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Viernes 13 de diciembre de 1993

P.O.V Sarah

Estamos desayunando, en el gran comedor del nuevo hogar. Mamá habla de cientos de cosas, cosas que quiere hacer para la casa, y claro, en qué cosas debía mejorar.
Hablaba de buscar quizás empleados para la casa, y que sería buena idea darles uso a las habitaciones. Que quizás si tuviera amigos, podría invitarles.

-Pero claro!-exclamó, levantando la mirada hacia mi. Que estaba encabezando el otro extremo de la gran mesa.-Siempre sola. ¿Eres de esas chicas desagradables o algo por el estilo?

-Bueno, cada día me parezco más a ti...así que supongo que lo soy, madre-Respondí, levantando la taza de té y fingiendo que brindaba por ello.

-¿Fuiste a casa de los Malfoy?-preguntó, ignorando mi acción anterior.

-No-Respondí secamente.

En cuanto respondí, mi madre se puso roja del coraje. Salto de su asiento, y golpeó la mesa.
La miré, sonriendo para molestarla. Aunque por dentro, tenía miedo, y claro, confusión.
¿Porque está sorpresiva reacción? ¿Estará relacionada de alguna manera con ellos?
¿Por eso Draco Malfoy sabía cosas sobre mi?

-Te dije, CLARAMENTE que fueras a todas las casas de magos.-Exclamó, caminando molesta hacia mi.-Debía presentarte ayer, así hoy darías buena impresión. Estúpida chica, ahora te presentaras por primera vez.

La confusión creció. ¿Que significa todo esto?
Parece importarle demasiado esa familia, y por lo que he oído, tienen mala reputación.
Se dice que Lucius Malfoy fue fiel partidario de quien-no-debe-ser-nombrado. Mis padres se salvaron de una reputación igual, pero también son raros.

-Iremos hoy, a cenar. Narcisa Malfoy y yo, éramos y somos viejas amigas. Y más te vale comportarte!-Señaló.-Toma, irás al pueblo a comparte un lindo vestido. ¡Lindo y elegante! Sarah.

Sin decir nada, lo tome. Y luego, antes de salir por el lado de la cocina (para ir en busca de Flanky) me detuvo.

-No, querida-exclamó-Irás sola. Tiene deberes por hacer aquí, y más te vale no perderte.

-Si, madre.-Respondí, sonriéndole maliciosamente.

-Te lo advierto, Sarah!-Exclamó, antes de salir.

Mientras iba camino al pueblo, me encontré con Ron, Fred y George. Estaban jugando a algo, aventaban cosas por el jardín.

-Sarah!-Exclamó Ron, sonriendo.

Me acerqué a su hogar, le llamaban "la madriguera".
Me encantaba su casa.

-Hola!-Exclame-¿Que hacen chicos?

-¿Que hacemos?-dijeron a la vez los gemelos.-Lo averiguarás algún día.

Ron les hizo un gesto. Y supongo que con mirarse, se dijeron entre ellos que aún no me dijera. No tenía mucho tiempo, así que me despedí y traté de irme.

-No, espera Bell!-me detuvo un gemelo tomándome del brazo izquierdo

-Hacía allá, no está tu casa-Dijo el otro, tomándome por el brazo derecho

-Iré al pueblo-Respondí-Y deberían soltarme si no quieren perder sus brazos!

-Vaya-Exclamó alguno de los dos

-Tiene carácter-Dijo el otro

-Te acompañaremos-dijeron a la vez

-Si van a estar conmigo, quiero saber quien es Fred y quien es George-Exclame, soltándome de su agarra. Y avanzando.

Este amor aturde como mandragora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora