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Yᴏ ᴛᴀᴍʙɪᴇ́ɴ ᴛᴇ ϙᴜɪᴇʀᴏ﹐ Rᴏsᴇ
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𝟷𝟿𝟼𝟽 (𝟷𝟿 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)
Rose llevaba días sin apenas salir de su dormitorio. Trataba de aprovechar cuando Harry estaba fuera de casa o durmiendo, para salir a comer o utilizar el cuarto de baño. El chico había intentado hablar con Rose en numerosas ocasiones para arreglar la situación, pero la chica simplemente lo ignoraba.
Rose estaba leyendo por quinta vez consecutiva el último libro que se había comprado. Éste era una novela que, al parecer de Rose, tenía menos reconocimiento del que se merecía. Estaba segura de que dicha novela, algún día, se convertiría en un éxito y, por suerte, poco a poco iba consiguiendo más popularidad; pues la construcción de sus cuatro personajes femeninos protagonistas era excelente y la ambientación de mediados de 1800, resultaba muy interesante. Solo lamentaba que la escritora no pudiese ver el triunfo y éxito de su obra, pues ésta había fallecido demasiado joven, unos años después de publicar la novela.
Rose cerró la tapa del libro en cuanto escuchó la puerta de casa cerrándose, hacía una hora que se moría de hambre y, precisamente ese día, Harry se había retrasado a la hora de salir de casa para marcharse a la universidad.
La chica corrió de puntillas por el pasillo, pues había salido con tantas prisas que ni siquiera se había puesto zapatos y el frío tacto del suelo le resultaba completamente desagradable.
Llegó a la cocina. Harry había dejado café preparado, siempre lo hacía. La chica se sirvió la bebida en una taza y, luego, agarró una magdalena de la despensa.
Tuvo la fatídica idea de sumergir el pequeño bollo en el líquido marrón para después llevárselo a la boca. Apenas dio un mordisco, la magdalena comenzó a gotear todo el café que había absorbido, manchando tanto la barbilla de Rose, como el pijama, e incluso el suelo. Entonces tuvo la aún más nefasta idea de meterse todo el bollo en el interior de la boca. No podía respirar y apenas podía masticar, pero, por suerte, poco a poco podía ir separando pequeños trozos para poder tragarlos.
—Buenos días.
Rose se asustó tanto de escuchar una voz a sus espaldas que soltó la taza, haciendo que ésta se hiciera añicos contra el suelo. Además, comenzó a toser porque se había atragantado con la magdalena.
Le hubiese gustado poder acercarse al fregadero para servirse un vaso de agua y hacer que el bollo bajara con más facilidad por su tráquea, pero debido a que estaba descalza y había trozos rotos de la taza en el suelo, no podía hacerlo.
—No te muevas, Rose —escuchó la suave voz de Harry a sus espaldas—. No te vayas a cortar.
Notó unas manos agarrando su cintura y, segundos después, se encontraba sentada sobre la encimera. Vio cómo Harry caminaba con cuidado de no pisar los trozos esparcidos por el suelo y le alcanzó un vaso de agua.
Rose lo agradeció y sintió una sensación de alivio cuando notó que el bollo hacía su recorrido natural hacia el estómago.
Dejó el vaso sobre la superficie de la encimera y miró a Harry con una expresión seria. Éste estaba recogiendo la taza rota del suelo.
—Pensaba que te habías ido. He escuchado la puerta.
—Me había olvidado de las llaves, por suerte, me he dado cuenta antes de salir.
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I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕
Fanfiction¿Y si Beth no fue la única Harmon en sobrevivir al accidente de coche? ¿Y si Beth tuviese una hermana melliza? Rose y Beth eran iguales pero, a su vez, muy diferentes. La vida parecía sonreírle a Rose mientras que Beth tenía la peor de las suertes...