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P.O.V Draco

La chica Bell y su molesta madre habían venido a cenar. Y debía ser amable con ellas, a pesar de que la tinta chica traidora a la sangre me había golpeado recientemente.
Por alguna razón, no quise comentárselo a mis padres, en especial, a mi padre.

Estábamos sentados en la sala de estar, y nuestros padres charlaban y chalaban. Al parecer, no era el único fastidiado.
La chica Bell se veía irritada, y no era la única.
Aunque me parecía gracioso ver las caras que ponía cada que nuestros padres hablaban de los muggles o los sangre sucias. Cada vez que se levantaba un poco con brusquedad, su madre le sonreía con sacaremos, supongo que era para que callara.

-¿Y como ha estado en calificaciones Sarah?-preguntó mi madre-Este año tuvieron más clases.

-Terrible!-Exclamó su madre.-Apenas y obtuvo reconocimiento de el tercer lugar en su clase, esperaba más de ella.-Murmuró, mientras Sarah sonreía, se le veía enojada-Me imagino que Draco fue el mejor de la clase, ¿no? Siempre ha sido un muchacho inteligente.

-No, madre-habló Sarah, sabía a donde iba-En realidad, otra alumna lo consiguió. Es Hermione Granger, y nos superó, otra vez.-Hablo bebiendo de la copa que tenía en la mesa. (A nosotros nos dieron ponche)

-¿Granger? No había escuchado de ese apellido-Dijo su madre. Nerviosa por cómo lo había dicho su imprudente y grosera hija.

-Es una sangre sucia, señora Bell-exclame-Invadiendo y estorbando-dije, con la clara intención de alterar a su hija, que estaba apunto de explotar-Debería cuidar la compañía de su hija.

-Seguro que si, Draco.-Respondió su madre, mirando amenzante a su hija-De eso me encargaré yo.

Hubo un silencio incomodo unos segundos. Y yo estaba tan divertido con el odio con el que Sarah me veía.

-Bien!-Exclamó mi madre poniéndose de pie-¿Porque no le muestras a Sarah...la mansión o los jardines? Vamos, vamos.

-Si, tenemos..asuntos de los cuales hablar-Siguió mi padre.

Tanto Sarah, como yo, estábamos disgustados por eso. Pero no nos quedo de otra.

-Sígueme..-me dirigí a la chica, avanzando hacia las escaleras.

Comenzamos a avanzar en silencio, no la llevaría a mi habitación, o estaría de entrometida en mis cosas personales. Así que, la lleve a un salón en el tercer piso. Había sillones, un piano y un pequeño librero. Pero lo que resaltaba, era el arte que había comprado mi padre.
Con suerte, se entretendría mirando los cuadros y no tendríamos que hablar.

-¿De que crees que vayan a hablar?-preguntó acercándose más a mi. La ignoré-Oye! Maldito arrogante, estoy hablándote.

-De arrogante no te quedas atrás-Respondí. Deteniéndome en seco frente a la puerta.-Aquí pasaremos el rato.

Al abrir la puerta, quedó boquiabierta con lo lindo que se veía. Y no la culpo, aún sigo sintiendo el estómago revuelto con el salón. Era muy lindo.
Cuando entro, la cerré. Lo que hizo que me mirará confundida.

-¿Me torturaras o algo?-preguntó sarcástica.

-Si tuviera mi varita cerca..-hable entre dientes. Me miro ofendida, pero con cierta diversión mientras veía las pinturas-Era un chiste, Bell.

-¿Siempre eres tan frío, Malfoy?-Preguntó, sin mirarme.

-¿Siempre eres tan aburrida y correcta, Bell?-Exclame, mientras me acercaba a ella-Es de mis salones favoritos.

-Ya veo el porque-murmuró.

Ambos veíamos una obra en especifico.
En especial ella, ella la observaba detenidamente. De Brazos cruzados, con los ojos iluminados y con las pupilas dilatadas.

Este amor aturde como mandragora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora