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- ( suspiro) De acuerdo, te dejaré que encuentres a esa persona. -

- Eh, en serio. -

- Si, - mostraba una sonrisa de superioridad de lo cual Naruto se percató, llegando a la conclusión de que aquello le podría salir caro. - si a cambio me das algo, estaré encantado de ayudarte personalmente a encontrarlo. -

Tragó saliva antes de contestar. - ¿ Qué es lo que quieres? - La sonrisa de Sasuke se hizo incluso mayor, tanto que hasta sus dientes eran visibles en aquel momento. Mientras tanto la expresión de Naruto era de total preocupación.

- Bien, - decía mientras se levantaba y caminaba observando al rubio de arriba a abajo para terminar levantando la barbilla del mismo y hacer que mirara a sus ojos. - qué tal, si continuamos lo de la última vez . - Así se cumplió lo que Naruto más temía, aquella persona quería venganza, incluso se mereciera lo que le hizo al parecer, el moreno no lo había perdonado.

Desvió su mirada hacia un lado pensando cuales eran las posibilidades, pero no encontraba forma de conseguir su objetivo por lo cual tan solo se rindió. Cedería solo hasta que encontrara las respuestas que necesitaba y a su padre, el cual seguía vivo hasta la fecha según la información que recibió por parte de Mona.

- Esta bien, pero solo hasta que lo encuentre, después me dejarás en paz. - Desafiante contestaba al moreno, quien aceptó para posteriormente arrebatarle un beso y llevarlo con él. A partir de ese momento pasaría mucho tiempo con Sasuke que lo obligaría a cumplir todas sus demandas.

Cuando llegaron al castillo, se encontraron con uno de los consejeros llamado Obito, el cual comenzó a preguntar de donde había salido aquel joven, a lo que el príncipe tan solo dirigió una mirada amenazante a este en cuanto intentó poner una mano sobre el rubio. Dejando en claro el que aquella persona era de su pertenencia y nadie tendría derecho a tocarlo. Posteriormente, lo llevó a su habitación para comenzar a hacer que cumpliera sus deseos y al mismo tiempo, lograr lo que desde la última vez se había prometido.

Obito por su parte no mostraba su descontento, ya que el rubio que andaba buscando por fin se encontraba a su alcance pero no podía hacerse con él, de esta forma, comenzó a maquinar un plan para poder sacarlo del lugar y apropiarse del mismo. Como hizo en su momento con Minato, quien seguía cautivo en un lugar donde nadie mas que él sabía, y de donde nunca escaparía. Haría que se entregara por iniciativa propia y sino sería su hijo quien lo reemplazaría.

El hombre que portaba una cicatriz al rededor de su ojo, estuvo desde siempre obsesionado con el anterior rey. Lo conoció en su infancia donde se hicieron amigos, llegando Obito a sentir un cariño muy especial, pero desgraciadamente para él, Minato nunca lo vio con esos ojos, sino todo lo contrario, para este el moreno era como un pequeño hermano el cual se distanció tras el comienzo de la relación con Kushina, la cual, se volvería su esposa y posteriormente daría a luz a su bebé, siendo este un vivo retrato de su padre con ligeros rasgos de ella además de sus ojos.

El rey, quien había observado aquella escena desde la lejanía junto a Itachi, pidió a su hijo vigilara los movimientos de ambos, ya que aquello le daba mala espina. Obito había demostrado ser una persona de lo más servicial, pero como todo Uchiha tenía una ambición secreta, cosa de lo que su majestad era consciente, y de que esa misma ambición podría encaminar a la autodestrucción, acarreando problemas a todas las personas alrededor.

Pasarían los días sin que Naruto entablara contacto aún con la familia real, ya que estaría la mayor parte del tiempo siendo el juguete de Sasuke, quien no lo dejaba casi en ningún momento. Pero como toda persona con responsabilidades, el príncipe debía atender a las suyas por lo que tuvo que dejar al rubio solo, no sin antes advertirle de que no se acercara a Obito. Cuando Naruto intentó preguntar el por qué, este no contestó, simplemente le dijo que acatara sus órdenes.

El rubio de ojos azules, estaba bastante aburrido y frustrado. Llevaba varios días en la misma situación y todavía no había obtenido la oportunidad de ir en busca de su padre, por lo que sin pensarlo dos veces decidió dejar aquella habitación. En el camino se encontró con algunos sirvientes, los cuales al se le quedaban mirando para cotillear entre susurros, dejando extrañado y molesto a Naruto, quien afortunadamente dio con cierta habitación que contenía una foto de su padre. Al verla inmediatamente se percató de que había un parecido muy grande con él, por lo que no dudó cuando el pensamiento de que esa persona era a quien buscaba pasó por su mente.

Segundos más tarde entraba Obito por la puerta, lo cuál hizo que el joven se asustara e intentara salir de allí a toda prisa. Este que ya había previsto aquello, no dejó que aquel escapara cerrando la puerta antes de que lo consiguiera.

- Siento haber entrado sin permiso, ya me iba. - Decía nervioso mientras intentaba alcanzar el pomo para salir de allí.

- No tienes que preocuparte, no iba a reclamarte nada. - Decía con rostro serio y tono calmado, lo suficiente como para hacer que la preocupación de Naruto se esfumase en cierto modo. - Estabas mirando esta foto, ¿ no? .-

- Yo... -

- No es difícil imaginarse el por qué, después de todo eres su viva imagen. - Expresaba mientras tomaba el retrato.

- ¿ Eso crees? , ¿ y sabes dónde podría encontrarlo? - Esperanzado preguntaba.

- Sobre eso... - La puerta de aquel lugar se abrió, entrando el rey posteriormente.

- Obito, ¿ qué haces aquí?, - Miraba a este extrañado. - ¿ y quién es él?. -

- Su majestad, discúlpeme, me tomé el atrevimiento de entrar ya que había visto a este joven hacerlo justo antes y no sabía que buscaba, por lo que quería asegurarme. - Inclinándose en señal de respeto continuaba hablando. - Al parecer se había perdido y tan solo estaba observando la habitación. -

- De acuerdo, si es así ya puedes retirarte. - Decía tomando asiento. - En cuanto a ti, me gustaría que conversáramos un poco. - Con un gesto de su mano indicó a Naruto que se sentara en la silla delante del escritorio. Obito no estaba muy feliz con esto, pero esperaba que su corto encuentro diera frutos.

Volviendo a la escena anterior...

- Tengo entendido que eres un conocido de mi hijo, espero que la estancia sea de tu agrado. -

- Gracias. -

- Ahora dime, ¿ cómo os conocisteis? - Muy lejos de lo que Naruto había imaginado, el rey lo estaba tratando de forma amable.

- Eso... - ¿ qué debería contarle para no ser echado del lugar?, ¿ debía decirle que su hijo era un total sádico?, o tal vez preguntar directamente para liberarse de aquel yugo al que estaba siendo sometido por ese príncipe...

Brillo destinadoWhere stories live. Discover now