Harris se voltio asombrado, pero inmediatamente retomo su postura de coqueto.
-Oh, entonces… ¿eres guerrera? –dijo Harris con en un intento fallido de coquetear.
-Soy un Ave al fin, aunque a juzgar de que me llamaste “guerrera”, creo que tú eres ¿un Cadena? –dijo Jana bajando sus dos pequeñas maletas.
Oh rayos, maletas. Ropa. Capri no se había percatado de que no traían ropa, ni dinero, ni nada con ellos.
-No tengo idea de que estas hablando –dijo Harris con su sonrisa que te alegra el día.
Jana camino hacia Capri, luego le echo una mirada al resto. Se tomó un segundo y luego hablo.
-… ¿De dónde sacaron esos trajes? –pregunto.
-Te podemos decir luego –dijo Rasu.
Jana abrió la boca para reclamar pero las puertas se abrieron causando un ruido que se desvaneció casi inmediatamente.
De ahí salió una chica de tez blanca, que traía una blusa negra de tirantes con pantalones aguados color caqui y un suéter café atado alrededor de su cintura.
Su cabello negro caía alrededor de sus hombros, despeinado y ondulado, su frente estaba cubierta por un flequillo de lado izquierdo. Tenía ojeras negras alrededor de los ojos, y sus ojos negros era cristalinos, y los tenía pequeños.
Parecía tener un carácter fuerte, así que Capri dio un paso hacia atrás, pero alguien corrió para abrazar a aquella chica.
-¡Arco! –grito Jana abrazándola.
-Que gusto verte, Jana –dijo Arco abrazándola.
Arco era alta, ya que Jana le llegaba al cuello. Se dejó ir de Jana y camino hacia nosotros. Rasu dio un paso al frente. Era una señora bajita, y apenas le llegaba al pecho.
-Arco, estos son mis chicos –dijo apuntando a Harris y Hannah- Y estos son humanos inocentes –continuo Rasu apuntando a Capri y los demás.
-Hermosos trajes –dijo Arco sonriendo con sus ojos- ¿Pero supongo que se los quieren quitar ya? Pasen, adelante.
Arco y Jana caminaron a la entrada. Y ellos las seguimos. Harris estaba babeando, y Capri lo golpeo.
-¡¿Pierdes las hormonas por cualquier chica?! –le grito Capri en un susurro.
-No –le reclamo Harris sobándose el brazo donde ella lo había golpeado.
Entraron al edificio. Era fresco. Y las paredes por dentro eran de un color dorado gris. Estaba sucio, y parecía que nadie vivía ahí.
-Disculpen el desorden –dijo Arco pareciendo avergonzada- es para despistar. Vengan conmigo.
La siguieron hasta un elevador. Capri se preguntó porque el elevador solo bajaba. Subieron todos. Y Arco presiono la única flecha que había y apuntaba hacia abajo.
-Y… ¿Qué edad tienen? –pregunto Arco recargándose en la pared cruzando sus brazos.
-Yo dieciséis –dijo Hannah sonriendo- Me llamo Hannah.
-Un placer –dijo Arco.
-Igual nosotros –dijo Caliban poniendo su brazo alrededor del cuello de Eber- Me llamo Caliban y estoy disponible. Y este es Eber –dijo Caliban sonriendo.
-Suéltame –susurro Eber fríamente.
-Soy Miltara y este es mi novio Tad –dijo Miltara tomando a Tad de la mano- Tenemos 18.
-Soy Harris –dijo con su sonrisa- tengo 18.
-Adivinare. Tú y Hannah son hermanos –pregunto Arco con una sonrisa.
-Exacto –dijo Rasu- Y esta es Capri, tiene dieciséis también.
Rasu tomo a Capri del hombro. Pero Capri se soltó de su agarre. Camino hacia Arco y la miro, levantando un poco su cara por la altura.
-Quiero respuestas –dijo Capri enojada- ¿Qué es este lugar?
-Capri relájate –le ordeno Jana- Pronto te responderemos.
El elevador se abrió a un pasillo lleno de personas. Y puertas.
Arco y Jana salieron. Y luego los demás.
-Los veo luego. Adiós, Harris –dijo Jana sonriendo.
Harris se despidió de ella.
-No sabía que eras novio de Jana –dijo Arco sonriendo.
-No soy su novio –dijo Harris sonrojado.
Caminaron y Capri noto que nadie se percataba de que ellos estaban ahí. Ella creía que eran esenciales ¿Pero parece que no?
Llegaron a una puerta y Arco la abrió. Dentro de ella estaba un hombre dotado.
-Riguel –le llamo Arco- Humanos inocentes y dos hermanos.
Arco les dio una señal de que entraran con la cabeza. El hombre se paró cuando ya todos estaban adentro.
-Suerte –dijo Arco cambiando su tono a seriedad y cerrando la puerta.
-Rasu, que gusto verte –dijo Riguel con una sonrisa.
Riguel era un hombre dotado pero ya parecía un señor de 50 años. Y tenía aspecto de pedófilo. Y le faltaba un diente.
-Igual. ¿Puede tomar los nombres de estos chicos y darles sus habitaciones? –dijo Rasu desesperada.
-Claro. Las mujeres primero –dijeron Riguel con una sonrisa.
Se sentó en su escritorio y tomo una pluma.
-¿Tu nombre? –le pregunto a Hannah.
-Hannah Fisteralb –dijo Hannah emocionada.
Riguel miro a Capri, invitándola a decirle su nombre.
-Capri Shamrock –dijo.
Todos dijeron su nombre. Y luego Riguel se paró. Le dio un papel a Miltara, uno a Eber y otro a Tad.
-Ahí están sus habitaciones. Y vayan a cambiarse ¿no quieren ver una pelea de Aves sin armas? –les pregunto Riguel sonriendo.
-¿De que esta hablando? –le pregunto Caliban a Capri en un susurro.
ESTÁS LEYENDO
The Mortal Experiment
Ciencia FicciónElla vive en una ciudad gobernada por 6 presidentes anónimos, que obligan a los ciudadanos a vestirse de cierta manera y peinarse de cierta manera. Cada año la generación que cumpla 16 años tiene que participar en el Sufragio, donde ciertas persona...