Visus era delgado, de unos 28 años, con pelo castaño y ojos negros.
Un chico levanto la mano y Visus le dio la oportunidad de hablar.
-¿Este examen es escrito o… es dinámico o algo así?
-Dinámico sin duda –contesto Visus con una sonrisa.
-¿Se puede contestar con mascotas? –pregunto Kayla.
-No veo por qué no –contesto Visus.
Pudo ser por los nervios de Capri o porque la base en la que ella estaba apoyada (una chica con pecas) se había movido y echo que Capri perdiera el equilibrio, cayéndose de sentón.
Las personas se rieron, pero Visus mantenía una cara firme.
Un chico rubio con ojos castaños se acercó a Capri. Caliban Mulberry.
Se puso atrás de ella y puso sus brazos entre los brazos de Capri y la levanto. Por más caballeroso que fuera, su risa era la que destaco entre las demás.
-Gracias –murmuro Capri.
-De nada –contesto Caliban- me gusta ayudar después de reirme.
Capri rodo los ojos. Caliban era arrogante y orgulloso, pero las chicas lo querían por algo. “No eres una verdadera Gettha-chica si no te enamoraste de Caliban” solían decir.
-Bueno –dijo Visus aplaudiendo para llamar la atención- En este examen serán vigilados, y nosotros, los ayudantes de los presidentes, estudiaremos sus reacciones a cada cosa.
-¿Ayudantes? ¿Quiere decir que usted los ha visto en persona?
-Eso mismo –contesto Visus- Adelante –dijo apuntando a la única puerta que estaba ahí- Ah y una cosa: contesten con el corazón y… buena suerte.
Todos se dirigieron a la puerta, y una chica la abrió. Revelando un cuarto grande, entraron, y Visus cerró la puerta desde afuera. Enfrente de ellos se encontraban dos puertas, una tenía “MUJER” escrito encima y la otra “HOMBRE”
-Bueno, creo que aquí nos despedimos, señoritas –dijo un chico de pelo rapado.
-No de mi –contesto Marlena, una chica conocida de Capri.
-¿A qué te refieres? –pregunto Kayla sujetando a Tiki.
-Obviamente el de los hombres es más radical que el de las mujeres, me voy con ellos.
Marlena se despidió de las mujeres y abrió la puerta de los hombres.
Capri fue como la quinta en entrar al cuarto de las mujeres. Era un cuarto todavía más grande, con 3 puertas. Una era de color azul, otra verde y otra roja.
-Supongo que tenemos que elegir una –dijo una chica de pelo negro.
-No bromees –contesto otra.
Capri eligió la verde, junto con otras 6 chicas, Kayla se había ido por la azul. Esa puerta daba a un cuarto normal de tamaño, pintado completamente verde. Un cartel en la pared decía “Una persona a la vez” y apuntaba a la puerta de la salida. Una chica de piel blanca abrió la puerta, y salió, pero antes de que las otras pudieran ver lo que había en ese cuarto la puerta se cerró. Capri fue la segunda en abrir la puerta. Entro al cuarto y la puerta se cerró atrás de ella. El cuarto era color blanco y era del mismo tamaño que el otro. Pero tenía un cartel grande que decía “¿TE GUSTAN LAS COSAS PUNSOCORTANTES?” y una flecha apuntando hacia el techo.
Encima de ella había cuchillos, navajas y espadas, colgadas de unos simples hilos cada una y parecía que en cualquier momento iban a caer. Capri guardo la calma y camino rápido hasta la puerta que se encontraba al otro lado del cuarto. La abrió y entro a un cuarto rosa, con una temperatura cálida. Había plantas y flores sobre el piso, y daba relajación a Capri. Encontró entre las hierbas una rosa roja, pero antes de poder tocarla una voz resonó en la habitación.
-No puedes tocar las flores, sigue avanzando por el resto de tu examen.
Capri se sobresaltó, pero hizo caso y siguió avanzando. Tomo la perilla pero esta no se movía, Capri insistió y entonces la puerta se abrió. Daba a un cuarto verde obscuro, con tres cajas cubiertas por una manta negra. En el piso estaba escrito “METE TU MANO EN UNA CAJA, SOLO ENTONCES SE ABRIRA LA PUERTA PD. NO TRAMPAS”.
Capri no lo pensó dos veces, quedarse en ese cuarto (o en cualquier cuarto) no le parecía. Se acercó a la caja de en medio, y lentamente metió la mano. Ella no tenía idea de que esperar ¿un objeto material? ¿Un animal? Metió su mano más en el fondo hasta que sintió una superficie escamosa, soltó un grito ahogado y quiso retirar la mano, pero algo en su subconsciente le dijo que era mala idea.
<<Es una serpiente>> Pensó Capri. La serpiente se enrosco en su brazo con delicadeza y empezó a usarla como puente para salir de la caja. Capri no la quería ver así que mantenía su mirada en la esquina del cuarto. La serpiente seguía subiendo por su brazo y parecía que nunca acababa de salir. Subió más y la cara de la serpiente rozo su cuello, luego empezó a enroscarse en el cuerpo de Capri. Al final de la serpiente Capri noto una nota, y la tomo lentamente. La carta redactaba:
“wow serpiente, mala suerte. Hiciste bien en no quitar tu mano, te la hubiera mordido y hubieras muerto. Déjala pasear por tu cuerpo, cuando acabe te vera como una amiga y te dejara salir sin comerte”
No venia firmado por nadie. Y cuando Capri termino de leer, la serpiente se encontraba en su caja nuevamente.
Capri abrió la puerta rápidamente pero antes de dar un paso se sujetó a la puerta. Ese no era un cuarto, era del ancho y largo de la puerta, y había una pared a un metro enfrente de ella, y peor, no había piso, solo se mostraba un obscuro agujero. Camino de nuevo a la puerta por donde había entrado al cuarto de la serpiente pero se encontraba cerrada <<Tengo que saltar ¿no es así?>> Pensó Capri. Camino nuevamente a la puerta, y miro el agujero. No se veía ninguna luz, pero confió en que era lo correcto.
Y salto.
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The Mortal Experiment
Science FictionElla vive en una ciudad gobernada por 6 presidentes anónimos, que obligan a los ciudadanos a vestirse de cierta manera y peinarse de cierta manera. Cada año la generación que cumpla 16 años tiene que participar en el Sufragio, donde ciertas persona...