Capri estaba abrazando sus piernas presionándolas contra su pecho. Lloraba desconsoladamente. No entendía porque termino en un cuarto obscuro de una casa desconocida usando pijamas de una desconocida. Llevaba llorando varias horas. Llevaba aguantándose las ganas de llorar desde que la eligieron para el examen… ¿experimento? Sus sollozos resonaban en todo el cuarto, y ella desconocía que se escuchaban un poco más allá del cuarto.
Alguien abrió la puerta. Lo único que iluminaba el cuarto era la luz de la luna ya que carecía de foco.
-¿Capri? –era voz masculina. Harris.
Capri seguía llorando, y sintió un peso extra en la cama. Levanto su mirada y vio que Harris estaba enfrente de ella.
-¿Qué tienes? –pregunto Harris.
Le tomo un segundo responder.
-¡No sé qué debo hacer! ¡No sé qué quiero hacer! ¡¡Quiero volver a mi ciudad!! ¡Extraño a mi hermana! ¡Extraño a mi madre! ¡¡Extraño a mi amiga!! ¡Extraño a Eber! –grito Capri llorando, dejando a Harris perplejo.
Harris tomo su manga en su mano. Con su otra mano tomo la barbilla de Capri.
-Te preocupas de más –le dijo Harris a Capri mientras limpiaba sus lágrimas.
Capri juro ver la palabra “Preocupado” escrita en la frente de Harris. Ella no le dijo nada. Pero su llanto paro drásticamente.
-Listo –dijo Harris alejándose un poco de ella.
Capri noto lo caballeroso y respetuoso que era Harris.
-Hmm. Dijiste que tenías una hermana –dijo Harris.
-Si –le contesto Capri.
-Y una madre.
-No sé porque tendría más.
-Una mejor amiga…
-Si.
-¿Y a un Eber?
-Exacto –contesto Capri asintiendo.
-Eso nos da un total de 4 personas –dijo Harris.
-¿Y? –pregunto Capri confundida.
Harris la miro, y Capri se sintió nuevamente atacada.
-Solo contaba –dijo Harris parándose de la cama- ¿Te sientes mejor?
Ella asintió.
-Bien, nos vemos mañana –le dijo Harris.
Se acercó a la cara de Capri y le dio un beso en la frente.
-Buenas noches –le dijo con su sonrisa resplandeciente.
-Buenas noches –le contesto Capri, un poquito perpleja.
Capri se levantó relativamente temprano, se había cambiado a su uniforme, se sentía en casa con él. Tomo la perilla. Podía escuchar hablar a Hannah y Rasu, y por alguna razón tenía un miedo en salir ¿A dónde se quieren ir? Y lo más importante ¿Por qué se la quiere llevar? Giro la perilla y vio a Hannah y Rasu. Hannah camino hacia ella, a diferencia de ayer, su cara no parecía pálida, sus labios se veían perfectos y sus ojeras habían desaparecido, y portaba una sonrisa muy parecida a la de Harris.
-¡Hola, Capri! –dijo Hannah.
Irradiaba tal felicidad que era inevitable no sonreír al hablarle.
-Hola –dijo Capri.
-Perdona si ayer te dije algo –dijo Hannah apenada- Mi fiebre estaba tan fuerte que no recuerdo la mitad de las cosas que hice ese día, y no estaba pensando bien ¿podrías perdonarme? –pregunto.
-C… Claro –dijo Capri algo en shock.
<<¡Hannah es una chica adorable!>>
-Capri, A-Hann –las llamo Rasu- ¡Vámonos!
Capri se quedó parada mientras Hannah avanzaba. Los nervios la invadían lentamente. Rasu tuvo que caminar hacia ella.
-Vamos, Capri, no tenemos tiempo –le dijo Rasu empujándola por la espalda.
Se metieron al carro, Capri no sabía qué hacer, ¿corría? ¿Esperaba a ver a dónde irían? No tenía opciones, a decir verdad. Harris iba al frente con Rasu, y ella atrás con Hannah. Capri se tomaba las manos nerviosa mientras Rasu encendía el carro.
-Tengo una sorpresa para ti –le dijo Harris con una sonrisa.
-Escucha Capri –dijo Rasu estrictamente- te llevare a ese pedazo de desierto que rodea tu cam… ciudad, y tú entraras y sacaras a tus seres queridos. Mientras haces eso yo llevare a Hannah y Harris a que compren los 8 boletos de tren.
-¿8 boletos? –pregunto Capri.
-Pues claro. Nosotros 4 y tus 4 seres queridos –le dijo Hannah sonriéndole.
Capri apenas iba a sonreir pero Rasu hablo.
-Te doy 3 horas para que logres sacarlos. Si no estás ahí cuando yo vaya por ti, asegúrate que los dejare ahí –dijo Rasu.
-Está bien –dijo Capri.
No ¡No estaba bien! ¿Cómo era posible que una muchachita entre y salga con 4 personas? Las opciones de que la atrapen son de mil millones a uno. Pero no le importaba <<No seré egoísta, sacare a Miltara, mi madre, a Kayla y a Eber aunque sea lo último que haga>>
Salieron de esa ciudad en un segundo, pero mientras el paisaje se le hacía más familiar a Capri, más nerviosa se ponía. Hasta que por fin, llego el momento en el que ella tenía que bajar. Bajo del carro, pisando la tierra arenosa. Estaba nerviosa y preocupada, se notaba en su mirada.
-¡Sé que te ira bien, Capri! ¡Creo en ti! –le dijo Harris sonriéndole como siempre.
-¡Apostaría todo el dinero que tengo a que los lograras sacar en menos de lo que canta un gallo! –le dijo Hannah levantando su brazo con un puño.
Capri les sonrió débilmente y cerró la puerta. El carro avanzo rápidamente. Entonces a Capri le dio –algo- en el estómago ¿En serio volverán? ¿No acaba de ser un juego sucio? ¿Ellos la regresaron a propósito? Muchas preguntas invadían su mente, pero si era cierto, le quedaban 3 horas para que regresen, y estaba segura de que sacarlos no iba a ser nada fácil.
Corrió hasta que vio la cerca de su ciudad. Y algo que no había notado antes, una señal de advertencia en un cartel grande, que leía Get away osea, aléjese.
Get away… Getthaway…. No.
El nombre de su ciudad no puede ser una señal de advertencia, ahora con más razón quería sacar a todos de ahí. Tomo la cerca de púas nuevamente, encajándose las púas en sus manos y arañando su traje. El dolor era lo de menos, estaba a punto de volver a entrar a esa jaula. Al tocar el suelo pavimentado sintió algo… casi como temor. Corrió por en medio de unos edificios, en la sombra.
Estaba en un callejón, hasta que vio la soleada calle y se sintió en casa. Tenía que ser muy cuidadosa de que nadie la viera. Caminaba apresuradamente, evitando a las personas, pero de esa forma no encontraría a nadie, ni podría llegar a su casa. Estaba buscando la casa de Eber hasta que lo encontró. A él. Estaba de espaldas, hablando con personas, en plena calle, bueno, a lado. Las ganas de gritar su nombre la invadieron completamente que fue casi imposible no haberlo echo.
ESTÁS LEYENDO
The Mortal Experiment
Science FictionElla vive en una ciudad gobernada por 6 presidentes anónimos, que obligan a los ciudadanos a vestirse de cierta manera y peinarse de cierta manera. Cada año la generación que cumpla 16 años tiene que participar en el Sufragio, donde ciertas persona...