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Reino de Grinberryall

- Maldición que frio. - Se quejaba un rubio con una manta encima. La carreta donde viajaban había tenido una avería, una de las ruedas se rompió, y tuvieron que parar para arreglarla. Para su mala suerte se encontraban en el Reino de Grinberryall, cuyo lugar la mayor parte del año tenía clima nevado. - Demonios, quiero un baño caliente y una cama. -

- Vamos, Naruto no es para tanto, podríamos estar peor. - Decía Izuku quien en cierta forma llevaba razón. Ya llevaban algunos meses viajando, durante los cuales, se habían topado con algunas dificultades, y esta era una más. Por suerte no era peor que la vez que por equivocación dieron a parar a un pantano y casi pierden todas sus cosas además de sus vidas. Recordarlo solo los hacía suspirar.

- Puede que tengas razón, pero este clima es horrible. - El rubio hacía puchero, mientras, el hombre que los acompañaba, traía buenas noticias.

- Tenemos suerte, cerca de aquí hay una aldea, y van a ayudarnos a reparar la rueda. Lo malo es que tendremos que pasar la noche aquí. - Ambos jóvenes suspiraron. Su camino se estaba torciendo y sus intentos de acceder a información, no habían dado sus frutos. Nadie podía ayudarlos, tan solo les quedaba seguir buscando.

- Bueno no nos desanimemos, encontraremos la forma de entrar, y también información sobre nuestro pasado. - Se decían a si mismo para animarse. Debían ser positivos, habían llegado muy lejos y no podían rendirse.

- Veo que estáis animados, que tal si comemos algo. - Afirmaban los jóvenes tomando cacerolas e ingredientes para poder cocinar. Poco después apareció una mujer, venía del pueblo a comprobar la carreta pues su padre se lo había pedido. Al rato volvió acompañada por el mayor allí presente. Como si su estrella de la suerte no los abandonara nunca, una vez más hizo un milagro, y el hombre que se encargaría de ayudarlos, pudo terminar antes los otros trabajos. En poco tiempo ya estaba arreglando la rueda, y desplazándose al lugar donde la carreta se hallaba.

En cuanto llego hasta el destino, no tardó mucho en poner la rueda y asegurarla para que la carreta se moviera nuevamente. Tras pasar la noche en aquella aldea siguieron con su camino, que muy pronto los conduciría hasta alguna pista, o al menos, esperaban que así fuera.

Días después, llegaron a las afueras de la capital, lugar en el que encontraron a una joven que se encargaba de cuidar de sus flores.

- ¿ Dominante-san? - Se sorprendía Naruto, quien hacía años no la veía. Esta pertenecía originalmente al Bosque de las Brujas, pero tiempo atrás conoció al que ahora era su esposo y se había marchado de allí.

- Naruto-chan, no me lo puedo creer como has crecido, parece mentira. - Una sincera y alegre sonrisa era mostrada por la mujer, quien había tomado cariño al pequeño. Tras una breve introducción, los hizo pasar a casa y les sirvió algo de beber. Naruto comenzó a relatarle el por qué se encontraban allí y cual era su objetivo, este esperaba que ella al menos les diera algún consejo.

- Es por eso, que necesitamos toda la ayuda que encontremos, si pudieras ofrecernos aunque sea una pista estaríamos eternamente agradecidos. - La mujer se veía pensativa, hasta que momentos después algo pareció iluminarse en su cabeza.

- Ya lo tengo, es cierto que quizás esté un poco lejos, pero que os parece ir a ver a Mona, aunque es cierto que ella no puede ver el futuro, si es muy buena encontrando ubicaciones y personas. Quizás ella pueda ayudaros. -

- ¿ Mona?-

- Si, supongo que no la recuerdas, ya que su maestra la llevó con ella desde muy pequeña. Pero estoy segura que puede ser de ayuda. -

- Cariño, estoy en casa. - Llegaba Fanzell quien parecía hambriento.

- Oh, querido enseguida te sirvo algo. -

- Gracias - sonreía mientras observaba a su esposa, tras lo cual volvió su vista hacia los invitados quienes no eran conocidos. Inmediatamente la mujer los presentó, y cordialmente los invitó a quedarse el tiempo que necesitaran.

Por un par de días, estos tomaron la palabra de aquel hombre. No era mala idea descansar y reponer fuerzas. Por lo que decidieron hacer un poco de negocio en el lugar.

Naruto, quien observó unos niños jugando, vio como uno de ellos comenzaba a llorar, y sin pensarlo dos veces, se acercó al pequeño y tomó su mano mientras indicaba a su compañero que tocara un pequeño instrumento que llevaba con él. Comenzaron a bailar, la gente que pasaba por allí comenzó a parase para ver el espectáculo. Al final Izuku, quien era reacio en un principio, terminó danzando al igual que algunos niños. A su vez, algunos músicos se agruparon para acompañarlos, y todos los allí presentes aplaudían y sonreían.

Era hermoso ver como un pequeño gesto, se convertía en tal fiesta. Al final, uno de los sirvientes del rey, quien pasaba por allí, informó al mismo, el cual envió a un mensajero para que los mismos se presentaran al día siguiente ante él.

- Sed bienvenidos, por favor levantaos. - Como era costumbre saludaban a la realeza arrodillándose.

- Es un honor que nos halla llamado su majestad. - respondía Naruto, quien estaba un tanto preocupado por la llamada tan repentina del soberano. Seguro que se llevarían una buena reprimenda y alguna multa por vender mercancías sin permiso, aunque no pensaba realmente que los hubieran citado para ello.

- Supongo que os preguntareis el por qué os he hecho llamar. No os preocupéis, no es nada malo, así que no necesitáis estar en guardia. Tengo entendido que buscáis la forma de entrar en el reino de La Hoja, ¿es cierto?. - Naruto se sorprendió, como sabía aquel hombre aquello.

- Siento llegar tarde, su majestad. - Se disculpaba Fanzell quien avanzó hasta la misma posición en la que los chicos se encontraban, hizo una reverencia y continuó. - Perdonad que no os lo contara, pero sabía que podría ser de ayuda por ello se lo comenté al rey. - Ya entendían el por qué, pero esto no les dejaba más tranquilos.

- Así es, aunque decidí esperar un poco para ver si podía confiar o no en vosotros. Además de que no se que intenciones tenéis realmente. -

- Él tiene razón Naruto. Su majestad, con el debido respeto, no buscamos el mal a nadie, solo buscamos respuestas. - Naruto se sorprendió por las palabras de Izuku. Había dado una razón pero sin llegar a revelar todo el contexto, cosa que justamente estaba pensando el mismo pero no sabía como decirlo.

- Si es así, quizás haya una manera de que obtengáis vuestro pasaje. Sin embargo, no será gratis por supuesto. -

- De acuerdo, ¿ qué tenemos que hacer?- Los ojos de Naruto mostraban determinación, harían lo que fuera para conseguir su meta.

- Necesito que llevéis algo a un conocido. Está un poco lejos, pero no os arrepentiréis. - El rey hizo un gesto, y unos sirvientes se acercaron con varios cofres y una carta. - Entregad esto a Rex Lapis de la región de Liyue. Se encuentra en el reino de Teyvat, y es un viejo amigo. Dadle saludos cuando lo veáis. - Con estas últimas palabras, se pusieron en camino esperando que lo que el rey había dicho se cumpliera.

Tiempo después se volverían a encontrar en un lugar que cambiaria el destino de ambos jóvenes.

Brillo destinadoWhere stories live. Discover now