I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

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Aʜᴏʀᴀ ᴠᴏʟᴠᴇᴍᴏs ᴀ ᴇsᴛᴀʀ ᴊᴜɴᴛᴀs﹐ Bᴇᴛʜ

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𝟷𝟿𝟼𝟼 (𝟷𝟾 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Rose entró en una cafetería con inseguridad. Jamás había estado ahí y no estaba segura de a dónde dirigirse. Se quitó las gafas de sol y caminó hacia el mostrador para pensar qué podía pedir. 

    —¿Rose? —escuchó decir a una voz masculina. 

La mencionada se dio la vuelta y buscó quién la había llamado. La única persona que la miraba era un chico de ojos azules, nariz fina y sonrisa perfecta. 

    —¿Harry Beltik? —El chico asintió rápidamente y le ofreció sitio en la mesa donde estaba. 

Rose guardó sus gafas de sol en el pequeño bolso de mano que tenía y caminó hacia Harry para sentarse frente a él. 

    —Jesús… Sois idénticas —comentó el chico asombrado—. A diferencia de… 

    —El pelo. Lo sé —terminó la frase Rose. 

    —He tenido que tirar de algunos contactos pero te he conseguido una dirección y un número de teléfono. 

El chico extendió un papel y lo dejó en la mesa frente a Rose, ésta sonrió ampliamente y lo miró con ilusión. Luego, alzó la vista para mirar a los ojos a Harry, que no dejaba de mirarla con una sonrisa. 

    —Muchas gracias, de verdad. No te imaginas cuántos años llevo soñando con este momento. 

    —¿Desde cuándo no la ves? 

    —¿Verla? Desde el campeonato de Las Vegas. ¿Hablar con ella? Desde los nueve años. —Harry la miró con un poco de lástima y compasión. 

    —Yo la conocí en el primer campeonato en el que participó. 

    —Lo sé, te ganó. Por eso te llamé a ti —respondió Rose con sinceridad—. Supuse que el primer campeonato en el que participó sería cerca de su casa… 

    —Supusiste bien —contestó el chico mientras asentía con una sonrisa amable.

    —Gracias de nuevo, Harry —dijo Rose mientras se ponía en pie. 

    —¿No quieres quedarte a tomar algo? 

    —No, quiero ir cuanto antes a buscar a mi hermana. 

    —Sabes que seguramente ella aún esté en México, ¿no? 

    —¿En México? —preguntó Rose confundida. 

    —¿No sabes que está compitiendo en México? —Rose negó con la cabeza— ¿Contra Borgov? —Rose frunció el ceño aún más confundida— ¿Seguro que no quieres quedarte un rato para que te hable de tu hermana?