I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

♘𝟙𝟟♞

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¿Qᴜɪᴇʀᴇs ᴠɪᴠɪʀ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ﹐ Rᴏsᴇ﹖

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𝟷𝟿𝟼𝟽 (𝟷𝟿 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Después de varios días de reflexión sobre las palabras de su padre, Rose decidió llamar a Beth. 

Para su sorpresa, la línea comunicaba a cualquier hora del día.

Recordó la llamada de Benny, por mucho que le doliera pensar en la misma, el chico estaba preocupado por Beth. ¿Y si le había pasado algo malo? 

Rose escribió una nota a su padre avisándole que, siguiendo su consejo, iba a intentar hacer las paces con su hermana. Guardó el papel en el primer cajón de la mesita de noche de Jack, pues solo quería que él lo supiera, Emma no se merecía ninguna clase de explicación. Y, sin avisar a su madre, salió de casa con su bolso de mano. 

Después de un largo trayecto de taxi y que Rose pagara al conductor, se encontraba frente a aquella casa de nuevo. No tenía buenos recuerdos de ella, la última vez que estuvo allí, se fue porque su hermana había decidido acostarse con Harry Beltik sin importarle que ella estuviese presente. 

Se acercó a la entrada y llamó a la puerta. Escuchó un vidrio romperse al otro lado y, a los pocos segundos, la puerta se abrió. Beth tenía muy mal aspecto, los ojos hinchados, los labios cortados y resecos… Rose sintió lástima por ella, tal vez su vida no era tan perfecta como imaginaba. 

Sin decir nada, Beth volvió a cerrar la puerta en sus narices, pues, después de haberla ignorado durante semanas, no quería saber nada de su melliza. Pero Rose puso la mano para impedir que ésta se cerrara del todo y la volvió a abrir. 

Beth se tambaleaba hacia el salón y cogió una botella de vino de la mesa para comenzar a beberla directamente del vidrio. 

    —¿Cuánto tiempo llevas así? —preguntó Rose perpleja. Beth no respondió—. ¡Contéstame! 

    —¿Ahora quieres hablar? —contestó Beth casi sin vocalizar.

Rose apretó la mandíbula, sabía que había hecho mal en ignorar las llamadas de Beth, pero la actitud de la pelirroja no le gustaba nada. 

    —¿Por qué te autodestruyes?

Beth puso los ojos en blanco y se tambaleó hasta el sofá para coger un canuto y encenderlo. Rose puso una mueca de desagrado al notar el olor a marihuana e, ignorando a su hermana, caminó hacia el teléfono para colocar el auricular en su sitio correspondiente. Tal y como sospechaba, éste estaba descolgado y por eso la pelirroja no podía recibir llamadas. 

Rose se mordió los carrillos y volvió al salón donde estaba su hermana con un aspecto muy lamentable. 

    —Benny está preocupado por ti —dijo Rose con todo el dolor que esas palabras le provocaban—. ¿A Harry le hiciste lo mismo que a él? 

Beth ladeó la cabeza y miró a Rose a los ojos, aunque, sin ninguna intención de responder, volvió a dar otro trago a su vino. 

    —¡Dime algo! —exigió Rose a punto de perder los nervios. 

    —¿Quieres que te diga algo? —contestó Beth mientras se ponía en pie torpemente—. Eres una egoísta, Rose. Solo piensas en ti. Siempre has pensado solo en ti. —Caminó hacia Rose hasta quedarse muy cerca de su cara— Te necesitaba en París, pero tú preferiste irte sin avisar.