Daltonismo

13.8K 553 5
                                    

El daltonismo es una afección en la cual no se pueden ver los colores de manera normal. También se conoce como deficiencia de color. En el daltonismo generalmente la persona no puede distinguir entre ciertos colores. Con frecuencia no distinguen los verdes de los rojos y, a veces, los azules.

Los ojos son la puerta del alma es la frase más cliché que el mundo utiliza para romantizar los piropos acerca de estos. Los de ella no eran la puerta de su alma. Ileana era parte de una familia importante, hija de Ivan y Nicoleta nacida en Escocia junto a su hermano Nikolái, nunca entendió porque su familia era altamente reconocida pero al parecer siempre se codeaban de personas altamente importantes. Solo los tenia a ellos tres. Y ciertamente no sentía que necesitara a nadie más pues nunca le fue fácil hacer amigos.

Ileana tenia una deficiencia de nacimiento, sus ojos no le permitían distinguir colores, ni uno solo. Cuando era un bebé sus ojos maravillaban a todo el que se les ponía enfrente pues el color gris los atrapaba, fue con el tiempo que todos notaron que la pequeña niña no podía distinguir cuando le hablaban de rosa pálido, amarillo, lila, y era ahí cuando ella no respondía solo señalaba el bonito vestido que tenia una flor en la cintura o el de textura picante en la falda. No era normal y su mamá cada vez se preocupaba más.

-Ivan, esto no puede seguir así.- Nicoleta no quería alterarse pero no le gustaba ver a su hija así. -Busqué en un libro de Mungo Bonham.- Hizo mención del fundador del Hospital de San Mungo. -Pero no mencionan nada acerca de lo que Ileana pueda tener.- Los ojos avellanados de Nicoleta demostraban tristeza, la mujer de unos 1.68 mts., tenia el cabello castaño debajo de la cintura y los corsés que solía ocupar hacían que se viera esbelta y su figura hacia verla refinada, como la señora de sociedad que su madre había criado. Su esposo Ivan un hombre con el cabello negro azabache y sus ojos color miel habían ganado su atención desde que ambos estudiaban en el Colegio de Magia y Hechicería Hogwarts, el era parte de Slytherin y ella un claro ejemplo de lo que significa ser Ravenclaw pero sin perder las costumbres de una familia de sangre pura.

-No se que hacer, he investigado con otros magos, en una reunión pude hablar con Lucius Malfoy.- Un mago de sangre pura que se encontraba siempre en reuniones con la alta aristocracia.- E insistí mucho cuando mencioné hablar con Dumbledore.- Se encontraban en el despacho de él, una oficina con sus muebles de caoba blancos y llena de libros tan antiguos que llegaban a ser copias únicas en el mundo. Ivan recargó ambas manos en su escritorio mientras se encontraba de pie. No quería admitirlo pero al igual que su esposa tenía miedo, miedo de que la niña que le robo el corazón desde que la vio nacer no pudiera llevar una vida normal. -Parece que no le agrada mucho, pero no creo que haya mejor opción que él.-

-Quiero que Ileana tenga una vida normal, que pueda disfrutar lo mismo que nosotros.- Nicoleta caminó junto a su esposo, colocó su mano en el hombro de él y recibió un apretón de esta. Ambos morían de miedo.

*   *   *

Ileana y su hermano Nikolái se encontraban jugando en el cuarto del niño, la mayor parte del tiempo se la pasaban ahí pues era donde tenían los juguetes que a Ileana le gustaban. El chico se enamoro de su hermana desde el primer momento que piso su casa, al igual que su papá. La niña había llegado a darle tanto amor a la casa que todos velaban por ella, eran esos ojos grises que capturaron a cada uno de los miembros de esa casa.

