El final del pozo resulto ser un sillón, en una habitación lila. Capri temblaba por la caída, y la voz que ella escucho en el cuarto de flores la saludo de nuevo.
-¡Felicidades! Has acabado tu examen, favor de salir de este cuarto.
<<¿Eso es todo? Simple>> Pensó Capri y salió del cuarto. Y salió a no un cuarto, sino a una sala, llena de algunas personas elegidas de su generación. Entre ellas estaba Kayla.
-¡Capri! ¿Este bien? –le pregunto Kayla.
-Si –dijo Capri sonriendo- ¿Dónde está Tiki?
-Yo... lo perdí –confeso Kayla- En un cuarto, pensé que estaba detrás de mí pero la puerta se cerró y…
Lagrimas empezaron a salir de los ojos de Kayla. Capri no sabía qué hacer, consolar a las personas nunca le había resultado fácil.
-A… ¿A quién perdiste? –pregunto Capri, aunque ya conocía la respuesta.
La puerta por la que entro Capri se abrió de nuevo, revelando a un agitado Caliban.
-¿De alguien es este gato? –grito Caliban.
Kayla levanto la mirada esperanzada, y Capri volteo su mirada para verlo. Caliban sujetaba en sus manos un gato bengalí, también llamado Tiki.
-¡Tiki! –grito Kayla causando que todos voltearan.
Corrió hacia Caliban y le arrebato al gato de las manos.
-¡Muchas gracias por encontrarlo!
-¿De nada? Creo… -dijo Caliban.
-¿Dónde lo encontraste? –pregunto Kayla agitando a Tiki.
-Ya sabes, en un cuarto –dijo Caliban con una sonrisa.
Capri se sintió feliz por Kayla y miro a Caliban. Noto algo extraño en el cuerpo de Caliban, tenía en sus manos, cara y traje unas leves manchas rojas. Tan invisibles que Capri sintió que no debió de haberlas notado. Pero no pudo contener la curiosidad por mucho tiempo.
-Caliban –llamo Capri y Caliban la miro.
-¿De que estas manchado?
-Oh… no es nada importante –dijo Caliban encogiéndose de hombros.
Capri lo miro sospechando.
-No es sangre ¿verdad? –pregunto Kayla poniendo a Tiki en el suelo y tomando las manos de Caliban.
-Obvio no –dijo Caliban forzando su sonrisa.
Kayla examinaba lentamente las manos de Caliban, luego, su cara.
-Deja de actuar como una depredadora y para de tocarme la cara –dijo Caliban indiferente.
-Yo no soy la depredadora; entre nosotros, tu eres el depredador –dijo Kayla soltándolo y tomando a Tiki.
-Gracias –dijo Caliban- por llamarme depredador, señorita.
Kayla le sonrió, y luego acaricio a Tiki.
-Hablando de señoritas ¿Dónde está Marlena? –pregunto Capri preocupada.
-Posiblemente no ha acabado –dijo Kayla abrazando a Tiki.
-Posiblemente –dijo Caliban mirando al suelo y subiendo los hombros.
-Me pregunto qué tan diferente es el examen de hombres al de mujeres –dijo Kayla.
Un chico moreno, que Capri conocía por ser un vándalo, puso su mano en el hombro de Caliban mientras reía.
-¡Wow!, en serio vamos a extrañar a Marlena ¿no? –dijo mientras reía.
Capri noto que el chico tenía manchas rojas en su mano, y en todo el cuerpo al igual que Caliban.
Dos hombres con trajes amarillos con capuchas y antifaces tomaron al chico de los brazos, sorprendiendo a todos.
-Está prohibido hablar del examen –dijo uno con voz grave.
Entonces tomaron al chico, y lo arrastraron contra su voluntad. El chico soltaba gritos que alarmaron a todos, y se escuchó la voz:
“Ha habido un pequeño accidente, favor de salir inmediatamente del edificio por la puerta de salida”
Todo el mundo empezó a empujarse. La puerta de salida estaba rodeada por hombres con traje amarillo intentando calmarlos y en un instante Capri había perdido de vista a Kayla y Caliban. Capri empezó a sentir nervios que subían desde su estómago, miro hacia todos lados, personas corriendo y gritando, y sus ojos encontraron una puerta, y sin pensar dos veces corrió hacia ella. Abrió la puerta y se adentró al cuarto, y el cerro inmediatamente.
Respiro hondo y se recargo en la puerta. Abrió los ojos y los intento enfocar entre la obscuridad, pero apenas sus ojos se adaptaron, las luces se prendieron, lastimando los ojos de Capri que soltó un pequeño gemido.
Se tapó los ojos con las manos, solo veía manchas, y espero a que pasaran para que pudiera abrirlos de nuevo. El cuarto era grande, blanco, y vacío. Capri lo examino cuando la voz la asusto.
“No pude estar en este cuarto, favor de salir”
Capri quería hacerle caso a la voz, pero algo en ella le decía que continuara, y entonces vio la puerta azul, a unos 20 metros de ella, le llamo tanto la atención que camino hacia ella.
Tomo la perilla, y la giro. El cuarto al que entro era de un color negro, y entro. La luz que alumbraba ese cuarto era blanca, pero muy leve para poder ver en las esquinas del cuarto. Era un aspecto tan tenebroso de aquel cuarto que Capri tuvo una necesidad de salir de ahí. Abrió la puerta de un golpe para regresar, pero ya no era el cuarto blanco, era un cuarto perverso, paredes igual de negras, pero tenía más luz que se podía ver perfectamente.
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The Mortal Experiment
Ciencia FicciónElla vive en una ciudad gobernada por 6 presidentes anónimos, que obligan a los ciudadanos a vestirse de cierta manera y peinarse de cierta manera. Cada año la generación que cumpla 16 años tiene que participar en el Sufragio, donde ciertas persona...