Capri estaba acostada en la cama de Miltara, mientras Miltara y Hannah le sobaban la espalda.
-Pues wow –dijo Harris recargado en la puerta- No tenía idea de nada de esto...
-Si tú estas asombrado imagina como estamos nosotros –dijo Tad que estaba sentado en la cama a lado de Miltara.
-Ya lo veía venir –dijo Eber, que estaba sentado al lado de Caliban.
-Vamos chicos –dijo Caliban dándole un codazo leve a Eber- No vamos a perder nuestra posición por esto ¿verdad? Lo mejor es que sigamos con esto –dijo peinándose.
-Yo no quiero hacer nada –dijo Capri tapándose sus ojos con su brazo.
-¿Por qué no? –le reclamo Caliban parándose.
-¿Mides las consecuencias de esto, verdad? –le dijo fuertemente Capri sentándose.
-Una rebelión no es algo fácil, para nada –dijo Tad.
-¿Y? Ya estamos muertos de todas formas –dijo Caliban, sintiendo que todos estaban en su contra.
-Yo creo que es una buena idea eso de la rebelión pero... -empezó Harris.
-¡¿Pero?! –Les grito Caliban- Cobardes –dijo saliendo del cuarto, enojado.
-Caliban –lo llamo Hannah.
-Déjalo, Hannah, yo voy –dijo Eber parándose y saliéndose del cuarto.
Todos se quedaron en silencio un momento.
-Bueno, creo que Harris y yo nos vamos. Adiós, chicas –dijo Tad tomando a Harris de su camisa y saliendo del cuarto.
Capri se acomodó en medio de la cama y miro a Miltara.
-¿Tu qué opinas? –le pregunto.
-Opino que tú y Hannah deben dormir. Te puedes quedar en mi cama –dijo Miltara con una sonrisa.
-Descansa –le dijo Hannah con su típica sonrisota.
-Igual ustedes –dijo Capri mientras Miltara apagaba el foco.
* * *
Capri se levantó varias veces en toda la noche. Lo suficiente para alcanzar un buen desayuno.
-No quiero entrenar hoy –dijo Capri poniendo su plato a un lado.
-Creo que Arco entenderá si no quieres entrenar nunca –dijo Tad.
-Si quiero pero...
Alguien abrazo a Eber por la espalda, y era la única persona que se atreve a hacerlo, también la única persona que faltaba del grupo: Caliban. Lo solto y se sentó a lado de él.
-Lamento haberme enojado con ustedes chicos, no lo vuelvo a hacer, enojarse es exhaustivo –dijo Caliban.
-Te perdonamos –dijo Hanna sonriendo.
-Gracias. Entonces ¿entrenaras, Capri? –le pregunto Caliban.
-Por supuesto que entrenara –dijo Jana apareciendo de la nada con Arcco
Todos se sobresaltaron.
-Lo siento por haberte gritado –dijo Arco, que estaba enfrente de Jana- pero necesitamos que entrenes, por favor –dijo haciendo cara de perrito.
Capri rodo sus ojos y rió, luego asintió.
-¡Genial! Ya váyanse –dijo Arco.
Capri se paró de la mesa seguida de Hannah, Caliban y Eber.
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The Mortal Experiment
Science FictionElla vive en una ciudad gobernada por 6 presidentes anónimos, que obligan a los ciudadanos a vestirse de cierta manera y peinarse de cierta manera. Cada año la generación que cumpla 16 años tiene que participar en el Sufragio, donde ciertas persona...