I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

♙𝟙𝟘♟

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Bᴜᴇɴᴀs ɴᴏᴄʜᴇs﹐ Rᴏsᴇ

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𝟷𝟿𝟼𝟽 (𝟷𝟿 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Rose se despertó desorientada, con la boca seca y un dolor de cabeza como si algo le estuviese aplastando las sienes. Sintió su estómago arder, todo comenzó a darle vueltas e incluso empezó a sudar debido a lo mal que se encontraba. Tuvo que rodar en el colchón rápidamente al notar algo que subía abrasando su esófago.

Después de eliminar todo el contenido de su estómago y dejar una gran mancha marrón en el suelo, se dio cuenta de que estaba desnuda. Se tapó los pechos con la sábana mientras ponía una mueca de desconcierto. No recordaba qué pasó la noche anterior. Giró la cabeza lentamente para inspeccionar el resto de la habitación que le quedaba por ver y se llevó las manos a la boca para ahogar un grito en cuanto vio a un muchacho tumbado a su lado. El chico dormía plácidamente y roncaba ligeramente con la boca ampliamente abierta.

Rose se tapó los ojos con las manos y los apretó con fuerza pretendiendo que esa acción le hiciese recordar algo de lo ocurrido. Pero nada logró venir a su mente. Recordaba a su hermana, recordaba a Benny, recordaba haber salido enfadada de la casa de éste, recordaba haber decidido entrar a un bar, recordaba haber bebido un chupito tras otro y... ahí terminaban los recuerdos.

Rose se destapó por completo e intentó levantarse del colchón suavemente para no despertar a su acompañante. Intentó esquivar el desastre que había originado ella misma en el suelo y, cuando estaba de pie en una esquina de la habitación, observó de nuevo la cama. Se preguntaba qué había pasado porque se negaba a asimilar lo más obvio. No había comprobado si el chico también estaba desnudo, pero podía apostar a que sí.

La chica comenzó a buscar su ropa por el suelo de la habitación. No parecía estar allí. Con sumo cuidado abrió una de las puertas que tenía el dormitorio. Su objetivo era escapar de allí, pero lo que se encontró fue un minúsculo cuarto de baño.

No le pareció mala opción tampoco y decidió entrar a éste cerrando la puerta tras ella con el mismo cuidado. Le aterraba la idea de que aquel que descansaba en la cama pudiese despertar y tuviese que entablar una conversación con él.

Rose encendió la luz tocando el interruptor con su dedo índice para poder ver en el interior, pues el cuarto de baño no tenía ventanas.

Había un pequeño espejo encima del lavabo. Se acercó a éste y se observó la cara. Pálida, ojerosa, con los labios blanquecinos, cortados y resecos.

Abrió el grifo permitiendo que apenas un fino hilo de agua saliera de éste, pues su máxima prioridad seguía siendo que el muchacho del dormitorio continuase dormido. Tras unos segundos manteniendo sus manos bajo el agua, se las llevó a la nuca para refrescarse. Al bajar la mirada se percató de algo que no había notado antes. Sangre reseca en la parte interior de sus muslos.

Separó las piernas para inspeccionarla bien y todas sus sospechas y temores se hicieron realidad. Rose había perdido la virginidad en esa cama, con un desconocido y, lo que era peor, ni siquiera lo recordaba.

Sintió ganas de llorar, pero no podía hacerlo. Se apoyó en la pared aterrada y comenzó a gimotear mientras algunas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Cogió por instinto el collar que colgaba de su cuello y acarició la rosa de plata que su padre le regaló en su quinceavo cumpleaños.