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Reino de Teyvat

Una carta fue mandada a las distintas regiones del mismo. Su soberano que en pocas ocasiones se hacía presente, en este momento lo hacía a todos de manera urgente. Cierto país, cuyo rey actual derrocó al anterior, pedía su comparecencia para un acto en el que participarían distintos reinos.

Tras pensarlo detenidamente, decidió que lo mejor sería estudiar la situación con detenimiento, así que pidió que los líderes de las distintas regiones del territorio, se pusieran de acuerdo en cuanto a quién enviarían para las negociaciones. Cierto era que no tenían por qué volver con pactos o tratados por parte del mismo gobernante, pero si necesitaba que se observara la posición de los distintos asistentes.

Por ello y sin tomar seriamente la petición, uno por uno los distintos líderes de cada una mandaron sus respuestas. Sabían con seguridad que sería todo un engorro, por lo que se negaron explicando su situación a lo que el soberano del reino no pudo objetar nada. Tan solo dos personas no contestaron, por lo que ya se había decidido.

Dos órdenes se enviaron en unos sobres de color blanco con un sello de cera en ellos, en el cual se mostraba un símbolo que indicaba que aquello se acataría ya que era obligatorio. No había forma de escapar de aquello, por lo que dos oficinas una en Mondstad y otra en Liyue, hacían alboroto debido a las mismas.

Mondstad ( Oficina de la Gran Maestra Intendente).

Jean, quien se convirtió en la Gran Maestra Intendente de los caballeros de Favonius hacía un tiempo, estaba al borde del colapso como otras tantas veces a causa del trabajo. Cosa que el echo de que el líder de la región estuviera totalmente desaparecido durante la mayor parte del tiempo, no ayudaba. Y para colmo, ahora llegaba una orden directa del rey para el mismo.

- (Suspiraba) ¿Qué haré ahora? - estaba algo preocupada. Mientras se podía ver la carta sobre su escritorio y a ella con los codos apoyados sobre este cruzando sus dedos y poniendo su frente sobre los mismos, Lisa aparecía para traerle un té y discutir algunos asuntos relacionados con la biblioteca.

- Ara, ¿ cuál es el problema? -

- Míralo por ti misma. - decía mientras le alargaba aquel papel. Esta intercambió la taza en sus manos, por la carta, y comenzó a leer.

- Pues si que tenemos un pequeño problema. - Sabía que aquel joven y pequeño demonio daría problemas con ello. - ¿ cómo piensas conseguirlo? - Jean suspiró y levantó la vista.

- Solo hay una forma . - Como si de un interruptor en sus cabezas se tratara, algo se encendió y ambas pensaron maliciosamente. Kaeya, quien pasaba por allí abrió la puerta, cosa de lo que se arrepintió rápidamente. Una mirada ambiciosa y escalofriante provenía de ambas hacia su persona, y así este quedó envuelto en el mismo lio.

Mientras tanto...

Región de Liyue, oficina del Equilibrio Celestial.

Se podía observar a Ninguang en la misma posición que se encontraba Jean. Pues, para su mala suerte su querido líder, también era un maldito escapista. Pero al igual que las anteriores, esta ya tenía cierta estrategia en mente. Para desgracia de Keching, quien fue en busca de unos documentos, Ninguang ya le había echado el ojo como si de un gato se tratara acechando a su presa, presa que no dejó huir. Por ello tiempo después, se embarcaría en el viaje junto con varias personas de lo más variopinto.

Llegada la fecha, un hermoso festival daría comienzo. El Rito de las linternas, daba lugar con el comienzo del año nuevo lunar.

La ciudad de Liyue, centro de la región con el mismo nombre, se engalanaba para la ocasión. Era famoso por sus muchos y diversos platos y licores, que llegaban incluso de algunas regiones vecinas.

Toda la gente que la visitaba, repetía debido a la buena impresión que se llevaba del mismo. Y no era para menos, pues la atracción principal se decía que era hermosa. Miles de farolillos que harían las veces de luces, volaban por el cielo nocturno, iluminando este como si de una lenta y abundante lluvia de estrellas se tratara. Es por ello que este sería el momento oportuno para que ambas mujeres llevaran a cabo su plan.

Días antes de que el festival comenzara, Ninguang, se puso en contacto con Jean, quien sabía que tenía el mismo conflicto, así que decidió llegar a un trato. Ella le ofrecería el transporte, si a cambio enviaba a algunas personas a ayudar con los eventos y con la vigilancia de ambas calamidades. Jean, por su parte, no puso impedimento alguno, es más, mandaría a dos personas más a parte de las que ya tenía pensado. De esta forma no habría problema alguno en cuanto a seguridad y contención de los mismos se tratara.

De un día para otro apareció cierto trio de viajeros, los cuales buscaban a Rex Lapis. Tan solo los enviaron hasta a las oficinas, y sin necesidad de entrar a las mismas, llegaron a toparse con el equilibrio celestial, quien recibió los paquetes y la carta que provenían del rey de Grinberryall.

Tras leer la carta y comprobar la mercancía, esta les puso una condición. Si querían tener una oportunidad, deberían dar un buen espectáculo a cambio. Ninguang era astuta, no iba a dar nada sin sacar algo a cambio, aunque por esta vez saldría más que beneficiada, puesto que de esta forma podría tener a dos secuaces más en el viaje, los cuales esperaba que ayudaran a controlar cualquier caos que ocasionara su nefasto jefe.

Ambos jóvenes accedieron pidiendo como favor algún atuendo para la ocasión, ya que no tenían ninguno acorde con las fiestas. La mujer accedió sin pegas, puesto que la petición del joven Naruto estaba dentro de sus posibilidades, y ya que sufrirían debido a los acontecimientos venideros, no se lo negaría.

De esta forma, ambos chicos terminaron con un conjunto de estilo chino, parecido al que se usa para practicar tai chi, con lo que vendría a ser la parte superior compuesta por una camisa larga, acompañada de unos pantalones de caída suave, y un calzado negro bastante cómodo. En ambos casos el diseño era el mismo, floral a su espalda. Lo único que cambiaba era el color del atuendo, puesto que a Naruto se le dio un tono azul con detalles en dorado, y a Izuku verde oscuro, con detalles en blanco.

Ya estaban listo para la ocasión, ahora solo quedaba el lugar en el que llevarían a cabo su número. Por suerte, cada vez que habían parado a descansar durante el viaje, Naruto enseñaba a Izuku a hacer algunos trucos, ya que pensó que se podría dar el caso como era en ese momento de que necesitaran salir del paso con alguna distracción, cosa que al mismo no parecía dársele del todo mal.

En cierto momento, algunas de las decoraciones se descolgaron y casi golpean a algunos transeúntes, sin embargo los chicos lo usaron a su favor. Terminaron convirtiéndolo en parte de su espectáculo y todo salió bien. Tras esto, un joven rubio de ojos color olivino se disculpaba, ya que había ayudado poco antes a asegurar aquello, pero con su mala suerte eso podría haber herido a alguien. Ambos chicos le hacían gestos para que no se preocupara, pero él no podía quedarse tranquilo así que los invitó a comer.

Brillo destinadoWhere stories live. Discover now