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"El día qué pasó lo de Colagusano"

P.O.V Sarah

Neville y yo, estábamos pasando un buen rato en la librería. Tratábamos de suponer que no había pasado nada con Buck Beack, pues a ambos nos dolía su posible y asegurada muerte.
Todo había sido culpa de Draco Malfoy, y el que pagó las consecuencias fue el pobre hipogrifo.
Era demasiado injusto, Lucius Malfoy era un hombre con mucho poder, y Hagrid, ¡Era Hagrid!.

-Neville..-murmure, mientras trataba de prestar atención al libro.-Deja de rondar de lado a lado! ¡Me pones nerviosa!-exclamé, mientras cerraba el libro que me había obsequiado.

Estoy 100% segura en que será por siempre el mejor regalo. Pertenecía a su madre, ella se lo regaló, y no le importó el dármelo.
Dijo que les había contado a sus padres de mi, que quizás en exceso, y que había mencionado más de una vez lo mucho que me gusta leer.
Y que cada vez que lo mencionaba, su padre con emoción le pasaba el principito. Hasta que en navidad, su madre le obsequió el libro.

Neville dijo que había recordado ver la llave (el dije), en uno de los joyeros de su madre. Una de las tantas cosas que estaban en las cajas del ático.

-Lo siento..-titubeó nervioso.-Es solo que..me siento muy mal.

Yo, tratando de no hablar del tema, me levante y actúe como si no supiera de que hablara. Supongo que es más fácil así, es triste pero no hay mucho por hacer.

-¿Ya se fue el resfriado?-Pregunte de manera ingenua, esperando que dijera otra cosa.

Cada vez me acercaba más a él, como si fuera por impulso. Una parte de mi, decía que retrocediera y que no lo arruinara otra vez. Pero la otra, ni siquiera pensaba, solo seguía acercándose.
Y Neville lo había notado, y sabía perfectamente que estaba igual que yo.

-Amm...yo..no-titubeó, mientras inclinaba su cabeza hacia mi-Digo..amm resfriado ya no estoy...

-No digas nada...-dije, mientras me acercaba más, y más y más a su rostro, a sus labios.

Estaban rozando, podía sentir sus labios rozar los míos, pero ambos teníamos miedo. Sentía su miedo, y sentía el mío, sin saber si cortar esos pocos milímetros. Lo hubiéramos hecho, de no haber sido por ese repentino sonido de una pila de libros caer.
Ambos dimos un brinco, por el susto, y nos abrazamos por el mismo.

Después de reaccionar que había sido, reímos nerviosamente, ignorando lo que iba a suceder minutos antes. Aunque por dentro, era como gritar con desesperación, ansias y felicidad. Era una broma de emociones.

-Sarah...-habló Neville, por los notorios nervios supuse que diría, y quería evitarlo. Pero me conocía tan bien, que ni siquiera me dejó hablar.-Oh no, no lo harás de nuevo!-exclamó.
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P.O.V Neville

No iba a dejar que volviera a evadir el tema, era algo de lo que teníamos que hablar.

-Pero..yo..Neville!-titubeó, mientras retrocedía de espalda hacia la mesa-Amm...bueno..-retrocedió tanto que sin darse cuenta chocó, y quedó casi sentada en ella.-Oh!

-Es confuso-dije al fin, sin reír nerviosamente como ella lo hizo. Así que eso, borro su sonrisa.-Muy confuso, y no..no es justo.-Hable firmemente, y quizás un poco enojado.

'¿Realmente estás enojado?-pensé, mientras externamente me mantenía con una expresión seria.

Todo es confuso. Es todo dulce, me necesita, me quiere, y toda la cosa. Pero de la nada, es cruel, fría y me quiere alejar para evitar conversaciones.
Simplemente no lo entiendo.

Este amor aturde como mandragora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora