Capitulo 28 - Trabajo

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-Hermano ¿sabías que aquí no venden globos de mejórate pronto? –le pregunto Harris a Caliban.

Todos estaban parados enfrente de la cama de hospital de Caliban, el cuarto era vagamente grande.

-No, no lo sabía –dijo Caliban riendo.

-En serio lo siento, Caliban –dijo Hannah que estaba sentada en la cama de Caliban.

-No te preocupes –dijo Caliban tomándola de la mano- Fue un accidente.

-Wow, increíble –susurro Jana que miraba una pantalla a lado de la cama de Caliban- Tus tejidos se regeneran salvajemente –dijo con una sonrisa- Puede que para mañana ya no estés aquí.

Capri estaba asombrada por todos los avances médicos que ese lugar tenía. Caliban puso una mano encima de su vendaje, intentando sentir su piel regenerándose.

-Si pueden hacer eso por Caliban ¿Qué no pueden sacar a Arco de su silla de ruedas? –preguntó Tad.

-Oh, claro que podemos pero Arco es terca como una mula. No quiere que le hagamos nada a su cuerpo –dijo Jana quitándose su bata- Creo que debemos irnos, Caliban necesita descansar.

-Alguien debería quedarse a cuidar al pobrecito –dijo Miltara.

-Yo me quedare, es mi culpa después de todo –dijo Hannah.

-Tú no te quedaras –le dijo Harris- ¿Qué tal si Caliban quiere ir al baño? No te permitiré que veas eso, no, no –dijo Harris tomándola el brazo.

-Que rudo –dijo Caliban riendo.

-Yo creo que Eber debe quedarse ¿verdad? –pregunto Capri.

-Está bien –dijo Eber sin pensarlo dos veces.

-Bien, entones los veo luego –dijo Jana.

Todos salieron del cuarto y Eber tomo una silla y se sentó a lado de Caliban.

-Entonces... ¿Qué se siente ser atravesado por una espada? –le pregunto Eber.

-Se siente bien –dijo Caliban sarcástico- ¿Qué se siente que Farah "chica compulsiva" Dalateven ande detrás de ti? –le pregunto.

-Se siente genial –dijo Eber casi enfadado acomodándose en su silla- Vaya, que incomodo –dijo.

-¿Podrás dormir bien? –le pregunto Caliban desconcertado.

-La verdad el piso parece una mejor opción –dijo Eber.

-Hermano, te puedes dormir aquí si quieres –le dijo Caliban haciéndose a un lado.

-¿Seguro? –le pregunto Eber.

-Claro, acomódate –le dijo Caliban.

Eber cuestiono un momento, pero se paró de la silla y se acostó a lado de Caliban.

** *

Jana entro al cuarto de Caliban para ver si su tejido había terminado de regenerarse. Pero al entrar se encontró otra cosa. Eber estaba dormido abrazando a Caliban con un brazo. Ella soltó una risita y salió del cuarto. Fue a la sala de espera donde sus amigos madrugadores esperaban saber de Caliban.

-¿Cómo está? –le pregunto Capri.

-No sabría decirte, pero acabo de ver algo muy tierno –dijo Jana- Eber estaba abrazando a Caliban y estaban dormidos en la cama.

-¡No! –grito Harris.

-¡Te dije! Me debes 10 dólares –dijo Hannah con aire de campeona.

-Está bien, deja que consiga dinero y te los pago –dijo Harris riendo.

-Tienen razón, a ustedes les falta trabajo –dijo Jana riendo.

-¿Y en qué cosa podemos trabajar? No tenemos muchos talentos –dijo Capri.

-Oh no te preocupes eso es lo de menos. Vengan conmigo –dijo Jana haciendo un gesto con la mano de que la siguieran.

Siguieron a Jana hasta la oficina de Riguel, y ella toco la puerta. Se escuchó la voz de Riguel decir "¡entren!"

Jana abrió la puerta y Riguel salto de un lado intentando asustarlos, pero claro, para nadie funciono.

-Eres una persona mediocre –dijo Jana haciéndose a un lado para que los demás entraran.

-Y aun así soy el segundo a cargo del Despertar –dijo él riéndose- ¿Y que trae a las lindas chicas y chicos aquí?

-Buscan trabajo –dijo Jana parándose a un lado de ellos firmemente.

-Oh –dijo Riguel.

Él se sentó en su escritorio y saco algunos papeles.

-Veamos. Lavar los baños, pintar las paredes, salir a buscar municiones ¿Qué les gustaría? –dijo Riguel con una sonrisa mostrando sus sucios dientes.

-Ah Miltara le gusta hacer ropa ¿No tienen un lugar donde hacer ropa? –pregunto Capri inclinándose hacia el escritorio.

-De echo si tenemos... un espacio –dijo Riguel sacando un papel con la palabra "Vestuarios"- Solo escriba su nombre aquí Señorita Miltara y podrá empezar a trabajar mañana.

Miltara tomo un lápiz entre todo el basurero que estaba en el escritorio y firmo aun con dudas.

-A mí me gusta la medicina ¿hay algo que tenga que ver con eso? –pregunto Tad talvez demasiado rudo.

Jana lo miro de reojo, y luego sonrió.

-Claro, en el hospital siempre hay puestos disponibles, ¿te interesaría? –pregunto Riguel sacando otro papel.

-Puedes ser mi ayudante –le dijo Jana sonriendo, mientras se quitaba su bata de doctora.

Miltara tomo el brazo de Tad por instinto. Y Harris tocio, celoso. Capri y Hannah rieron, y Jana camino hacia Harris y lo abrazo por la cintura, ya que él era una cabeza más alto que ella.

-Yo quiero cocinar! –dijo Hannah.

-¡Oooooh, no! Hannah, hermanita, no –dijo Harris tapándole los ojos y la boca a Hannah.

-¿Por qué no? –pregunto Jana.

-Hannah no sabe cocinar en absoluto. ¡AH! –Grito Harris quitando la mano de la boca de Hannah- ¡Me mordiste!

-¡Quiero cocinar! –grito Hannah mientras luchaba por quitarse la mano de Harris de los ojos.

Capri miro a Riguel que estaba dormido en su escritorio. Ella le lanzo una miradita a Jana, y Jana camino hacia Riguel, y lo tumbo de la silla haciendo estruendo, y causando que Harris y Hannah dejaran de pelear.

-¿¡Que paso?! –pregunto Riguel apoyándose en el escritorio.

-Voy a cocinar –dijo Hannah con su sonrisita.

-Trabajo en la cocina ¡Listo! –dijo Riguel.

-Y tú ¿en qué quieres trabajar? –le pregunto Jana a Capri.

-Yo.... No sé –dijo Capri.

-No la presionen en esto, por favor –dijo Miltara poniendo su mano en el hombro de Capri.

Capri no había conseguido trabajo en Getthaway, y menos podría pensar en que trabajar aquí.

-¿Y tú Harris? –le pregunto Tad.

-No tengo la menor idea –dijo Harris con su sonrisa.

-Sabes niño, creo que tengo el trabajo perfecto para ti –le dijo Riguel.

-¿Enserio? –pregunto Harris sonriendo.

The Mortal ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora