Vladímir estaba inconsciente de nuevo.
No obstante, en esta ocasión todo era oscuridad.
Una oscuridad infinita y abrazante que le causaba un enorme terror.
Oscuridad, soledad, miedo, vergüenza y culpa... Estos sentimientos no dejaban de fluctuar en Vladímir. Rondando por su interior sin lograr salir, haciéndole sentir un abrumante dolor que era principalmente emocional.
Maxwell había mencionado una trampa. ¿Eso significaba que no habían ganado? Todo estaba planificado desde un inicio; Gilbert había sido parte de eso y seguramente sus hermanos también.
Vladímir era un idiota por haber confiado en ellos.
Se odiaba, realmente lo hacía. No soportaba la idea de que hubieran fallado.
Todo estaba perdido.
Ellos habían perdido.
¿No se suponía que los superhéroes ganaban siempre? Quizá esta vez no había sido así, porque Vladímir no era un superhéroe.
Tal vez jamás estuvo destinado a ser uno.
Tal vez... tal vez eso era todo. Tal vez su historia no era una excepcional, solo era una común con un desarrollo desgarrador que al final acababa con la muerte.
Tal vez no había nada más allá de eso.
Vladímir sintió como si el aire le faltara, no podía moverse, era como tratar de nadar a ciegas en un espeso y gélido lago.
Vladímir estaba seguro de que ya no despertaría jamás, que al final del túnel no existía ninguna luz, que toda esa esperanza que se había permitido sentir ahora chocaba contra él como un arma de doble filo, y también tenía la certeza de que su misión había fallado por completo.
Sin embargo, aun así sus ojos se abrieron una vez más.
El dolor se había esfumado de su cuerpo como si nunca hubiera estado ahí, sus extremidades estaban adormecidas y su mente trataba de procesar con fervor la situación en la que se hallaba.
Estaba sentado sobre una silla acolchada que le ofrecía un cierto consuelo, su cabeza reposaba sobre la misma y en esta ocasión ya no miraba al techo, sino que su campo de visión era más extenso y podía mirar al frente.
Vladímir trató de moverse, pero enseguida comprendió que sus muñecas y talones estaban sujetados a un par de correas de cuero incrustadas al asiento. Sus párpados se sentían muy pesados y se esforzó por no cerrarlos.
La habitación donde se encontraba era blanca, realmente blanca, lo único que podía mirar era este color, y también una silla marrón que estaba ubicada justo delante suyo.
Vladímir no sabía por qué sentía tan calmado.
Se suponía que debía estar furioso y frenético, se suponía que debía querer salir ahí para asegurarse de que sus amigos estuvieran bien. No obstante, no se sentía de esta forma.
¿Para qué intentarlo? Ya lo perdiste todo, susurró una voz en su mente.
Vladímir tragó el nudo en su garganta y acto seguido, hizo una rápida conjetura del por qué lo inundaba tanta calma: analgésicos.
Alguien lo había drogado y por eso le era imposible tener emociones bruscas o fuertes que pudieran alterar su estado actual.
Sin previo aviso, una figura entró a su campo de vista, era un joven que pasó a sentarse en la silla frente él... No, no era cualquier joven.
Vladímir entornó su mirada y cayó en la cuenta de que se trataba de Gilbert.
¿Por qué él estaba ahí? ¿Por qué había sido lo último que había visto antes de caer inconsciente? ¿Por qué parecía tener tanta relevancia en la asociación?
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El Último Superhéroe © [COMPLETA]
FantasyEllos son una asociación secreta dedicada a borrar de la faz de la tierra a los "superhéroes" con el pretexto de evitar lo que ya está escrito a suceder: su transformación al lado oscuro y el abuso de sus poderes. Él es un niño de diez años que lo...