Tierra 6: Donde mis demonios se esconden

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Carla

El municipio de Caleruega no podía ser más pintoresco, el clásico pueblo con los personajes de siempre, las viejas cotillas, los adolescentes pubertos, la familia pudiente dueña de medio pueblo, la ligera de cascos y por supuesto, el borracho loco. Mi Ejercicio Profesional Supervisado (EPS) debía hacerlo en el hospital de la localidad, en el ala de ayuda psicológica para ser exactos.

Lu: Lucrecia, pero puedes llamarme Lu, seré tu supervisora.

Carla: Hola, mucho gusto Lu

Lu: Sígueme, te enseñaré el que será tu consultorio

Había estudiado psicología hospitalaria, apoyaría a los pacientes desahuciados, tolerar la realidad de la vulnerabilidad y la muerte es un tema difícil de afrontar, hay mucho que asimilar, el peso de la realidad es casi insostenible, no solo para el paciente, también para la familia, incluso para los médicos y enfermeras.

Mi apartamento estaba en un edificio cercano, tan cercano, que podía ir y venir en mi bicicleta, la vista del río Gromejón era relajante, después de un mes, tenía ya una rutina establecida, despertaba temprano, compraba un licuado verde en una caf...

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Mi apartamento estaba en un edificio cercano, tan cercano, que podía ir y venir en mi bicicleta, la vista del río Gromejón era relajante, después de un mes, tenía ya una rutina establecida, despertaba temprano, compraba un licuado verde en una cafetería en la esquina opuesta del hospital, luego cumplía con mis horas, siempre bajo la mirada vigilante de Lu, con quien había conectado de inmediato, luego volvía a casa, una ducha con una copa de vino, revisar mis notas con otra copa más y luego me entregaba a los brazos de Morfeo.

Los viernes en la noche también eran una rutina, el bar Trébede era siempre nuestro destino, nada exclusivo como los bares que solía frecuentar en Madrid, bastante "pueblerino" pero el ambiente era relajado y todo el personal del hospital que había terminado su turno se reunía en el lugar, así que se respiraban aires de camaradería, era el desestrés que todos necesitábamos después de una dura semana de labores.

Los viernes en la noche también eran una rutina, el bar Trébede era siempre nuestro destino, nada exclusivo como los bares que solía frecuentar en Madrid, bastante "pueblerino" pero el ambiente era relajado y todo el personal del hospital que habí...

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Era una noche para celebrar y estaba pasada de copas, demasiados mojitos y definitivamente, demasiado tequila, al fin había conseguido finalizar el EPS, además llenaría la vacante que la antigua psicóloga del hospital dejaba, Rebeka se mudaría a Barcelona, había conseguido un puesto en el Hospital del Mar, uno de los más reconocidos de la ciudad catalana.

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