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Omnisciente P.O.V

El par de chicos al fin llego a casa. Estaban agitados, cansados, empapados y con frío, pero al menos habían conseguido una gota de suerte: la abuela aún no estaba en casa.

Quizás estaría paseando por el pueblo, en alguna casa de alguna amiga, o quizás dio una visita a algún familiar, no lo sabían, y tampoco se dieron el tiempo de pensarlo.

Tenían un plan: Sarah se daría una ducha con agua caliente para evitar algún resfriado, después de ella, seguiría Neville. Quien debería salir del baño cuando Sarah ya esté vestida, nuevamente.
Meterían a lavar la ropa y se excusarían en algo, si es que ella se daba cuenta de las prendas mojadas.

Sarah estaba eligiendo algún atuendo que fuera similar a él que traía puesto antes, así quizás pasaría desapercibida. Se vistió, y comenzó a levantar el desorden que dejó con su ropa, cuando...se escuchó alguien entrar al piso de abajo: la abuela había llegado.

Segundos después, Neville entró corriendo, con un par de toallas cubriéndole el cuerpo y con el puño de ropa mojada que habían dejado en el baño.
Estaban en apuros.

-No te has vestido...-susurro Sarah, quien cerraba la puerta cuidadosamente.

-Neville! Sarah!-gritó la abuela desde el piso de abajo.-¿Están ahí?

-No...¿en que momento lo haría?-susurro Neville como respuesta. El pobre chico estaba vuelto loco, se llevaría un gran regaño. Sarah estaba apunto de sugerir decirle la verdad, así se ahorrarían toda esta situación, pero antes de que pudiera pronunciar si quiera un sonido, Neville interrumpió.-No haremos eso, me culpará y no me dejará ir a tu casa. 

-De acuerdo, vístete rápido, y en silencio. Yo estaré...por ahí, sin voltear.-accedió lentamente mientras se alejaba de la puerta.

Neville estaba haciendo todo con el mayor cuidado posible, si llegara a caer haría un gran estruendo y les descubrirían. Tal vez no era la gran cosa, y para variar, ni siquiera era su culpa, pero, Augusta Longbottom era una mujer muy estricta, firme y sin duda alguna, no era definición de "una persona comprensiva". Terminaría pasando lo que dijo Neville: le culparía y no solo eso, tendría que decirle adiós a la idea de ir a casa de Sarah.

Mientras la chica se sentía incómoda, tratando de mantener su mente en cualquier otra cosa, incluso en sus padres, estaba hurgando entre los cajones de Neville, haciendo el menor ruido posible.
Y el chico, se vestía a gran velocidad con lo primero que encontrara, mientras pensaba en...
¿Porque Hannah haría eso? Sarah se molestó antes de terminar rociada por el agua, ¿porque estaba de mal humor? ¿Estaba celosa?

Y Sarah pensaba en esas deliciosas gomitas de las que no quería soltarse.
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P.O.V Sarah

Habíamos conseguido exitosamente que la abuela no nos descubriera, hizo preguntas, si, pero según Neville, está más relajada porque confía en mi.

Trato de ver la hora en mi pequeño reloj, pero esta muy oscuro, y no puedo prender la luz ya que Neville está dormido. O no.

-¿Que sucede?-preguntó con voz adormecida. Y yo doy un brinco del susto, ya que me tomo por sorpresa.-Lo siento.-Se disculpa con una risilla.

-No puedo dormir...-digo tímidamente. Mientras me siento en el colchón que está en el piso, posando la cabeza en la cama de Neville.-Trataba de ver qué hora es, pero, está oscuro.

Neville se levanta con lentitud, al parecer está más dormido que despierto. Y contengo una risa por lo gracioso que se ve.
Él se dirige a uno de los cajones y saca una pequeña linterna, extiendo su mano hacia mí después de sentarse a mi lado, y yo le doy mi reloj.
3:55 a.m, si que el insomnio me ha llegado con toda la fuerza posible. Acostumbro dormirme temprano, eso debe explicar el dolor de cabeza.

Este amor aturde como mandragora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora