Capítulo 44

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Esta noche era el baile de invierno y, Poché, a pesar de tener un vestido, no quería ir.

Durante estos días, Daniela la había evitado e incluso fingía que la morena no existía.

Manuela le había regañado, pero Poché no entendía el por qué.

Al parecer, la latina también la evitaba y sólo la miraba desde lejos, con desaprobación.

Estaban en el pasillo. Laura a su lado le acariciaba la espalda y Hanna intentaba animarla.

—Vamos, Poché. Fue tu culpa —le dijo y Poché la miró con mala cara. Hanna se hizo hacia atrás—. Tú fuiste la que dijo que era mentira, que no la amabas.

—Cierto, Poché. Ella... ella puede que tuviera que decirte algo importante y tú le dijiste esa bomba —Laura, a pesar de estar consolándola, también le reprochaba su actitud.

—Ella seguro me iba a rechazar —soltó, apoyándose de los casilleros.

—No creo eso —comentó Kim, rascándose la cabeza.

—Yo tampoco —dijo Laura apoyándola, aunque comenzó a sonreír, cuando vio a su chica acercándose.

Manuela vestida con una blusa y unos jeans, al ver a Laura mostró una gran sonrisa y al acercarse las dos se saludaron con un beso en los labios. Manuela le hizo un cabeceó a Kim como saludo y luego miró con reproche a la morena. Poché se encogió ante esos ojos miel.

—Eres una gran idiota, rarita —soltó mientras Poché bufaba.

—No vengas tú también. Ella me iba a rechazar y no le iba a dar la satisfacción de hacerlo —se defendió, cruzándose de brazos, y Manuela la observó como si fuera idiota.

—¿Eres ciega? —preguntó un poco indignada y luego volteó a ver a su chica—. Amor, ¿tu amiga es tonta de nacimiento o qué? Ni que se hubiera caído de la cuna.

—Ella siempre ha sido así —Lucy se encogió de hombros mientras con sus manos entrelazaba los dedos con los de Manuela.

—Ya déjenme —intentó irse, pero, a los poco minutos, aquella chica de primero la llamó.

—Hola, Poché —la saludó con una sonrisa brillante y Poché apenas si se mostró feliz.

—Hola —se iba a ir cuando Karla la tomó de la mano—. ¿Quieres algo?

—Yo... bueno, después de todo, me preguntaba si tú... eh —estaba un poco nerviosa y parecía un tomate en estos momento.

Poché, un poco aburrida, vio que varias personas las miraban y parecían entretenidos.

—¿Tú necesitas...? —intentó ayudarla y la chica se sacudió un poco, para avisparse.

—Quería ver si ibas conmigo al baile de invierno —contestó un poco tímida, y todos observaron, esperando a que ella respondiera. Poché parpadeó.

—Bueno... yo... en realidad —se quedó en silencio al ver a Daniela cerca de ellas, con el ceño fruncido.

Sus labios estaban apretados y ahora todos miraban a las dos chicas, esperando el drama.

Poché no respondió, seguía mirando a Daniela. La pequeña de primer año ya se estaba desesperando y sacudió por el hombro a Poché, quien por fin salió del estupor y dejó los ojos azules.

—¿Vas conmigo, Poché? —le preguntó un poco preocupada, ya que allí estaba Daniela y no la miraba con buena cara.

—Yo... claro —respondió mirando otra vez a la castaña, quien abrió los labios y cerró los ojos, antes de darse la vuelta e irse por el pasillo.

Rivales | Caché Adaptación | Corrigiendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora