Capítulo 20

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El día está hermoso, la luz solar entra por las ventanas alumbrando la casa, aunque estén algunas luces apagadas.

El viaje fue increíble, estar la última noche con Noah fue lo mejor, esos juego que nunca pensé que admitiría que me gustaron jugarlos. Quién iba a pensar que iba a estar cantando en el medio del bosque.

Morgan me atacó con preguntas cuando volvimos, todas esas incluían el nombre Noah Flecher.

Ya van dos días que volvimos del viaje y hoy vuelvo a salir. Hay que aprovechar el día ya que está más soleado que otras veces.

Me terminó de preparar y bajo a la sala donde esta mi madre en uno de los sillones mirando la televisión.

—¿Para donde vas? —pregunta sin despegar su mirada del televisor.

—Ya te había dicho que hoy iba a la playa —le recuerdo.

—Oh, cierto —asiente con la cabeza.

Hace unas palmadas al lado de ella indicando que me valla a sentar. Le hago caso mientras espero que me pasen a buscar.

—¿Llevas todo lo necesario, Summer? —pregunta mirándome de reojo.

—Si, mamá.

—¿Hasta protección, por las dudas? —su pregunta me deja en shock.

—Mamá —susurro mirando mis pies.

Nunca va a dejar de ser vergonzoso hablar de estos temas con mi madre. Bueno a cualquier hija le da vergüenza hablarle con su madre.
Yo suelo contarle algunas cosas, pero suele hacer comentarios que una hija no está lista. No está lista para aceptar que esas palabras salen de la boca de su mamá.

—¡Oh vamos!, hija —bufa—. No sólo me tengo que preocupar por algunas cosas, esto es importante y si no llevas te voy a dar —vuelve la mirada al televisor y empieza a cambiar de canales—. Tengo derecho a preocuparme si mi hija puede quedar embarazada o no.

—No voy hacer nada de eso que estás pensando —aclaro, aunque no estoy muy segura de mi respuesta—, pero si al llevar te quedas tranquila, está bien.

—Te iba a dar de todos modos, siempre hay que tener más de uno.

—Ese dato está de más.

Mamá iba a seguir hablando pero el timbre de la casa la hace callar. Haciendo que su boca formara una sonrisa traviesa y se lo que se está imaginando.

—Mamá, no por favor —abro mis ojos como si estos estuvieran a punto de salirse y la señaló.

Su sonrisa pareciera que se agranda más y sale corriendo de la sala para dirigirse a la puerta principal.

—Carajo —me levanto y voy tras ella.

Apresuró el paso pero no sirve de nada porque ella ya está con la puerta abierta, mirando al responsable de hacerme correr.

Mi madre se lo queda mirando embobada. ¿Y quien no?, Muy pocas veces vez una belleza como él. Que todo sobre él se resuma a sexy.

—Hola señora Gómez —saluda él chico del otro lado de la entrada con una sonrisa.

—Empezaste mal, chico lindo —a mi mamá se le borra la sonrisa y me dan ganas de reír—. Primero el señora conmigo no va, llámame Minerva —lo señala con uno de sus dedos—, y segundo, ya no soy más Gómez.

—Perdone —el chico se rasca la nunca—, es un gusto conocerla Minerva.

—El gusto es mío —lo deja pasar y su sonrisa macabra vuelve—. Recuérdeme a donde la vas a llevar a mi hija... Perdona, ¿Tu nombre es?.

No Siempre Es Lo Que Parece  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora