Razor parecía un cachorro al que habían separado de su madre. En caso de tener orejas y cola de animal, estas, seguro estarían caídas y sin moverse. Al imaginar esto, el lobo se soltó del agarre del muchacho y se fue a buscar Bennet, de quien recordaba el olor ya que no hacía mucho que se habían separado.
El animal recorrió una buena parte del castillo hasta encontrarlo, puesto que el lugar en el que se encontraba quedaba algo lejos, pero nada detendría a este. Al llegar se acercó y tumbó a los pies del mismo. El chico se sorprendió, pues había reconocido a aquel y por fin salía de su trance. Bennet había estado desde que llegaron con la cabeza en las nubes, y aunque alguien le preguntaba, ni siquiera gesticulaba palabra alguna.
- Por fin vuelves en ti. - Decía Lisa quien se acercaba con un té. - Pensé que esta noche ni siquiera podrías dormir debido a lo ensimismado que te encontrabas. -
- Parece que nuestro hombrecito se ha enamorado. - se burlaba Kaeya quien adoraba molestarlo y verlo sonrojado, cosa por lo que se llevó un buen pellizco en el trasero tras lo cual fue ignorado completamente.
- Bennet, ¿ aún te sientes igual?, tu corazón debe estar latiendo muy rápido ahora. - sonreía mientras le daba un sorbo al té. A lo que el joven tan solo observó al lobo, el cual levantó su cabeza y la puso en el regazo del mismo para llamar aún más su atención.
- (Sonríe) Tienes razón Lisa-san, - por un lado estaba totalmente nervioso, pero por otro le hacía feliz. No sabía el por qué, pero quería estar de nuevo con aquella persona. Al final tomó la cabeza del lobo entre sus manos, y mirándolo fijamente le pidió que lo llevara hasta su dueño. Como si lo hubiera entendido, así lo hizo. Por los pasillos se podía ver corriendo al joven que seguía al animal, hasta que estando a escasos metros de la habitación a la que se dirigía, tropezó y cayó haciendo un buen escándalo. Yuno se alertó bastante por lo que salió de la habitación para poder observar lo ocurrido, mientras que Razor, tan solo seguía en su mundo, cosa que cambió al escuchar la voz del otro joven mientras daba las gracias al moreno por ayudarlo a levantarse.
En ese momento sus inexistentes orejas y cola imaginarias se alzaban y meneándose esta última, se podía observar al joven de ojos rojos feliz. La expresión que mostraba era la misma que cuando lo sobornaban con comida, completamente inocente, dejando ver un brillo especial en sus ojos, solo que esta vez la razón era otra.
Yuno, quien observaba la escena que poco a poco avanzaba como si de a cámara lenta se tratara, decidió cerrar la puerta tras de si dejando solos a los dos tortolitos, quienes un tanto avergonzados se encontraban, pero inmediatamente se acercaron y abrazaron quedando más tranquilos. Al final Razor arrastró a Bennet hasta la cama, y de un tirón lo tumbó abrazándolo en el proceso. El rubio rio y lo abrazó de vuelta, y al poco tiempo cayeron dormidos.
Volviendo a donde minutos antes nos encontrábamos, Lisa continuaba la charla con el moreno.
- Crees que estará bien, o será comido. -
- Algo me dice que no tendremos que preocuparnos, ese joven incluso siendo un carnívoro es inofensivo. - Terminó su té y lo dejó a un lado.
- Si tú lo dices... -
- Además, no es realmente el que más me preocupa. - Y era cierto, puede que no fuera omega, pero su conflicto interno lo estaba superando, y aunque intentara mostrar una calma total, esta sabía con certeza que no era así, eso sumado a la multitud de ojos que habían posado sus miradas sobre los jóvenes, lo cual le daba a entender que traería problemas. Ahora se arrepentía de no haber insistido aun más sobre lo de no dejarlos viajar, desgraciadamente nadie más estaba disponible por lo que tuvo que aceptarlo.
Al menos Bennet estaría a salvo, pero Asta e Izuku corrían peligro, y Naruto... Suspiraba al pensar que no podía controlarlo, era agotador, a lo que no ayudaban aquellos dos patanes a los que tenían que vigilar, ya que desaparecieran constantemente, cosa que finalmente dejó en las manos de Ganyu, quien parecía tener muy buena mano cuando de cuidar niños se trataba.
Ahora que recordaba, ¿ dónde estaba Asta?. Al mirar por la habitación, se percataron de que el joven no se encontraba allí, siendo finalmente Kaeya quien fuera a buscarlo. Mientras tanto los demás se dedicaron simplemente a pasar el rato jugando ajedrez o leyendo, menos Izuku, quien seguía en la cama descansando debido al malestar.
Apartando esto por el momento, Asta, quien parecía que se había recuperado, llevaba entre sus manos varios alimentos que devoraría posteriormente, sin ser consciente de que se acercaba a un lugar algo problemático. Caminando llegó al jardín, donde se encontraban varios de los invitados, entre ellos, unos nobles de cierto reino que no respetaban demasiado a los omegas. A sus ojos los mencionados no tenían otra función más la de tener hijos, algo que a nuestro amigo no agradaría posteriormente, dando lugar a que estos dos se llevaran la sorpresa de su vida.
Tan solo eran un par de betas, que imaginando que este era frágil según el cliché, se dispusieron a acosarlo, con tan mala suerte que el primero en agarrar con malas intenciones la mano del joven fue golpeado tras soltar una estupidez, algo así como "los omegas solo sirven para estar debajo", por lo que Asta tan solo asestó un puñetazo en la cara del mismo y lo tiró de espaldas. En cuanto el otro fue en su ayuda, fue agarrado y lanzado al suelo por Yuno, quien pasaba por allí, y decidió intervenir.
Para sorpresa de aquellos idiotas, una presión los obligaba a permanecer en su lugar, Yuno estaba molesto y había sacado sus feromonas paralizando a los otros incluso antes de que las notaran.
- Quien pensáis que sois para tocar a mi omega. - En el momento en el que se había acercado donde Asta se encontraba, notó de nuevo la misma sensación, un sentimiento que al igual que a su hermano golpeó fuerte en él, afirmándole lo que él ya sabía, aquella persona era su destinado.
Por otro lado Asta, quien estaba notando las feromonas del mismo, no escuchó nada de lo que decía, tan solo sentía la misma presión que los dos betas solo que multiplicada por varias veces más. Esto lo llevaría a perder la consciencia si el alfa no paraba, el cual se percató por fin del estado de su pareja, y bajó la intensidad de las mismas, advirtiendo antes que los insectos se marcharan, de que si se atrevían a poner un solo dedo sobre el omega, ambos se arrepentirían.
Tras conseguir su objetivo, Yuno se calmó, acercándose hasta donde estaba el otro.
- ¿ Te encuentras bien? - Se preocupaba mientras comprobaba el estado en el que se encontraba el cenizo. Intentando poner una mano sobre su mejilla para que volteara la vista hacia él, Asta recordó las palabras de Keching, así que inmediatamente bajó su mirada para evitar por completo los ojos del mismo. Ante esto, Yuno se agachó, para poder ver su cara con claridad, pero el joven seguía evitándolo. Aquí comenzó un juego de buscar y esquivar que pronto acabaría con las manos del moreno sobre la cara del otro, y este a su vez con los ojos cerrados.
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Brillo destinado
Fanfiction¿Qué pasaría si el color de tus ojos decidiera tu destino? En distintas parte de los territorios se ponen en marcha varios jóvenes, los cuales cumplirán sus objetivos, ya sea para bien o mal de algunos, estos descubrirán la verdad que oculta su pasa...