Capitulo 12 - Salir

101 6 4
                                    

-Es una pena que GAEC no haya estado de acuerdo con ustedes ¿verdad?

-Una pena, pero tuvieron que ceder –contesto el muchacho riendo perversamente.

La sonrisa del chico desapareció lentamente y miro con ojos muertos hacia la cámara.

-¿Me estas grabando? –Pregunto el muchacho levantados de su asiento -¡¿Me estas grabando?!

La cámara se empezó a sacudir, y el muchacho miro hacia la izquierda. Se escuchó un disparo y la cámara cayó al suelo, y el lente se empezó a manchar de un líquido rojo. Y la pantalla se tornó negra.

Fin del video.

Capri se tomó la cabeza mientras miraba a la nada ¿Qué es lo que acaba de ver? ¿Era una broma perversa lo que sus ojos acaban de ver? Si, obviamente. Una broma echa para las personas que no siguen las reglas. Más no salir jamás de ese cuarto.

-¿Por qué no salí con los demás? –se susurró Capri mientras se acostaba.

El sonido del estómago de Capri era el único sonido que llenaba el cuarto. Ya había gritado algunas veces para que la dejaran salir, si la podían ver en la seguridad de su casa, claramente la estaban viendo ahora, ya que estaba dentro del edifico Doble E.

Su cabello se le pegaba a la cara por causa del sudor, igual que su traje a su cuerpo. Sentía gotas de sudor recorrer su nariz. Hizo una cuenta rápida de cuanto llevaba ahí.

5 días.

Se paró torpemente del suelo, tambaleándose. Camino hacia la pantalla, ya que había jurado ver que se había encendido. Y se paró justo a un metro de distancia. Miraba desorientada hacia la pantalla, entonces mostro a su hermana. Estaba sentada en su cama, la de Capri, llorando desconsoladamente. El ruido del llanto era sangriento. Agresivo para los oídos. Capri toco la pantalla. Y escucho el sonido de la voz de Eber.

-Lo siento –decía- Capri, lo siento.

Capri sacudió su cabeza, el llanto de Miltara seguía, y parecía que nunca pararía. Camino hacia la perilla, el llanto le llenaba los oídos de una forma que hacía que ella quisiera gritar. Entonces pateo la perilla con todas sus fuerzas, y si hubiera echo to desde el principio, posiblemente no lo hubiera logrado, pero gracias a la adrenalina, tal vez podría. Siguió pateando la perilla hasta que después de fallar algunas veces, logro que la perilla cayera. Abrió la puerta de golpe y corrió, para su sorpresa, había salido del edificio. No sabía como ¿Qué no había entado por otro cuarto? ¿No se supone que tendría que haber salido a ese cuarto, el obscuro?

En frente de ella estaba la cerca de púas que rodeaba a toda la ciudad. No lo pensó dos veces y el escalo, no era tan alta. Sus manos se encajaban y cortaban con las púas, y su traje se rasgaba y o se cortaba con ellas, pero no le importo.

Descendió y toco el piso. Estaba afuera.

<<No puedo volver. Nadie creería que me encerraron. Me tacharían de loca, como a todas las personas que dicen ser los presidenes>>

Con ese pensamiento en mente, Capri corrió, el pasto muerto resultaba el cielo para sus pies. Corrió, con la esperanza de encontrar, un lugar.

The Mortal ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora