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Miércoles 6 de octubre de 1994
P.O.V Neville

Sentía mi respiración agitada, el corazón palpitando más de lo normal, y con los gritos de Sarah, apenas y escuchaba mi trote apresurado por llegar a pociones.

-Corre, corre!-volvió a gritar, girando para mirarme. Dando un giro al siguiente pasillo y ya estaríamos fuera de el aula, pero desafortunadamente Sarah chico con alguien, de nuevo.-Lo siento, lo siento.-murmuró apresuradamente, juntando con rapidez los libros del chico. Era Cedric.-Oh, hola.

-Si se dirigían a clase de Snape, les recomendaría inventar una buena excusa.-comentó, levantándose y pasándole el último libro.-Esta de pésimo humor, acabo de charlar con él. Y si quieren mi opinión, mejor vuelvan por donde vinieron.

-Buena idea...-dije girándome en dirección contraria, pero alguien me tomo por la corbata antes de que pudiera huir.-Por favor, me odia!-supliqué.

-No lo harás.-dijo con firmeza Sarah.-Que mala influencia eres, Cedric. Ve lo qué haces.-exclamó señalándome a mi, quien hacía una pequeña rabieta para volver.

-Sabes que no hay castigos severos al no entrar a una clase, pero sin duda tendrán uno si llegan tarde, en especial con Snape.-aclaró, y yo asentí con la cabeza.-Ademas...-murmuró haciendo que al fin me soltara.-Quiero hablar contigo.

Hubo un silencio extraño, hasta que entendí que era porque yo no había dado la iniciativa de irme. No lo había entendido, pero ahora solo quería quedarme, así no pudiera hacer nada al respecto dijera lo que dijera. Supongo que únicamente por enterarme, aunque seguramente Sarah me lo terminaría contando.

-Oh, si, si.-murmure entre dientes, mientras retrocedía.-¿Te veo luego? Tenemos historia de la magia.-ella asintió nerviosa, no me despegaba el ojo de encima. Tenía tendencia a hacerlo cuando me quería cerca, por supuesto que me quería ahí.

P.O.V Sarah

Neville comenzó a retroceder, y posaba mi mirada nerviosa y ansiosa entre la mirada fija y decidida de Cedric, para después posarla en el chico qué pasó con paso se alejaba más, hasta que su silueta desvaneció doblando el pasillo.
Quizás como excusa, quizás realmente por los nervios y cierto miedo que me tenía al profesor Snape (o a la mayoría de profesores) no paraba de voltear hacia él aula de pociones.

-No saldrá.-reconfortó el chico, y al levantar la mirada me encontré con esos ojos grisáceos. Asentí lentamente, tratando de estar lo más alerta posible, al igual que lo más atenta con el.-Lo juro.

-Yo lo sé.-mentí. Lógicamente seguiría volteando, pero asunto terminado.-Solo...sólo dilo rápido, ¿bien? No acostumbro hacer esto, para nada.-dije con el corazón en la garganta. Por su parte, hubo una pequeña risilla, y le di un ligero golpe en el hombro como respuesta.

-Bien, bien.-murmuró después de una queja.-¿Que es todo esto, Sarah?-preguntó y fruncí el ceño, me tomó por sorpresa. Sabía a que se refería, pero si él no lo sabía, era seguro que yo menos.-Si, tú sabes...¿qué hay aquí?

-Dos personas...que se gustan.-titubee, aún con duda en mis palabras.-Cedric, tu eres mayor que yo. Definitivamente no lo sé.

-Estamos saliendo, supongo, aunque no salimos, pero si. ¿No?-y mi ceño fruncido se hizo más notorio, al igual que una risa nerviosa de mi parte.-Deberíamos estar juntos, ¿no lo crees?

-Lo creo.-dije con firmeza, así aún tuviera la duda clava en mi cabeza. Él sonrió, pero parecía inconforme con una respuesta tan sencilla. Bufé, y luego me acerque a él, captando su atención fija en mi.-Cedric Diggory...-dije con un tono dramático, parada de puntillas y manteniendo l equilibrio por sus manos en mi cintura.-¿Querrías...-me detuve confundida.-¿Que deberíamos ser?

Este amor aturde como mandragora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora