Capítulo 16

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Otro mes va y viene, el caso es que había sido un mes muy agitado, y Sebastián realmente la tenía agarrada con ella. La molestaba todo el tiempo. Le tumbaba los libros, le escondía la mochila e incluso, a veces le quitaba el almuerzo.

Poché tenía que aguantárselo y rechinar los dientes, más aún cuando lo veía besar con pasión a Daniela en medio del pasillo. Aún no comprendía cómo no le daba un golpe en la nariz. Sí, así de violenta se había puesto Poché.

Manuela y Daniela de vez en cuando las atacaban a ella y a sus amigas, pero estaban concentradas en los exámenes. Por eso Sebastián y Brad las estaban relevando, para hacerle la vida imposible a la morena.

Lo único era que ahora siempre encontraba a la castaña mirándola. Poché siempre quería mirarla así que no era su culpa, pero se impresionaba al ver cómo sus ojos se encontraban y la castaña apartaba la mirada.

—¿Por qué siempre terminan en mi casillero, cuando incluso es uno diferente? —preguntó apretando los puños y los dientes.

Observaba a la pareja besarse ardientemente, apoyados sobre un casillero. Su puto casillero. Poché pronto estaría lanzando fuego por la boca.

—Tal vez Noel quiera hacerte enojar —dijo Kim intentando no observar con asco la escena, se percató de la mirada dolida y enojada de su amiga, y colocó una mano en su hombro—. Recuerda que es una perra. En verdad lo es.

Poché no respondió, clavó sus ojos en Sebastián, deseando con todas sus ganas ahorcarlo hasta que dejara de respirar.

Laura y Kim se despidieron de ella, un poco preocupadas. Poché quería parecer bien, pero en serio le dolía mucho.

Fue hasta donde estaban ellos y se aclaró la garganta, para buscar su atención. Sebastián se separó de Daniela. La chica tenía el cabello revuelto y los labios hinchados a besos, y ambos la observaron.

—Mi casillero —dijo refiriéndose a la puerta donde estaban apoyados.

Sebastián simplemente la corrió a un lado mientras volvía a atacar los labios de Daniela, Poché apretó los puños. Abrió su casillero, escuchando los suspiros y besos de la pareja. Sebastián recorría el cuello de Daniela con sus labios, pero ella no parecía notarlo, estaba mirando a Poché.

Al cerrar la puerta, se encontró con unos ojos avellana y Daniela le dio un guiño, antes de volver a agarrar el rostro de su novio y besarlo. Poché ahora quería devolver el desayuno. Era increíblemente repugnante.

Los observó un rato, intentando parecer superior. Sebastián, fastidiado, se separó de los labios de su novia y observó a la morena con disgusto.

—¿Qué leches quieres?

—No creo que sea correcto besarse en los pasillos, hay una regla —dijo metiendo las manos en los bolsillos de su jeans, debía aparentar tranquilidad.

—Pues yo hago lo que se me dé la jodida gana. Ahora, desaparece —respondió muy cortante el chico y volvió a besar a Daniela, pero los ojos de la chica, aún besando a su novio, estaban en Poché.

Poché no comprendió, pero al ver esos hermosos ojos avellana, no pudo evitar sonreír. Hizo una mueca graciosa, burlándose de Sebastián, y Daniela soltó una pequeña risa sobre los labios de su novio. A Poché le dio satisfacción y más al ver que su novio le cubrió los ojos a la rubia, para que Daniela no pudiese verla, y fulminó a Poché con la mirada. Ella decidió que era hora de irse.

Fue hasta la biblioteca esa tarde, esperaba poder estudiar para el examen, Sebastián había escondido sus apuntes y por eso iba retrasada.

Al llegar se encontró con una gran sorpresa. Allí, sentada en la misma silla de siempre, estaba Daniela. Sintió como que el corazón se le fuera a salir y sonrió.

Rivales | Caché Adaptación | Corrigiendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora