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Reino del Dragón

Por fin llegaba contestación de cierto rey y gran aliado. Tras la última visita del mismo hacía más de diez años, estos se había mandado algunas cartas, pero tiempo atrás dejaron de enviarse, eso hasta hacía poco. Como ya se sabía, el sacerdote de confianza de la familia real, tramaba algo en su contra, o al menos eso sospechaban hace mucho.

Este echo, se fue haciendo más notorio cuando un día, el mismo hombre decidió presentar a cierta muchacha alegando que era una familiar suya, y que se quedaría con él ya que era la única familia que le quedaba. Esta chica daría a luz poco después, y ese bebé se crio con mucho recelo y cuidado. Por alguna razón se decidió que sería el compañero de juegos del joven príncipe, dando como argumento que de esa forma el pequeño se esforzaría más y tendría a alguien de su edad con quien jugar. Sin embargo, lo que nadie sabía era que este pequeño solo sería un peón en los planes del pérfido hombre.

Los reyes no tuvieron manera de negarse, puesto que en cierta forma, lo consideraban una oportunidad, pero por otra parte el rey era consciente de que aquel niño servía a otros propósitos distintos al mismo.

Al no estar seguro, al principio tenía su guardia alta, ya que temía que el objetivo fuera eliminar al príncipe, sin embargo no fue así, por lo que poco a poco el ambiente se suavizó, y lo dejó ser. Aún no se sabían a ciencia cierta cual sería el movimiento del enemigo, por lo que no estaba totalmente tranquilo. Por supuesto su querido amigo fue puesto al tanto en una de sus pocas visitas, Julius tenía buen olfato y sabía que el Rey no se equivocaba, por lo tanto no dudó en ayudar cuando la carta del mismo cayó en sus manos.

Esta carta fue una desesperada llamada de auxilio, ya que el paso fue dado, y se intentaba apoderar del reino de la manera más burda y rastrera. En efecto como muchos habrán pensando, el pequeño que se suponía sería un compañero, se había pedido que lo fuera de por vida.

En el momento en que la petición del sacerdote le llegó, este se negó, pero el otro contraatacó diciendo "quien mejor que aquel joven". Se entendían bien, además de ser fuerte, de esa forma el traer al mundo a los futuros herederos no sería un problema. El rey solo pudo pedir tiempo para pensar.

Katsuki, quien lo escuchó todo tras la puerta, terminó hablando con su padre. Para ser alguien con un temperamento bastante explosivo, esta vez estaba calmado.

- Ese viejo de mierda trama algo. - Su padre lo miró y suspiró.

- Cuantas veces tendré que decirte que dejes ese lenguaje. Se que esa persona no es de tu total agrado, pero no puedes hablar así de la gente. -

- Puede que tengas razón, pero - se apoyó en una de las columnas a su espalda, cruzó sus manos y continuó.- si no detienes esto, nadie será feliz. - Con esto último miró hacia la dirección donde el joven peón se encontraba.

- Lo se, después de todo lo único que cuenta es el resultado, ¿no crees? - Sonreía pensando en como su pequeño ahora era todo un hombre. Incluso aunque a veces no lo demostrara debido a las constantes peleas con su madre ya que compartían el mismo carácter. Había madurado bastante. Para cuando terminaron la conversación este ya tenía una idea de como comenzar a plantear una estrategia, y para ello necesitaría la ayuda de alguien más.

Días después por suerte, fue capaz de llevar a cabo el inicio de lo que sería el fin de aquella trama en la que tantos intereses se escondían, y que podría llevar a la ruina a su hogar. Afortunadamente la respuesta que esperaba llegó más temprano que tarde, lo cual agradeció al cielo que parecía no haberlos abandonado.

La noticia no fue exactamente del agrado del sacerdote, puesto que el viajar implicaba perder de vista o bien al pueblo, o bien a su presa, puesto que si la cosa se torcía el joven príncipe se escaparía de sus garras. Por lo que al final mandó a su peón con ellos. Los reyes no se negaron ni el príncipe tampoco, ya que tras el escenario, ambos jóvenes ya tenían sus planes.

En algún momento de su infancia, estos se hicieron verdaderamente cercanos, por lo que al final el supuesto peón traicionaría al malvado hombre, pero era consciente de que necesitaría tiempo y paciencia ya que a alguien como él, que tenía el favor de numerosas personas influyentes, no sería fácil derrotarlo. Es por ello que cuando la invitación llegó no se negaron en lo absoluto, sino todo lo contrario, dieron razones suficientes para ir aquel lugar, siendo la supuesta idea un plan que se confabuló a espaldas de su majestad.

Esto dejó satisfechos a todos, y así comenzó la cuenta atrás hasta la fecha del viaje.

Brillo destinadoWhere stories live. Discover now