I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

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Gʀᴀᴄɪᴀs﹐ Rᴏsᴇ

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𝟷𝟿𝟼𝟽 (𝟷𝟿 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

El momento decisivo llegó, Beth compitió contra Benny y, por supuesto, Rose estaría en primera fila para apoyar a su hermana. Decidió no coger ningún libro para leer durante la partida. Por muy aburrido que le resultara ver las jugadas, esta partida era importante para Beth; por lo tanto, estuvo atenta a cada movimiento, a pesar de no entenderlo.

Tal y como le había prometido, Beth ganó y Rose corrió a abrazar a su hermana justo después de que ambos ajedrecistas se dieran la mano amistosamente.

    —Te dije que ganarías, Beth...

Toda la tensión producida por la conversación que tuvieron en la cama se disipó en ese momento. Beth sonrió agradecida por el apoyo de Rose y Rose se sintió más unida a Beth que nunca.

Pero ese sentimiento se esfumó en cuanto Benny propuso que fuesen a un bar y Beth aceptó en nombre de las dos.

Los mayores temores de Rose se hicieron realidad. Volvía a ser la tercera rueda. De nuevo, Beth estaba hablando de ajedrez con un chico, y ya sabía cómo acabó la situación la última vez.

Los tres estaban sentados en la barra del bar más cercano y, mientras los ajedrecistas intercambiaban palabras, Rose jugaba a despegar la etiqueta de la cerveza que apenas había probado.

    —Treinta movimientos. Jesús... —dijo Benny indignado antes de beber de su botellín.

    —¿Tantos? —respondió Beth sin mirarlo.

    —También me ganas bebiendo.

    —Gracias por tomártelo así.

    —Estoy furioso por dentro.

    —Pues no se nota.

    —No debí mover ese peón.

    —No, puede que no.

    —¿Qué vas a hacer con Borgov? —preguntó de pronto Benny.

    —No lo sé. Ni siquiera tengo pasaporte. Ni ropa adecuada. Dicen que hace mucho frío en París.

    —No hablo de País. Hablo de Moscú. —Beth lo miró confundida— ¿No reparten el correo en Kentucky?

    —¿Qué hay en Moscú?

    —El torneo por invitación de Moscú —aclaró Benny—. Invitan al ganador de Estados Unidos. ¿No lo sabías?

Beth, antes de responderle, pidió tres botellines más de cerveza. Rose miró la suya que tan solo se había vaciado por dos tragos y miró a su hermana con el ceño fruncido.

    —No, gracias. Sigo con la primera —habló Benny.

Rose quiso decir que ella también pero no le salían las palabras, no con el chico delante.