Capitulo 16 - Salir otra vez

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Tomo una roca, pequeña, y la lanzo desde las sombras. Tuvo que esperar a que los amigos de Eber se fueran, lo cual tardo más de lo necesario, y no tenía idea de cuánto tiempo le quedaba.

La roca golpeo a Eber en el cuello. Perfecto. El volteo con su típico ceño de “oooh voy a matar a todos”. Capri casi llora cuando lo ve, su cabello despeinado castaño rubio, y sus ojos naranjas. Ya no le importaba lo que paso antes, y el daño que le puso haber causado. Tomo otra roca y se la lanzo, y le cayó en la frente a Eber.

Él se quedó perplejo al notar que las rocas venían de en medio de dos edificios, donde no llegaba la luz del sol. Camino hacia ahí, y Capri no pudo haberse sentido más feliz. Apenas él había entrado a la sombra y ella se lanzó hacia él. Lo rodeo en un abrazo lleno de amistad. Eber se quedó quieto, como estatua.

-¿Qué no estas feliz de verme, pedazo de ogro? –le dijo Capri soltando unas lágrimas.

-¿Capri? –pregunto Eber en un susurro.

Entonces Capri sintió unos brazos rodear su cintura, y despegarla un poco del suelo, y volviéndola a bajar.

-¿Dónde crees que estabas, Cabra? –le pregunto Eber.

Capri se despegó difícilmente de él.

-¿Dónde ustedes creen que estaba? –pregunto Capri.

-Nos dijeron que estabas desaparecida –dijo Eber- y hace poco te…. te dieron por…

-Pues no lo estoy –dijo Capri parándose firmemente- Rápido, ve por Kayla y veme en mi casa en cuanto la encuentres –le dijo Capri sonriendo.

Justo cuando ella empezó a correr Eber la llamo y tomo su mano, deteniéndola.

-Capri… -le dijo Eber.

Ella lo volteo a ver, confundida. Él le iba a decir algo, pero luego tomo su mano más fuerte, entonces la soltó, y examino su mano.

-¿Por qué tienes… hoyos en tus manos? –le pregunto Eber preocupado.

-Son las púas –contesto Capri.

-¿Púas?

-Eber –dijo ella acercándose- vamos a salir de aquí.

Eber la miraba, confundido.

-Tenemos que hacerlo rápido –le dijo Capri, soltándose del agarre de Eber y echándose a correr.

Llegar a su casa era más fácil con los callejones, al menos tenía esa ventaja. Llego al frente de su casa. La adrenalina la consumió, y toco la puerta agresivamente. Y cuando se abrió le revelo a el chico apuesto, Tad.

Capri igualmente estaba feliz de verlo, se lanzó sobre él y también lo abrazo.

-No pensé que te extrañaría tanto, Tad –dijo Capri presionándolo contra ella, al contrario de Eber que estaba a la misma altura de Capri, Tad era una cabeza más alto.

-¡¿Capri?! –pregunto Tad sorprendido.

-¿Dijiste algo? –pregunto la voz de Miltara.

Capri se despegó de él, y miro a Miltara, esta vez Capri no se contuvo, y se lanzó a llorar.

-¡Miltara! –lloro Capri mientras corría y la abrazaba.

-¡Capri! –lloro Miltara mientras la abrazaba de vuelta.

A Tad se le ilumino la cara al ver a Miltara tan feliz, así que decidió darles su espacio.

-¡¿Dónde estabas, niña súper desarrollada?! –le pregunto Miltara.

The Mortal ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora