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La luz débil que entra por la ventana me hace despertar, sin abrir mis ojos busco al rubio a mi lado y sus brazos me reclaman antes que yo pueda hacer algo. Su pecho tibio está pegado a mi desnuda espalda y sus besos cubren mi hombro, me giro para poder observarlo, sus ojos nácar se ven más verdosos con la luz matutina, su cabello revuelto y su cara adormilada se me hace un poema. Sus manos tibias me toman de la cintura y con un ágil movimiento me acomodan sobre él, estamos desnudos y siento lo excitado que está, me acerco a su boca y lo besó muy lentamente mientras sus manos en mi cadera me hacen ejercer presión sobre su sexo y crear movimientos circulares.
Ojalá pudiera tatuar sus besos en mi piel.
Cada vez que nuestra piel hace contacto siento que nos quemamos, nos necesitamos tanto como al oxígeno y en segundos entra en mi...sin aviso, nos movemos lento en un vaivén de placer mientras sus ojos se clavan en los míos, de su boca semiabierta se escapan leves gruñidos que los intensifica cuando yo aumentó mi ritmo, me toma brusco del cuello obligándome a acercarme a él, nuestras respiraciones entre cortadas chocan en nuestra piel y no puedo acallar mis gemidos, sus embestidas son cada vez más profundas y me atrapa en un beso desesperado cuando mis gritos son más audibles.
- No querrás despertar a los vecinos -susurra en mi oído al mismo tiempo que yo plasmó mis besos en su cuello.
En un movimiento rápido me acomoda contra el colchón y ahora es él quien está arriba, su cuerpo se mueve contra el mío a un compás único que lo hacemos nuestro, mis gemidos en su oído lo aceleran aún más mientras clavo mis uñas en su espalda. Me toma del cuello apretando ligeramente obligándome a mirarlo y es ahí cuando ambos llegamos al clímax, me retuerzo bajo su cuerpo mientras el ahoga un gruñido en mi cuello.
- Echaba de menos ver como tu cuerpo reacciona al mío - dice saliendo de mi y pasando su mano por sobre mi pecho y nota como mi piel se eriza ante su toque.
- Aunque pasen años, siempre voy a reaccionar así por ti.
Se acerca a mi y me besa, no es un beso como el de antes, esta vez es más suave... más delicado.

Estoy desenredando mi cabello húmedo frente al espejo empañado del baño, Hugo está preparando el desayuno. Cuando estoy lista salgo ya vestida y esta en la cocina dándome la espalda. Enrollo mis brazos en su cintura y me acaricia suavemente mis manos.
- Ten cuidado, tengo café caliente te puedo quemar.
- ¿Más aún?
- ¿No te bastó con lo de esta mañana? - dice girandoce hacia mi y tomándome de la cintura para luego levantarme y sentarme sobre la mesa de la cocina.
- Nunca tengo suficiente de ti.
Se acerca peligrosamente y me besa mientras sus manos suben por debajo de mi blusa acariciando mis pechos.
- Te quiero
- Te quiero
De un saltito me bajo y llevamos la comida hasta la mesa, extrañaba estos momentos de paz en nuestra burbuja junto a Hugo, hace meses no lo sentía así.
- ¿Has visto mi libreta? - pregunta antes de beber un poco de café.
- Esta en el  balcón- digo mientras me paro a buscarla.
- ¡No Anaju ! - grita parándose al mismo tiempo que un escalofríos recorre mi cuerpo.
Junto al sofá antes de ir al balcón esta su maleta con su guitarra encima.
¿Me va a dejar?
- ¿Que es eso? - pregunto girandome sobre mis talones para quedar frente a él.
Su mirada triste va desde sus cosas apiladas hasta mi y se vuelve vidriosa.
- Tengo un pasaje de avión para esta noche...para mi gira- dice en un susurro que me tengo que esforzar para escuchar.
- ¿No pensabas decírmelo? - no puedo moverme, mi cuerpo está parado junto al sofá y mis manos me duelen de tanto apretarlas.
- Claro que te lo iba a decir -toma mi mejilla.
- ¿Diez minutos antes de irte?
- ¡No Joder! - golpea un cojín del sofá.
- Pensé...pensé que estábamos bien -no puedo contener mis lágrimas y estas cubren mis mejillas y los dedos de Hugo sobre mi piel.
- Lo estamos...pero debo ir, es mi trabajo Anaju - junta su frente a la mía - Ven conmigo...por favor.
- ¡ No puedo creer que sigas con tu vida así como así! - grito mientras me alejo de él - perdimos a nuestra hija...nuestra hija Hugo.
- Lo sé...se que te duele y también a mi pero no puedo estancarme para siempre como tu lo estás haciendo, entiendo que te duela, que tengas tu duelo pero yo tengo que seguir con mi vida.
- Entonces adelante...sigue con tu vida.
- Te quiero conmigo Anaju...por favor ven.
- No puedo...no soy capaz ahora.
- Yo no me quedaré aquí viendo como te hundes - dice ahogando su llanto.
- Si cruzas esa puerta esto se habrá terminado Hugo -le digo entre sollozos incapaz de entender su frialdad.
- No tiene que ser así - se acerca pero doy un paso atrás y conservo la distancia pero él la acorta nuevamente -te necesito conmigo.
Niego con mi cabeza sin pronunciar palabra, sus manos en mi cuello me acercan aún más a él y sus labios impactan en los míos, pruebo sus lágrimas saladas, sé que nos estamos despidiendo, es un adiós y me duele pero así como no puedo separarme de él en este momento tampoco puedo irme con él.
- Estaré fuera por 8 meses, además de conciertos tengo trabajo en otras composiciones -dice para explicar el tiempo extendido.
Lo observo asintiendo sin decir nada, se seca las lágrimas de sus mejillas y acaricia mi cabello, me atrapa en un abrazo apretado.
- Te estaré esperando, cuando decidas ir voy a estar esperandote - me besa por última vez y toma sus cosas para ir hasta la puerta.
- Te amo Anaju.
Quiero decirle que también lo amo, quiero poder decirle que voy con él, que lo necesito a mi lado para siempre pero una fuerza mayor me hace quedarme donde estoy, sin poder hablar ni reaccionar.
La puerta se abre y desaparece. Mis piernas flaquean y estoy en el piso llorando por su partida, lo amo...lo amo tanto que siento mil puñales en mi corazón, no está más, hemos terminado. Ya no existe nuestra burbuja, su toque en mi piel, nuestro mundo...ya no está más.

SOMOS NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora