Capitulo 7 - %#@#

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Capri toco la puerta de la casa de Kayla y espero. La puerta se abrió revelando a Kayla.

-Hola –le dijo Capri con una sonrisa de oreja a oreja.

-Ho--Hola –dijo Kayla tartamudeando- P--Pasa. Adelante –dijo con una sonrisa nerviosa.

Capri entro y se sentó en el sillón más cercano. Miro de reojo a Kayla que seguía ahí parada y se dio cuenta de que traía un traje blanco con negro, idéntico al suyo, solo que diferente.

-Entonces ahora usas rojo –le dijo Kayla ocultando el nerviosismo con emoción.

-Sí –dijo Capri mirando su traje- y tu blanco –sonrio.

-Así es –susurro Kayla- Bueno… mi mama se acaba de ir, así que tenemos todo el día –sonrió Kayla.

Capri sabía que Kayla se estaba mordiendo la lengua de rabia.

-Pensaba que podíamos ir con Eber a algún lado –dijo Capri encogiéndose de hombros.

Kayla tomo asiento en frente de ella y la miro con ojos muertos.

-¿Por qué tienes que meter a Eber en todo? –le pregunto Kayla.

-Es tu primo, pensé que querrías –empezó Capri.

-Exacto, es mi primo, significa que lo veo siempre –se quejó Kayla.

-Está bien –dijo Capri parándose algo desesperada- No lo invitemos, pero vámonos tengo hambre –se quejó Capri.

-Genial, déjame ir por Tiki.

-Nop –dijo Capri.

-¿Por qué no? –le pregunto Kayla.

-Si no puede venir Eber, no puede venir tu mascota –le sonrio Capri.

-¿¡Que!? No es justo, Tiki es mi mascota.

-Y Eber mi mejor amigo. Pero ¿Qué tal si hacemos un trato? Eber viene y tu consigues traer a Tiki.

-Echo –dijo Kayla sin dudarlo.

Llegaron a casa de Eber y Capri toco la puerta.

-¿Cómo sabemos si quiere ir? Tal vez ya tenga planes –sugirió Kayla mientras acariciaba la cabeza de Tiki.

-Tal vez no –sugirió Capri tocando la puerta de Eber una vez más.

La puerta se abrió con una chica de tez blanca y hermosos ojos verdes. La chica la inspecciono y se recargo en la puerta.

-¿Se te ofrece algo? –pregunto con toda indiferencia.

-Eh, si –dijo Capri a la defensiva- ¿esta Eber aquí?

-Ah, claro. ¡Eber, una chica te busca! –grito ella.

Eber apareció unos segundos después.

-Oh, qué onda, Capri ¿Qué haces aquí? –pegunto Eber algo desanimado de verla.

-Me da gusto verte a ti también –le dijo Capri-… Perdón, ¿estoy interrumpiendo algo?

-No te preocupes, ¿Qué pasa?

-Vine a invitarte, a ti también –dijo Capri a la chica ya que pensaba que era grosero no invitarla- a pasear, ya saben, mañana es el Sufragio –dijo Capri riendo.

-Disculpa, ¿estás en nuestra generación? –pregunto la chica con una voz nasal.

-Si –le dijo Capri confundida.

-Perdón es solo que te ves muy joven… de la cara claro, tu cuerpo es… -empezó la chica.

-Muy bien te lo puedes guardar ¿nos vamos? –le dijo Capri intentando guardar la calma.

The Mortal ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora