Capitulo 3 - 00:00

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Capri levanto su mirada y sus ojos se encontraron con unos suaves ojos color almendra. Era Tad, el novio de su hermana.

-¡Caramba! Lo siento, Capri ¿estas bién? –le pregunto Tad a Capri desconcertado.

-Deberían pensar en abrir la puerta hacia afuera –dijo Capri sobándose la nariz.

-Esta bién, Tad, no te preocupes –dijo Miltara.

Capri miro a Miltara. Siempre que Tad estaba con ella Miltara cambiaba su forma de ser con ella. Resultaba confuso.

-Bueno, me despido –dijo Capri bastante incomoda. Y salió disparada de la oficina.

Tad era un chico perfecto, tenía todo lo que las chicas querían: era guapo, fuerte, inteligente, cordial y amaba a los niños. Capri se había sorprendido varias veces fantaseando sobre él, pero ahora que era novio de su hermana todas esas fantasías habían quedado prohibidas. Capri sentía celos <<celos buenos, no soy un envidiosa>> hacía Miltara, pero no tantos como Miltara hacia ella.

Miltara era plana. Capri definitivamente no lo era.

Miltara tenía el pelo dañado. Capri tenía el pelo perfecto.

Miltara era baja. Capri no lo era.

Miltara no era considerada muy bonita. Capri si lo era.

Pero, Miltara también tenía lo suyo, y lo bueno es que un chico como Tad logro verlo.

Hasta pensar en el novio de su hermana le resultaba un pecado. Sacudió su cabeza y camino hasta su próximo destino: El Edificio de Animación.

Era necesario tener series que los niños pequeños pudieran ver, en una ciudad tan pequeña no se tiene mucho entretenimiento. Capri se detuvo enfrente del edificio y espero. No traía reloj pero pensó que serían aproximadamente la 1 de la tarde, a esa hora su  amiga salía del trabajo para un descanso.

Una chica de su edad salió del edificio con un gato bengalí en manos. La chica tenía pelo rojizo ondulado y ojos castaños que estaban cubiertos por unos lentes. Su vestimenta era el traje dividido de color azul obscuro, su cabello recogido en una trenza, y sus zapatos azules. Intentaba llamar la atención cada vez que caminaba. Capri se había dado cuenta hace años de cómo su amiga no podía vivir en ‘paz’ sin superarla. Ella sabía que la sed de superación de su amiga nunca cedía, pero Capri pensaba, que es era la única forma en la que su amiga se sentía bien consigo misma.

-Tú –dijo su amiga.

-Tú –le dijo Capri.

-¿Vamos por un café? –le pregunto su amiga cuando estuvieron frente a frente.

Capri y su amiga caminaron hasta llegaron al único lugar en Getthaway donde vendían café, el “Pesado”. Encontrar mesa siempre se tomaba su tiempo, por eso solo se les daba 20 minutos para tomar su café. Consiguieron mesa hasta el fondo a la esquina, justo donde les gustaba, no había nadie que las molestara, y a veces se les olvidaba tomar el tiempo en esa mesa. Capri y su amiga tomaron asiento, y su amiga decidió poner a su gato encima de la mesa mientras se acomodaba.

-¡Kayla! ¡Baja a tu saco de pelos de la mesa! –grito Capri algo más enojada que jugando.

-No le digas así a Tiki –se quejó Kayla aun sin bajar al gato de la mesa.

Tiki era un gato sin carisma, era pesado, grande, tenía ojos azules y le faltaba un diente. Capri no entendía como su amiga podía amar tanto a una cosa como esa.

Ambas pidieron un café clásico, y se los sirvieron inmediatamente. Mala suerte para las dos, si les contaron el tiempo.

-Entonces, dime –dijo Capri tomando un sorbo- ¿La pequeña Lilly va a poder recuperar su collar mágico?

-No lo sabemos aún, mi querida castaña –contesto Kayla mientras con una mano cepillaba a Tiki y con la otra sostenía su café.

-¿Y el lobito blanco? ¿Va a poder celebrar su cumpleaños con esa tormenta?

-No le digas a nadie –le susurro Kayla riendo- pero Lilly logra hacer que las nubes dejen de hacer llover.

-¡No puede ser! –exclamó Capri azotando sus manos contra la mesa.

Tiki se sobresaltó y ambas chicas empezaron a reír. Capri siempre intentaba mostrar interés hacía las series que Kayla ayudaba a animar, ya que a veces Kayla creía que era muy aniñado en lo que trabajaba.

-¿Estas preparada? –pregunto Capri algo indiferente.

-¿Para el sufragio? Se podría decir –contesto Kayla.

Capri asintió levemente y tomo otro sobro de su café mirando de reojo el reloj que se posaba adherido a la mesa que mostraba los minutos que tenían restantes.

10m : 34s

-¿Tu? –pregunto Kayla después de un momento.

-La verdad… no –contesto Capri.

-No deberías pensar tanto en eso –sugirió Kayla acariciando a Tiki.

Tenía razón. Desde hace 2 años Capri solo pensaba en el sufragio, y que tanto cambiaría su vida.

-Es un simple examen –le dijo Kayla.

-Ya viste como dejo ese ‘examen’ a Miltara –dijo Capri bastante ruda, no teniendo las agallas para ver a Kayla a los ojos- La cambo completamente.

-¿Cómo estas segura de que te pasara lo mismo a ti? Además –dijo Kayla tomando a Tiki en sus manos – es 300 a 1 que te elijan para el examen.

-En el sufragio todo puede pasar –dijo Capri.

-¿Sabes que te hace falta? –le pregunto Kayla- Un trabajo en que distraerte… o una mascota.

00m : 00s

The Mortal ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora