenzó a reír.

—¡GARZÓN! —gritó enojada dispuesta a darle un puñetazo en la nariz y, antes de que pudiera, Poché salió corriendo mientras sus carcajadas sonaban por todo el pasillo.

————

Holi.

Se acabó el maratón. 🙃

3/3

Adeu :)

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