-Niko.- La pequeña niña llamó a su hermano por el diminutivo que le había dado pues le era difícil pronunciar el nombre completo. -Quiero galletas ¿Crees que tarde mamá?- Nikolái tenia el mismo nombre de su mamá pues cuando quedó embarazada fue una gran sorpresa pues ella y su esposo creían que era imposible que se pudiera embarazar ya que en su época de estudiantes tuvo un inconveniente con un hechizo que fue lanzado y rebotó en ella por el que llegó hasta el Hospital San Mungo un par de semanas antes de poder salir recuperada pero con un par de secuelas que ningún sanador podía diagnosticar.

-Creo que aun no llega cielo.- El chico tantas veces oyó a su mamá llamarla así que se le quedó el mote y ahora básicamente era el único que la llamaba así. Los ojos de la chica eran lo que más la caracterizaban pero entre su familia era la que tenia el cabello castaño más claro, su piel podía verse lechosa como la de su papá pero otras veces adquiría una tonalidad dorada, lo que Nikolái no notaba es que ella era su copia exacta. Niko era dos años más grande que su hermana de cinco años y de no ser por los ojos podían pasar como gemelos.

La puerta de abajo se abrió y desde el cuarto donde los niños estaban podían escuchar la conversación de sus padres que iban llegando.

-Ivan, nadie tiene solución.- La voz desesperada de Nicoleta llamó la atención del chico, podía ser un niño pero sabia que sus padres hablaban de su hermana, de la niña que tenia enfrente y el único color que veía era el mismo del que eran sus ojos. -Ni siquiera el gran Albus Dumbledore sabe que podemos hacer.- La voz se le empezaba a quebrar, la mujer sabia que su hija no tendría una vida normal.

-Nicoleta, no tiene caso alterarnos.- Ivan trataba de que por lo menos uno tuviese la cabeza fría.

-Es mi bebé Ivan.- Las lagrimas que había estado conteniendo todo este tiempo de búsqueda de ayuda por fin salieron. -Es mi niña.- Ambos padres estaban fundidos en un abrazo y con las lagrimas saliendo poco a poco.

-Niko.- El niño se había parado junto a la puerta de la habitación en el momento que oyó a su mamá desesperada, su hermana se encontraba ahora a su lado -¿Qué pasa?- Sabía que no podía caerse como sus papás, por lo menos no frente a su hermana.

-Nada cielo, solo venia a cerrar la puerta para seguir jugando.- Y le dedico una sonrisa, una de esas que sabía que la tranquilizaría.

-¿Y si la llevamos con un médico?- Las palabras de Nicoleta llamaron la atención de su esposo.

-¿Qué estas diciendo?- Lo invadía la confusión ante la idea que su esposa estaba teniendo. -Son muggles, no podemos, ¿Te estas oyendo?- No era tan estricto, nunca fue tan despectivo con las personas sin magia, no le importaban en general aunque su familia lo crio con la mentalidad de sangre pura y uno par de sus tíos fueran mortifagos.

-Ivan, ellos son seres muy curiosos, no tienen magia para curar muchos aspectos de si mismos y siempre buscan un porque.- Al principio la idea sonaba muy descabellada pero la forma en que su esposa argumentaba hacia que no fuera tan mala idea. -Podemos consultar uno sin mencionar nada acerca de nosotros ni de la magia y si quieren indagar más allá retiramos esta opción.- Se encontraba cara a cara con su esposo intentando convencerlo. -Hay que hacer todo lo posible por ella. Ella lo merece.- Él lo estaba pensando, en verdad lo hacía.

-Nicoleta, esto sería traición a la sangre.- Ambos sabían lo grave que era. -Mi familia, tus padres ¿Qué podemos hacer ante esto?-

-Vámonos.- Cada cosa que salía de la boca de la mujer sonaba descabellada, pero al mismo tiempo como lo más sensato. -Podemos irnos a un país lejos, salir de Escocia y volvernos una nueva familia.- La desesperación en los ojos de su esposa no le permitía decir que no pero él también quería que su hija tuviera el mundo a sus pies y el se lo iba a dar.

-Bucarest.- Soltó sin pensarlo más. -Dos semanas y ahí estaremos.-

Sabían lo que significaba y a este punto no se iban a detener.

DALTONISMO ; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora