Rivales | Caché Adaptación | Corrigiendo

Capítulo 37

Poché estaba vuelta loca.

Era fin de semana, y desde el miércoles no tenía noticias de Daniela. La chica llevaba todos esos días sin ir a la escuela. Cuando por fin agarró valentía para preguntarle a Manuela, se enteraron de que la castaña estaba enferma, al parecer había pescado un resfriado.

Sebastián ya había vuelto a la escuela, y Poché siempre intentaba evitarlo.

Pero hoy, sábado, había recibido una llamada de Juli en que la invitaba a ir de improviso a su casa para sorprender a Daniela y a Mire. La morena aceptó, aunque pudo notar una segunda intención en las acciones de Juli.

Tuvo un mal presentimiento al salir de la casa y, de alguna forma, se sentía ansiosa. Algo iba a ocurrir hoy, o eso era lo que pensaba, mientras caminaba hasta la casa de Daniela.

Llevaba una bolsa de galletas Chips que eran las favoritas de Mire, también tenía la excusa de que la profesora de química le había enviado la tarea a la castaña junto con ella. La morena aceptó gustosa el favor.

Se había vestido con unos jeans oscuros, una camiseta de tiras blanca y una casaca jean que siempre le había gustado y estaba cómoda como para no incomodarse con el yeso.

Lucía bien, o eso pensaba, y al llegar a la puerta suspiró varias veces antes de tocar. Miró extrañada los carros en la entrada y abrió los ojos con horror.

Pero ya era tarde, una mujer de cabello castaño abrió la puerta, sus ojos eran de color marrón, y miraron a Poché con curiosidad.

—Hola. ¿Qué desea? —preguntó con una voz suave, notó los nervios de la chica de ojos aceituna.

—Buenas tardes, yo... bueno, soy compañera de Daniela y.... venía a traerle los deberes de química... y ehhhh... Juli también... ¿Está Juli? —preguntó muy nerviosa, ya suponía quién era la mujer por el gran parecido con las chicas o al menos en las expresiones.

—Claro, pasa querida, ya le aviso a Juli —dijo haciéndose a un lado para que entrara, examinando a Poché con extrañeza, como si intentara reconocerla.

Poché entró y quedó en la entrada con la mujer que seguía viéndola, era muy hermosa y enseguida que sus ojos se encontraron, ella le sonrió.

—Un gusto mi nombre es Mafe y tú debes ser... —preguntó extendiendo una mano que Poché estrechó.

—El placer es mío. Me llamo...

—¡Cuñis! —gritó Juli desde la cocina mientras la saludaba, su rostro estaba cubierto de harina.

Se escucharon unos pasos apresurados desde la sala y apareció Mire, sosteniendo el mando del Play, sus ojos brillaron al ver a la morena y salió corriendo para abrazarle.

—¡Nuggets! —dijo alegre mientras Poché se inclinaba y la cargaba en sus brazos, la niña le rodeó el cuello y se abrazó a ella.

Luego más ruidos desde el cuarto de arriba y al inicio de la escalera apareció una muy desarreglada Daniela, que parecía haber pegado una carrera, llevaba el pijama con su cabello revuelto y las mejillas rojas del cansancio.

—¡Poché! —dijo sorprendida y sus ojos se abrieron al verla junto a su mamá, no dijo nada.

—Wow, parece que ya todos te conocen menos yo —dijo Mafe alegremente mientras veía divertida a sus tres hijas. Luego quedó seria, procesando lo que acababa de escuchar, hasta que abrió los ojos y sonrió abiertamente—. ¿Tú eres Poché?

—Eh... sí. Es un gusto —dijo sonriendo tímidamente, parecía saber de ella.

—Oh querida, al fin...