I HATE YOU, BETH ♕ [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕

♖𝟚𝟟♜

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Aᴠɪ́sᴀᴍᴇ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴇsᴛᴇ́s ᴘʀᴇᴘᴀʀᴀᴅᴀ﹐ Rᴏsᴇ

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𝟷𝟿𝟼𝟾 (𝟸𝟶 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Rose se despertó al escuchar que alguien aporreaba la puerta de entrada. Se incorporó ligeramente en la colchoneta en la que estaba tumbada para ver cómo Benny, ya vestido, se dirigía a la puerta para abrirla.

Rose maldijo para sí. A pesar de que ésta también estaba vestida, puesto que había dormido con la ropa, debía tener un aspecto terrible al estar recién despertada. Si ya le hacía poca ilusión recibir visita de gente, en esas condiciones, menos aún.

Benny saludó cálidamente a sus amigos, a los cuales Rose ya conocía, al menos, de vista. Reconoció a Hilton y Arthur, los dos chicos que vinieron junto a Cleo cuando se quedó en el apartamento de Benny por primera vez. Éstos fueron a saludar a Rose y ella tuvo que repetirles su nombre, pues ninguno de los dos chicos lo recordaba.

No pasó desapercibido para Rose la atrevida mirada que los recién llegados les dedicaban a Benny y a ella. Ésta se puso tan nerviosa que decidió huir de la situación de la forma más educada que se le ocurrió. Decir que iba a cambiarse de ropa.

Rose agarró un pantalón junto a una blusa y se encerró en el dormitorio de Benny. Cerró los ojos e inhaló y exhaló profundamente para relajarse. Iba a pasar un mal rato y lo sabía, pero todo era por Beth. Merecía la pena el esfuerzo.

Se cambió de ropa mientras escuchaba risas al otro lado de la puerta, aunque no conseguía descifrar cuál era la conversación que los varones estaban manteniendo en el salón.

Lo que sí que escuchó con claridad fue el aporreo de nuevo a la puerta. Rose salió de la habitación mientras suplicaba mentalmente que fuera Harry. Pero no lo era, esta vez llegaron dos chicos con apariencia idéntica. Rose supuso que eran gemelos.

Agradeció mentalmente que fueran ellos quienes se acercaran a presentarse, pues Rose estaba segura de que no hubiese sido capaz de ir ella de entradas. Por suerte, ambos parecían agradables, aquello haría que fuesen más llevaderas las horas de tortura que le quedaban por delante.

Benny les ofreció bebidas y comida a los invitados mientras que Rose estaba en una esquina del salón mordiéndose las uñas. Solo quedaba un invitado por llegar y, precisamente, era quien Rose tenía más ganas de ver.

Finalmente, escuchó ese esperado sonido de unos golpes en la puerta. Benny tenía intenciones de ir a abrir, pero se detuvo en cuanto vio que Rose echaba a correr para ser ella quien abriera la puerta.

Apenas la abrió y vio al chico de ojos azules al otro lado, Rose le dio un abrazo tan fuerte y desesperado que sorprendió a Harry.

    —¿Por qué has tardado tanto? —protestó Rose mientras se separaba ligeramente de él para mirarlo a la cara, pero sin dejar de rodear su cuello con los brazos.

    —He hecho una parada para comprarte esto. —Harry alzó el brazo para mostrar la bolsa que sostenía— Espero que no lo hayas leído aún... Supongo que te resultará muy aburrido escucharnos hablar de ajedrez.

Rose abrió la boca ampliamente sorprendida y cogió la bolsa con ilusión. En el interior de ésta estaba el diario de Ana Frank. Por supuesto, Rose lo había leído, cualquier persona que tuviera un mínimo interés en lo que se originó en Alemania durante esa época debía leerlo, al menos, una vez en su vida.