I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

♖𝟜♜

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¿A ϙᴜᴇ́ ᴇsᴛᴀ́s ᴇsᴘᴇʀᴀɴᴅᴏ﹐ Rᴏsᴇ﹖

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𝟷𝟿𝟼𝟼 (𝟷𝟾 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Rose se miraba en el espejo de su cuarto de baño mientras se colocaba una diadema azul para rematar su peinado para la ocasión. Pues ese día era un día especial, Rose se había graduado en el instituto y ya podía dar por concluidos sus estudios. 

Sus padres habían organizado una pequeña celebración en el jardín. Todos los invitados eran conocidos de sus padres, pues Rose no tenía ningún amigo. Su único amigo era su perro Benny. 

Rose dio una vuelta frente al espejo para comprobar el vuelo de su vestido. Sonrió al sentirse bella, no solía sentirse así a menudo. 

Tuvo una idea y salió corriendo del cuarto de baño para dirigirse a la habitación de sus padres. Comprobó que ninguna de las asistentas anduviese por la zona, pues, si la vieran, seguro que informarían a sus padres que había entrado a su dormitorio sin permiso. 

Rose caminó cautelosa hasta el cuarto de baño de la habitación y abrió uno de los cajones. El cajón donde sabía que Emma guardaba el maquillaje. 

Cogió un pintalabios rosado y lo destapó para comprobar el tono. Dudó durante varios segundos, pero acabó llevándose la barra cremosa a sus labios y dibujó el contorno de éstos. Al terminar, se dio cuenta de que se los había pintado de una forma asimétrica e irregular. Aunque, para ser la primera vez, no estaba tan mal. Por suerte, había elegido un color lo suficientemente claro como para que no se apreciasen las imperfecciones. 

Salió de la habitación y se dirigió al fin hacia el jardín. Donde todos la estaban esperando. 

En el momento en el que salió por la puerta, todos los presentes (en su mayoría, compañeros del trabajo de Jack) comenzaron a aplaudir. Rose sonrió tímidamente y agachó la cabeza avergonzada de ser el centro de atención. 

Jack se acercó a Rose con dos finas copas rellenas de un líquido amarillento y burbujeante y le ofreció una de éstas. Rose miró la copa sorprendida, no sabía lo que era, pero estaba segura de que aquello era alcohol. 

Jack y Emma no solían consumir bebidas alcohólicas. Rose solo los había visto bebiendo en pocas ocasiones y, siempre, por motivo de alguna celebración. Es por eso que ella nunca había probado ninguna bebida de ese tipo, ni siquiera una simple cerveza. 

Pero Jack le guiñó un ojo e insistió en que la chica cogiera la copa. Era una ocasión especial y algún día tendría que llegar la primera vez que probara una bebida de ese tipo. La celebración de que había terminado sus estudios, era un buen motivo. Rose asintió y cogió la delicada copa con cuidado. 

Jack soltó una leve risa y todos los presentes alzaron sus respectivas copas. 

    —Gracias por venir a esta pequeña celebración tan especial —comenzó a decir Jack en voz alta—. Mi pequeña Rose ya no es tan pequeña… Está creciendo mucho más rápido de lo que puedo asimilar y, aunque me gustaría despertarme y que volviese a tener diez años… Sé que eso no va a pasar. —Se giró hacia ella y colocó su mano en la espalda de la chica— Te me has hecho mayor, Rose. Y, aunque siempre serás la niña de mis ojos… es hora de dejarte volar. Tu vida como adulta recién va a comenzar y estoy seguro de que te depara cosas maravillosas. —Acarició su mejilla con ternura— Una chica tan perfecta como tú, se merece una vida perfecta. —Se giró hacia los presentes— Por la nueva vida de mi hija. —Alzó la copa en alto— ¡Por Rose!