I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

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Yᴀ ʟᴏ ᴠᴇʀᴇᴍᴏs﹐ Rᴏsᴇ

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𝟷𝟿𝟼𝟾 (𝟸𝟶 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Habían pasado varios meses desde que Rose se propuso hacer las paces con todas las personas que le rodeaban. Pero aún quedaban Benny y Beth por tachar de la lista. Harry le había dado varios consejos que podrían ayudar a la hora de conseguir que el primero la perdonara, aunque Rose tenía miedo de dar el paso, pues, si el chico rechazara sus disculpas, la hundiría por completo.

En cuanto a Beth, ni Rose ni Harry tenían la menor idea de qué hacer para arreglar la situación puesto que las cosas quedaron muy mal la última vez que estuvieron en contacto.

    —¡Rose! —gritó Harry desde el salón.

La mencionada rodó los ojos, no le hizo ni pizca de gracia que su compañero de piso la interrumpiera de su lectura, pero dejó su libro en la mesita de noche y se puso en pie para comprobar qué ocurría.

Harry estaba con las palmas de las manos apoyadas en la mesa del comedor y observaba fijamente un periódico abierto.

Rose se acercó a él y echó un vistazo a aquello que debía ser tan interesante como para que el chico no apartara la vista de él.

    —¿Beth está en Rusia? —preguntó Rose ligeramente sorprendida.

    —Y ha ganado en las primeras partidas.

Rose sonrió al escuchar eso y, tanto ella como Harry, se sorprendieron de esa reacción. Pero así era, Rose se alegraba de saber que Beth había conseguido llegar al campeonato que siempre tuvo como objetivo. A pesar de que no habían vuelto a hablar desde la última discusión que tuvieron, Beth era su hermana y siempre lo sería. Todo sentimiento negativo que Rose pudiese sentir por la pelirroja, había desaparecido por completo.

Rose caminó ilusionada hacia el teléfono y agarró el auricular mientras se sentaba en el sofá. Luego, marcó los números correspondientes y Harry la miró un poco confundido.

Después de varios tonos, el teléfono se descolgó al otro lado y Rose sonrió ampliamente.

    —¡Benny! —exclamó Rose.

    —¿Qué quieres, Rose?

Rose se mordió el labio inferior con nerviosismo, después de meses sin hablar, Benny seguía reconociendo su voz a través del altavoz y eso provocaba una sensación de mariposeo en su estómago.

    —¿Sabes que Beth está en Rusia? —Esperó unos segundos y no recibió respuesta por parte del chico— ¿Benny?

Los pitidos anunciando que el chico había colgado la llamada se hicieron presentes. Rose volvió a marcar el número, pero esta vez no respondió.

    —Tengo que ir a hablar con él —dijo Rose mientras se ponía en pie.

    —No creo que sea buena idea, Rose...

    —Quiero recuperar a una de las pocas personas con las que me he sentido bien siendo yo misma.

Harry apretó los labios y se acercó a Rose.

    —¿Recuerdas todo lo que te dije? —Rose asintió como respuesta.

    —¿Crees que así me perdonará? —Harry se encogió de hombros.