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Reino Dragón

Mientras en los reinos anteriores parecía estabilizarse la situación, en este como no, aparecía el esperado príncipe heredero, un rubio que a la larga se volvería explosivo.

Su madre, quien no tuvo un embarazo fácil, ya que el pequeño era bastante inquieto durante aquella etapa, lo sostenía entre sus brazos dándole de comer, mientras un rey y esposo quedaba embobado con su pequeña bolita. Sonreía con ternura mientras observaba la hermosa escena, y no es para menos, ¿ a quién no se le cae la baba con algo así?.

Todo eran felicitaciones para la madre por tan bello y regordete bebé. En ese momento se sentían las personas más dichosas sobre la faz de la tierra. Sin embargo, no todo en su reino eran risas y alegrías, pues en un lugar no tan apartado apenas unos meses después de tan esperado acontecimiento, una mujer de cabello verde oscuro daba a luz a su propio bebé.

Esta lo esperaba con temor, puesto que deseaba fervientemente que no heredara su ojos. Sabía lo que esto podría traer consigo, y para su desgracia así fue. Un niño venía al mundo, portando este unos ojos como los de su madre, al igual que su cabello. La pobre mujer lloraba, y no sabía que hacer.

Había huido de casa, dejando a su marido, quien la acusaba de estar maldita debido a las palabras de cierto sacerdote, quien lo aseguraba recitando lo siguiente:

" Aquello nacidos con ojos de esmeralda, no conocerán la luz de Dios. Oídme hijos míos, ellos solo traerán la desdicha y la perdición a su alrededor. ¿Cómo lo se?, pues porque el mismo Dios se presentó ante mi en sueños, y me lo rebeló, una gran tragedia caerá sobre nosotros si dejamos vivir a estos sujetos. "

Tan viles como pérfidas eran sus palabras, pero nadie las pondría en duda, ya que en ocasiones había ayudado a la familia real con asuntos relacionados a la conquista de territorios y algunos pactos entre reinos, los cuales beneficiaron enormemente a los mismos.

El sacerdote, no contento con que aquella mujer se marchara, hizo que la buscaran y acabaran con ella al igual que con su retoño, sin embargo esta no lo permitiría, ni su marido tampoco. En algún momento su cordura venció a su fe ciega hacia el malvado hombre, de esta forma tomo a su valiosa familia y los alejó del lugar.

La única opción era salir del país, e ir a alguno cercano para poder ocultarse. Aunque el problema no era atravesar la frontera en si, sino los soldados que los perseguían sin descanso y sin piedad. Estos pensaban que tal y como había dicho el hombre que consagraba su vida al señor, la mujer estaba atrayendo la desgracia a todos ellos. El muy pícaro aprovechó la enfermedad de uno de los hermanos del rey como escusa para su fin, y como era de esperar su plan salió a la perfección.

El pobre matrimonio, no tenía grandes esperanzas de que resultara bien, pero tenían que intentarlo por el bien de su pequeño. Si ellos no lo conseguían, al menos querían que su bebé siguiera adelante. Su determinación fue lo que los llevó a hasta una aldea alejada llamada Hage.

Desgraciadamente, el único que llegó hasta allí fue el padre, puesto que los dos adultos se separaron para tener mayor posibilidades de escapar, con tan mala suerte que ambos fueron heridos de gravedad y no duraron mucho. Al menos tendrían la esperanza de que aquella acción sirviera para salvar lo que era más importante para ellos, y así fue. Un sacerdote muy distinto a aquel que ya conocían, tomó al pequeño de la puerta de la iglesia y lo llevó hasta una habitación donde comprobó si el mismo estaba sano.

Por otro lado el padre de ese bebé incluso con la herida que tenía se alejó del lugar para acabar tirándose a por un precipicio, cargando en sus manos una bolsa que hacía las veces de muñeco para ocultar la presencia del menor que momentos antes había abandonado en un lugar seguro. Los soldados que aún lo perseguían, observaron aquella escena, y dieron por sentado que tanto padre como hijo, murieron en el acto. Era imposible sobrevivir a una caída como aquella, y más viendo la catarata que seguía al recorrido.

Tiempo después, volvieron al castillo informando de esto al sacerdote, y llegando el mismo rumor a oídos del rey, a quién no gustó demasiado la noticia. En aquel entonces no solo se había perdido la vida de una pequeña familia, sino también de un amigo. Amigo que ayudó a luchar por su reino, y por la seguridad de muchos. Cuando la historia se hizo pública, el rey decidió dejarla en manos del sacerdote, pero desde aquel momento no quitaría sus ojos del mismo y de sus acciones, puesto que aquello de lo que no se le informó en el momento, comenzó a darle tenues brillos de claridad a su mente.

Por otro lado dicho vil sacerdote, celebraba su victoria y su primer paso hacia su verdadero objetivo, que no era otro que hacerse con el control de la corona con el tiempo.

Brillo destinadoWhere stories live. Discover now