Capítulo 10

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Al fin era jueves, eso quería decir que faltaba un día para el viernes y pronto el tan anhelado fin de semana.

Poché se encontraba un poco más feliz, de alguna forma. Últimamente sentía que tenía una ventaja sobre la castaña, y era molestarla.

Seguía sin comprender por qué la castaña terminaba rabiando, pero cada vez que Poché le hablaba lindo a una chica o era muy coqueta con un chico, Daniela la miraba como si fuera a jalarla por los pelos.

Hoy en la mañana, en el laboratorio de biología, había sido alucinante pero no del todo, ya que terminó con un encéfalo de vaca en su cabello.

Ella tenía cómo compañera de mesa a Diana, única chica linda de su clase. Nunca habían hablado mucho pero hoy decidió ser muy encantadora con ella y, extrañamente, la chica le habló muy animadamente. Recuerda aun cuando dijo un comentario sobre sus ojos y la chica se sonrojó.

Poché se felicitaba interiormente. No sabía que tuviera algún talento para coquetear y menos con las chicas.

Miró divertida cómo toda la clase Daniela cortaba el encéfalo prácticamente clavando el cuchillo en la tabla mientras observaba a Diana, luego la fulminó con la mirada a ella y Poché prefirió mantenerse alejada.

Había sido el colmo cuando Diana, con más confianza, había dejado un beso en la comisura de los labios de Emily, al despedirse. Antes de que pudieran hacer algo, Poché sintió un objeto pegajoso en su cabello. Era un tentáculo del animal que acaban de disecar y Diana también tenía varios pedazos.

Daniela estaba riendo con sus amigas e hizo una cara de "Yo, yo no fui" tan falsa, que por esa razón Poché no le dijo sus cinco palabras. Pero igual seguía feliz, porque al salir y limpiarse, cuando volvió se encontró con que Diana estaba hablando con una amiga suya a lo lejos y Daniela debía de ser quien ayudara a la morena. Le pareció perfecto, duró una hora entera escuchando los insultos de la castaña cuando ella se equivocaba y también cómo rodaba sus ojos, sus hermosos ojos.

El problema era, que después de salir de aquella burbuja, cayó en cuenta de todo ¿Qué coño estaba haciendo?

No intentaba llamar la atención de ella, sólo que le gustaba fastidiar a Daniela porque era muy perra con sus amigas. Sí, sí, debía de ser la razón. O eso misma se dijo mientras iba al salón, para su sorpresa no encontró a ninguna de sus amigas ¿Donde podrían estar?   Intentó ir por los pasillos, buscándolas, y decidió ver al campo de fútbol. Las tres estaban allí, observando a los chicos entrenar y todos, incluso Sebastián, lucían muy bien con el uniforme azul y el casco. Laura comía unas papas de su bolsa mientras sus piernas estaban estiradas hacia adelante. Kim y Nora charlaban distraídamente de temas triviales.

—No sabia que iban a estar aquí —dijo sentándose junto a Nora y observándolas.

—Claro, se supone que hoy dan los resultados. Todas debemos estar aquí y ustedes, que son mis fieles amigas, también —dijo la pelirroja, encogiendo los hombros. Después se acercó un poco más, susurrando—. Además, creo que tengo un flechazo por el defensa.

Se refería al chico de cabello castaño y ojos café, ese era Robert. Poché aún lo recordaba, ya que fue él quien una vez el año pasado le tomó una foto cuando estaba bañada en pintura, obviamente por una broma de Daniela.

—¿Robert? Es un idiota —afirmó y la chica hizo una mueca.

—Tu también te fijas en la castaña idiota y yo no te digo nada. Gustos son gustos, querida —dijo cruzándose de brazos y mirando divertida a su amiga, que tenía un rubor delatándola en las mejillas.

—Yo no me he fijado en nadie —rebatió Poché, muy a la defensiva, y Kim se rió en su cara.

—Oh, para nada: Chica- babeo-por-la-castaña-en-uniforme. Lo dejaste bien claro —robó una papa de la bolsa de Laura y esta se quejó.

Rivales | Caché Adaptación | Corrigiendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora