I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

♕𝟛𝟘♛

●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ғɪɴᴀʟ

●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●●

𝟷𝟿𝟾𝟹 (𝟹𝟻 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Rose estaba sentada en la mesa de su oficina. Bebía de su taza un café prácticamente frío debido a que, al estar centrada en leer el manuscrito que sostenía en sus manos, se había olvidado completamente de su existencia.

Alguien tocó a la puerta y, a los pocos segundos, se abrió.

    —Señorita Johnson.

    —¿Mhm? —preguntó Rose alzando la vista para mirar a la secretaria.

    —Está aquí la señorita Harmon —informó ella.

    —Que pase.

La secretaria asintió y salió del despacho dejando la puerta entreabierta.

Pasaron pocos segundos antes de que la puerta se volviera a abrir por completo y por ella entrara aquella pelirroja que parecía que viniera de un mismísimo desfile de moda, vestida con ropa colorida y llamativa.

    —No te hacía tan pronto por Nueva York —comentó Rose mientras se ponía en pie e iba a abrazar a su hermana.

    —Quiero saber cuánto le falta a mi libro para estar listo.

Rose le ofreció asiento a su hermana y volvió a su silla para después rebuscar papeles en uno de los cajones de su escritorio.

    —Falta decidir cómo quieres que sea la portada.

    —Ya tengo el título. —Rose la miró expectante por escucharlo— "Gambito de dama". —Rose puso una mueca de desaprobación— ¿Qué?

    —¿Estás segura de que es lo suficientemente llamativo?

    —Es perfecto.

    —Está bien, es tu libro… —dijo Rose mientras se apuntaba en un papel el título que Beth había propuesto— Y… ¿en cuanto a la portada? ¿Qué quieres que aparezca en ella?

    —Mi cara, por supuesto.

    —¿Quién iba a querer un libro con tu cara? —preguntó Rose con el ceño fruncido.

    —Todos los libros de ajedrecistas famosos tienen la foto de su cara en la portada.

    —Está bien. Te creo —contestó Rose encogiéndose de hombros—. El único libro de ajedrez que he leído es el de Benny y lo que me sorprende es que su cara no esté en todas las páginas.

Beth rio a carcajadas y le contagió la risa a Rose.

    —¿Os seguís viendo? —preguntó Beth mientras hacía un movimiento de cejas rápido.

    —Claro, casi todas las semanas —respondió Rose con naturalidad—. Vivo muy cerca de su apartamento. —Beth la miró con una sonrisa pícara y Rose frunció el ceño— ¿Qué? —Beth rio— Solo somos amigos.

    —Por supuesto —contestó Beth en un tono que daba a entender que, claramente, no la creía.

    —Tenemos sexo a veces —acabó confesando Rose rodando los ojos—, pero como amigos.

    —Claro —respondió Beth en el mismo tono que había utilizado anteriormente.

    —Piensa lo que quieras —concluyó Rose molesta—. Yo voy a seguir con lo mío, que tengo que acabar de leerme este manuscrito.