I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

♙𝟙𝟝♟

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Tᴇ ᴇᴄʜᴏ ᴅᴇ ᴍᴇɴᴏs﹐ Bᴇɴɴʏ

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𝟷𝟿𝟼𝟽 (𝟷𝟿 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Rose se despertó perezosamente, seguía sin querer abrir los ojos, pero notaba el tacto de una cálida piel bajo su mano derecha. Aún con los ojos cerrados, deslizó la mano por el torso del chico para memorizar cada detalle de éste. Por la respiración de Benny, podía deducir que seguía dormido.

Finalmente, Rose abrió los ojos y, tras bostezar, miró al chico con una sonrisa. Estaba feliz de estar con él, de haber encontrado a alguien con quien se sintiera libre de ser ella misma; alguien que pensaba que era inteligente y alguien que, de no haberse arrepentido en el último momento, hubiese estado dispuesto a tener sexo con ella.

Tal vez, Benny era esa persona especial para Rose. Esa persona con quien podría compartir el resto de su vida. Posiblemente, tener hijos; y, sobre todo, tener algo como lo que sus padres tenían.

Rose le dio un beso en el hombro al chico, con cuidado de no despertarlo, y se puso en pie para dirigirse a la cocina y preparar el desayuno.

Se estaba sirviendo un vaso de zumo de manzana cuando escuchó unos pasos tras ella. Giró el cuerpo lentamente para mirarlo a la cara.

    —Buenos días —dijo ella antes de dar un sorbo a su zumo.

    —Buenos días —respondió él sonriendo.

Benny se sirvió el zumo restante en otro vaso y ambos se quedaron uno frente al otro en completo silencio mientras disfrutaban de sus respectivas bebidas.

    —¿Tienes resaca? —preguntó Benny para romper el silencio.

    —No —se limitó a responder Rose.

    —Bien. —Ambos se volvieron a quedar en silencio, aunque solo Benny ansiaba romperlo— ¿Jugamos?

    —Claro —contestó ella con indiferencia.

Ambos caminaron hacia la mesa y, mientras Benny colocaba todas las piezas en el tablero, Rose se terminaba su zumo.

Comenzaron la partida y, a diferencia de otras veces, se pasaron la mayor parte del tiempo en silencio. Benny intentaba sacar algún tema de conversación, pero Rose tan solo respondía con monosílabos.

El chico estaba tenso y se preguntaba si había hecho algo mal para que Rose estuviese incómoda con él. Se arrepentía de haberse dejado llevar por la situación y no haber insistido más en que no debían besarse.

Pero Benny estaba muy equivocado, Rose no estaba incómoda en absoluto, al contrario, estaba más cómoda que nunca. Simplemente, ella disfrutaba del silencio.

Casi terminando la partida, Rose notó cómo Benny miraba con ansias el teléfono.

    —Quieres llamarla, ¿verdad? —preguntó Rose sorprendiendo a Benny, pues ambos habían estado en completo silencio por al menos veinte minutos.

    —Debería llamar para saber cómo está después de lo de ayer…

Benny se levantó de la silla y se acercó al teléfono para marcar los números. Beth respondió a la llamada rápidamente, o eso supuso Rose, pues la cara de Benny se había iluminado repentinamente.