Página 13.

8 1 0
                                    

Los tres jóvenes, quienes se acaban de encontrar debido al pequeño percance, ahora se dirigían hasta un establecimiento con mesas alargadas puestas al aire libre. Para su sorpresa, se encontraron con cuatro personas más. Estos eran:

Lisa: Bibliotecaria de Mondstad. Una mujer cuya expresión daba a entender que era bastante calmada, pero todos sabían de lo terrorífica que podía llegar a ser cuando la enfadaban.

Kaeya: Capitán de Caballeria del cuerpo de los Caballeros de Favonius. Un hombre un tanto misterioso y desvergonzado, pero a su vez encantador.

Asta: Soldado de los Caballeros de Favonius. Un chico muy alegre y nervioso, pero de gran corazón.

Venti: Apodado Barbatos, título que poseían todos los líderes de Mondstad. A su corta edad, había tenido que tomar el control debido a que su padre murió. Es un chico alegre o al menos eso muestra. La mayoría del tiempo se escaqueaba del trabajo.

- Lisa-san, cuanto tiempo. - Sonreía Naruto, pues ya la conocía hacía mucho. Al igual que Dominante, Lisa pertenecía originalmente al Bosque de Las Brujas, pero a diferencia de esta, Lisa se marchó mucho antes para vivir su vida lejos. Según contaba su sitio se encontraba en otra tierra, aún así, alguna vez que otra volvía a ver a los suyos, quienes siempre la recibirían con las manos abiertas.

- No me lo puedo creer, Naru-chan. Como has crecido. - Se alegraba ciertamente de verlo, y no solo por el echo de llevar tanto si hacerlo. Tras las presentaciones por parte de los demás y aclarar el por qué estaban allí, se dispusieron a comer los deliciosos platos que Xiangling había preparado. Algunos en cuanto escucharon de que estaban compuestos, se negaron a probar, pero los jóvenes se adentraron a lo desconocido tomando de los mismos, cosa de lo que no se arrepintieron, sino todo lo contrario. Estaba exquisito.

Tras el atracón, Lisa pidió a Kaeya que llevara a Venti a dar una vuelta, pero advirtiéndole de antemano, que si algo pasaba, lo haría responsable de ello. Un sudor frio recorrió la espalda del mismo, y sin más se marcharon.

- Ahora que los incordios se han marchado es hora de que hablemos. - Los cuatro jóvenes que allí se encontraban, quedaron descolocados, ¿ cómo que hablar?, no entendían nada. - Bien, para empezar, Naru-chan se el por qué estáis en este lugar. Ella me informó de todo hará unos días. Recibí una carta en la que me advertía de tu visita a este lugar, y que coincidiría con un evento importante. Pensó que su visión se refería al festival que está dando lugar ya que había visto linternas en la misma. En su carta me pedía que te ayudara lo más que pudiera. - Naruto bajó su mirada cuando esta terminó la frase, no podía creer que esa mujer aún se preocupara tanto por él. Ese pensamiento lo hizo feliz, puesto que lo más parecido a una madre que conoció, era ella. Terminó sonriendo para si mismo.

Izuku por su parte se alegraba por su amigo, quien por fin tendría una pista para poder dar con sus orígenes, sin embargo algo dentro de él lo ponía nervioso. Sabía que su caso era más complicado, ya que no tenía ninguna pista, pero si estaba seguro de que en algún momento la encontraría.

- De todas formas chicos, ya que viajareis con nosotros supongo, tendremos que tomar algunas precauciones. - Todos se miraron extrañados, de nuevo no se enteraban de nada, una de dos: o ella iba demasiado rápido en su explicación, o eran unos completos cabezas de chorlito.

Con esto último dicho, y no estando muy seguros de lo que significaba, cambiaron aquella mesa por el puerto de Liyue, donde ciertos piratas, que gozaban de una tregua con el mismo, esperaban pacientes a que llegaran sus pasajeros.

- Ya era hora, cuanto más me pensabais dejar esperar. - Se quejaba Beidou, Capitana del barco.

- Perdón por la espera, pero tuvimos un pequeño contratiempo. - Decía Keching, quien aparecía detrás del grupo anterior seguida por una joven de cabellos azulados que cargaba el cuerpo dormido de cierto borracho. Por otro lado aparecía Kaeya en la misma situación, solo que este cargaba a Venti, quien era más ligero. Una vez todos a bordo, zarparon rumbo al reino del Trébol, lugar donde se celebraría en pocos días la reunión.

Durante el viaje, tanto Lisa como Keching se encargaron de enseñar modales a los cuatro jóvenes quienes de esto no tenían mucha idea, pero a los cuales les sería necesario. Además de dar ciertas explicaciones muy necesarias.

- Para empezar, quiero saber vuestro género. - Decía la joven de cabello lila.

Naruto: beta.

Izuku: omega.

Asta: omega.

Bennet: omega.

- Bien, ahora unas normas a seguir que espero no sea necesario repetir:

Primero: jamás miréis a los ojos a ninguno de los miembros de los demás reinos, ya que la mayoría son alfas, lo que probablemente traiga problemas.

Segundo: procurad no alejaros demasiado de los demás.

Tercero: vosotros tres, ni se os ocurra acercaros a la familia del reino Dragón, ya que desgraciadamente piensan que vuestros ojos están malditos.

Cuarto: si alguno se mete en un lio será castigado.

¿ Alguna pregunta? -

- ¿ Por qué lo de los ojos malditos? - Izuku se atrevió a preguntar.

- Sobre eso... - fue Lisa la que contestó. - Nadie sabe a ciencia cierta el por qué, tan solo un día comenzaron los rumores, yo lo escuché de la madre de Asta, quien por aquel entonces apenas había llegado a Mondstad. Pero dejando eso de lado, no creo que tengamos problema alguno puesto que nos encontraremos en un reino distinto, además si se atrevieran a decir algo de alguno de nosotros, algo me dice que se arrepentirían. - Un aura siniestra rodeaba a la mujer, quien no paraba de sonreír y provocaba auténtico terror en los jóvenes. Mas que temer por el acontecimiento venidero, temían por su seguridad durante el trayecto, pues no estaban seguros de si llegarían al lugar o serían asesinados por ella.

Mediante pasaba el tiempo, en el barco comenzó a crearse alboroto debido a que ciertos borrachines despertaron de su sueño. Comenzaron a quejarse de que aquello era un secuestro, pero poco o nada duró la pataleta, ya que tras de los mismos apareció Lisa quien tomó por la oreja al más joven, y lo castigó severamente. Nadie sabe con certeza que fue lo que le hizo, solo que los gritos se escuchaban a distancia, y de ser sinceros, daban autentico pavor.

Rato después, aparecía Venti con una expresión de terror en sus rostro, todo el alcohol ingerido quedó en el olvido, y llegó a estar totalmente sobrio. A su vez Zhongli, era sermoneado por Ganyu, quien más que gritarle, jugaba de manera psicológica y sádica con la mente del mismo. Mostraba una sonrisa inocente, pero a su vez, todos pudieron notar el terror que desprendían sus palabras.

Ambas chicas, que tan calmadas parecían, y tan amables, en realidad daban auténtico miedo cuando se enfadaban.

Brillo destinadoWhere stories live. Discover now