9.

708 40 7
                                    

Me desperté por la débil luz que se colaba por las cortinas entre abiertas, Hugo tenía su pierna por sobre la mía y su cabeza apoyada en mi espalda. Me fui a la ducha caminando despacio para evitar que se despertara, necesitaba un café y distancia para asimilar lo que había pasado anoche. El agua tibia corría por mi cuerpo y me mantuve bajo el chorro de agua inmóvil metida en mis pensamientos. ¿Y si todo lo que dijo ayer fue culpa de las cervezas que se bebió y eso lo llevo a besarme?

Vestida me calce mis botas y salí, pase por recepción para avisar que volvería en unas horas en caso de que alguien de producción me necesitara y así no se armaba una búsqueda como la vez anterior.

- ¿Anaju? Mi niña que agradable verte –una mujer de pelo rubio sonreía ante mi presencia y me tomo unos minutos darme cuenta que era a mí a quien hablaba.

- ¡Ana! – dije emocionada, siempre había tenido una buena relación con la madre de Hugo– que bueno verte –digo con una sonrisa y me atrapa efusivamente en un abrazo que yo correspondo de inmediato.

- ¿Cómo estás? – pregunta pasando su mano por mi mejilla – te veo muy guapa.

- Estoy bien y tú ¿Cómo estás?

- Emocionada por ver a mi hijo, no ha parado de hablar de ti y de lo contento que esta por volverse a encontrar –dice mirando a todos lados en su búsqueda.

- Creo que sigue durmiendo, anoche salimos de fiesta y supongo que todos dormirán hasta tarde–respondo y esta vuelve su mirada hacia mí.

- ¿Y tú que haces madrugando?

- Quería salir a despejarme antes del concierto

- ¿Ya desayunaste? – negó con mi cabeza – entonces te vienes conmigo – toma de mi brazo y me lleva con ella saliendo del hotel

Tengo mi taza de café humeando frente de mi pero casi no la he tocado, Ana me habla de lo que fue su viaje hasta Madrid y yo trato de prestar toda mi atención a su historia pero mi vista se pierde un poco en la gente que viene y va pasando por al frente de la ventana tratando de alejar mis pensamientos de Hugo.

- ¿Qué pasa? – pregunta tomando mi mano – te noto callada.

- Estoy bien...creo que aún sigo un poco dormida, discúlpame.

- Cariño a mí no me mientas, se cuándo esos ojos me mienten –y tenía razón, la relación que habíamos formado era tan cercana casi como mi segunda madre - ¿Es por Hugo?

- Deben ser cansancio – miento y bebo un poco de café.

- Jamás se olvidó de ti – dice sin nombrarlo pero ambas sabemos de quien habla – siempre trataba de comunicarse contigo pero el miedo a que sufrieras pero los comentarios lo detenía, muchas veces te llamo desde mi teléfono y esperaba a que contestaras para colgar la llamada, nunca se atrevió a hablar, parecía como si volviera a tener 5 años y pedía de mi ayuda cuando necesitaba saber más de ti.

Recordé las veces que Ana me marcaba de noche pero no hacía más que responder para que me colgaran, varias veces le devolví la llamada pero no tenía respuestas a excepción de mi cumpleaños y otras donde me contaba de su vida, ahora me hacía sentido.

- Ya lo hemos hablado y está todo bien –digo sonriendo.

- Es Hugo –dice emocionada agitando el teléfono en sus manos.

Lo saluda y por lo que dice puedo adivinar qué le pregunta donde esta porque le comenta que esta desayunando sin decir mi nombre, después de eso la veo escribiendo en la pantalla y se disculpa diciendo que es algo que no puede dejar pasar y yo me levanto hacia el baño dándole su espacio.

SOMOS NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora