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Tᴇ ʟᴏ ᴘʀᴏᴍᴇᴛᴏ﹐ Bᴇᴛʜ

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𝟷𝟿𝟼𝟼 (𝟷𝟾 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Como el chico había dicho, a la mañana siguiente ya estaba de nuevo en la casa para continuar jugando al ajedrez con Beth. 

Rose los miraba con los labios fruncidos y sin decir ni una sola palabra. 

Tenía envidia de Beth en muchos aspectos. Envidia de que fuese tan inteligente. Envidia de que fuese de las mejores ajedrecistas de Estados Unidos y, posiblemente, del mundo. Envidia de que, de esa afición, hubiese podido conseguir amigos; o, lo que era peor, que alguien se hubiese enamorado de ella. Porque sí, a cada segundo que pasaba, estaba más segura de que Harry tenía un interés romántico en Beth, aquello no podía ser una simple atracción. 

Cansada de sentirse la tercera rueda, Rose decidió ponerse en pie y hablar por primera vez desde que el chico se encontraba allí. 

    —Será mejor que vuelva a casa... Mis padres estarán echándome de menos. 

Beth asintió, a ninguno de los dos pareció importarle lo más mínimo que Rose decidiera irse. 

Visto lo visto, Rose asintió dolida y comenzó a dirigirse hacia la puerta. 

    —Rose —dijo Beth antes de que se fuera del todo—. Vuelve en unos días, si quieres. Me gustaría pasar más tiempo contigo. Ya sabes, ahora que hemos vuelto a encontrarnos. 

Rose asintió y se fue sin decir nada porque, si se animaba a decir algo, nada bonito iba a salir de sus labios, pues sentía una rabia inmensa de que su melliza le hubiese dicho eso. ¿Pasar más tiempo con ella? Ignorarla completamente y pasarse horas jugando al ajedrez... ¿a eso llamaba pasar tiempo con ella? 

Rose cerró la puerta de la casa tras ella y suspiró. 

[•••]

Rose entró por la puerta de la verja que delimitaba su hogar. Inmediatamente, Benny corrió hacia ella mientras ladraba y movía el rabo rápidamente. 

    —Hola, amiguito —dijo Rose amablemente mientras se arrodillaba en el suelo para recibir al animal—. Mi único amigo... —añadió casi en un susurro. 

Rose acarició con la mirada perdida el pelaje del perro mientras éste olfateaba cada centímetro del cuerpo de Rose, tal vez, notando por primera vez el olor de personas que no fuesen de la familia. 

    —Vamos a saludar a mamá y papá. 

Rose se puso en pie de nuevo y caminó hacia la entrada de la casa. Apenas entró por la puerta, su madre corrió hacia ella para agarrarla de las mejillas y besarla en la frente. 

    —Tu padre está trabajando —informó Emma. 

    —Lo suponía —respondió Rose con la voz apagada. 

    —¿Qué tal lo has pasado con tu hermana? 

    —Bien... Bien... —Mentir de esa forma la quemaba por dentro— Voy a darme un baño. 

Emma asintió y volvió al salón para dejar a su hija sola. Rose suspiró y subió las escaleras que la llevarían hasta el piso superior. Entró en su dormitorio y, después, al cuarto de baño dentro de éste. 

I HATE YOU, BETH  ♕  [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora