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El baile de Navidad

El baile de Navidad

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Omnisciente P.O.V

Neville volvía de un ánimo notoriamente malo, y sus amigos, quienes le esperaban, lo notaron.
Ni siquiera se molestaron en preguntar "qué había pasado", si no, y más bien, preguntar "¿Cómo te encuentras?" A lo que él simplemente logró asentir con la cabeza, siguió bailando, aprovechando el momento. Se había jurado así mismo que esa, sería su noche; debía cumplir con su promesa, aún sin dejar de pensar en Sarah, quien tardó mucho más de lo aproximado en volver. Claro, ella venía con Cedric, pero no bailaron más.

P.O.V Sarah

Ahora todo debía estar bien, con Cedric al menos. Lo digo porque, me parece extraño el que Neville no se acercará aún, digo, ¿no le parece extraño?
No importa, aún así, no lo abrumaría con todo esto. Hoy debe ser su noche, y lo es; prometio que lo sería y esta cumpliendo con eso, se ve muy divertido.

Me preguntó cómo Cedric pudo haber mantenido esa sonrisa siempre, a sabiendas de mis verdaderos sentimientos. Aún más por el hecho de que, después de lo que sucedió, no trate de alejarme de Neville, incluso fui más cercana a él, y parecía no importarle.

No pregunté cómo lo supo, y mucho menos sobre Cho Chang. ¿Que si estaba herida? Si, pero no interesa. Las cosas deben ser así.

Es como con mis padres. Ahora llego a entenderlos, extraña y locamente, lo hago. Ellos siempre tienen altibajos, o al menos el poco tiempo que les veo, y a pesar de todo, siguen juntos. Quizás las relaciones deban ser así, pero otras terminan pronto porque tienen la idea del "amor ideal". No lo sé, quizás solo trate de justificar el hecho de prefiero evitar el abandono antes que aceptar mis verdaderos sentimientos. No lo sé.

Domingo 22 de noviembre 1994
Aquel día en la enfermería...

P.O.V Neville

-Muy bien!-exclamó Sarah, quien venía entrando con una pijamada, un par de cobijas y dos libros en mano.-¿Con cual quieres empezar? Tengo..."El instituto" o...-dijo con énfasis, mientras le miraba serio. Yo quería que disfrutara su cumpleaños, no que se quedara aquí, cuidándome.-redoble de tambores, por favor!-exclamó escondiendo el otro libro, sabía que era...-nuestro aclamado libro "Orgullo y prejuicio".-espero una innovación de mi parte, cosa que solíamos hacer, y también, cosa que no hice.

-Deberías estar ayudando o alistándote para aquella fiesta.-dije con la voz más seria y firme que pude. Ella hizo un puchero, su berrinche.-No hagas eso, ve, y...-siguió insistiendo con esa mirada.-Oye no, no sigas...

-Déjame cuidarte.

Hubiera dicho que no, pero se que ella seguiría insistiendo y aún así lo haría.
Era mejor asentir, y dejar que lo hiciera.
Yo estaría mas que feliz, si, quizás con un poco de culpa por la manera en la que esta pasando
el primer cumpleaños que parece ponerla feliz en mucho tiempo.
El año pasado estaba triste, más callada que de costumbre, como si solo quisiera que
este día pasara; pero hoy parece gustarle.

Este amor aturde como mandragora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora