Después de varios años alejada de Madrid, volvía a casa, Carla había pasado tiempo estudiando finanzas en Londres, se preparaba para heredar el imperio que por sangre le correspondía, los viñedos "Marquesado de Caleruega" habían pasado de generación en generación por lo que parecían siglos, una de esas familias antiguas con linajes reales y al Carla ser hija única, el peso caía sobre sus hombros.
"Lu... no me apetece salir hoy, estoy agotada por el viaje" dijo por el altavoz, mientras sacaba del refrigerador la caja de leche de almendras que colocaría en la humeante taza de café sobre el desayunador. "¿Es en serio Carla?... el viaje dura menos de tres horas, no me salgas con esa excusa y ni te atrevas a inventar un jetlag" sentenció su amiga del otro lado de la línea, Carla solo rodó los ojos y vertió el líquido blanquecino que cambió de inmediato la consistencia espesa y el color oscuro del café.
"No se trata del vuelo Lu, llevo días empacando y preparando todo para volver... ¿podemos dejarlo para mañana?" respondió, era la verdad, había vivido en Inglaterra por cinco años, por lo que, su regreso fue preparado con días de antelación, era empacar de nuevo su vida en cajas y valijas, no se desharía de su apartamento pues con el tiempo había aprendido a amar la vida londinense, se había encontrado a sí misma, había logrado esa independencia que tanto anheló y que en Madrid no había logrado conseguir.
A su amiga no le quedó de otra que aceptar, bufó molesta, pero aceptó, Carla después de todo, tenía razón, preparar su regreso había llevado semanas, así que la dejaría estar, por lo menos por esa noche, pero al día siguiente no se escaparía, irían a por unos tragos en el mejor club de la ciudad y se la pasarían de puta madre, bailarían hasta el amanecer y si algún idiota tenía suerte, tal vez podría llevarse a alguna a la cama, aunque eso era dudoso, las chicas eran duras y habían muy pocos hombres dignos de ellas, poquísimos.
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El tan esperado sábado de fiesta había llegado, Carla y Lucrecia se maquillaban en la habitación de la rubia, hermosos vestidos de diseñador cubrían sus perfectos cuerpos, la joyería más fina brillaba sobre su piel, una más blanca que la otra, la de Lucrecia estaba bronceada gracias al sol madrileño y las vacaciones de verano en Ibiza, mientras que la de la rubia era blanca, cortesía de días grises y lluviosos en Londres y de encierro por exámenes finales en la universidad.
En el lado opuesto de la ciudad una familia se preparaba para la celebración de cumpleaños, Nadia García, la mayor de todos, cumpliría años y los preparativos no se hacían esperar, Fernando, el segundo había llegado temprano para llevar los globos que había comprado para decorar el pequeño apartamento, Pilar estaba instalada en la cocina horneando la torta con la que agasajarían a la cumpleañera, Samuel estaba entusiasmado porque era una vuelta al sol más de su persona favorita, su hermana.
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Universos paralelos
FanfictionCada posible resultado del universo existe simultáneamente en otros universos, un sinfín de realidades relativamente independientes en donde estamos tú y yo en una nueva realidad, pero siempre tú y yo. ‼️Advertencia: la mayoría de historias tienen c...