Vladímir había vuelto una vez más al Reino de los Sueños.
Ahora las cosas se sentían más fluidas y naturales, algo muy diferente a lo que sucedía cuando había sido inyectado con ese sedante de efecto instantáneo.
El plan que Vladímir buscaba lograr era complejo y a decir verdad tenía una excesiva cantidad de huecos.
Sin embargo, no conocía uno mejor.
Volver a aquel Reino le pareció sencillo, tanto que incluso no pudo evitar sorprenderse.
—Ah, eres tú de nuevo —masculló la voz de antes, esta vez sonaba resignada, casi como si ya se hubiera hecho a la idea de la presencia de Vladímir en ese lugar.
Vladímir asintió con la cabeza, teniendo la fugaz duda de si el portador de la voz era capaz de verlo o no.
—Vengo por nuestro trato.
—Oh, ese trato... Hum... Lo he pensado, joven Vladímir, sin embargo, aún no estoy seguro de haber llegado a una conclusión.
Vladímir había intentando que la voz se presentara con un nombre y para ello le había dado el suyo, aunque había sido en vano ya que la desconocida entidad se había rehusado a soltar ni un solo dato acerca de sí mismo.
Sin embargo, eso no significaba que Vladímir no hubiera averiguado un par de cosas, por ejemplo, sabía que el ser con el que hablaba era un protector (o guardián, como él se había hecho llamar más tarde) de los Sueños, un cargo que solo era descendido a la próxima generación cuando la anterior ya no tenía fuerza alguna para continuar.
Su deber principal era proteger los sueños y puertas de las personas, asegurarse de que entraran a las correctas, que no se perdieran en su camino y que, sobre todo, no despertaran.
A Vladímir le había desconcertado saber todo esto, jamás se le había cruzado por la mente que los sueños también se trataban de una peculiar y fantástica red controlada por extrañas entidades que los humanos desconocían por completo.
Habían existido dioses en el pasado que representaban el sueño de las personas, como Morfeo, el dios griego del mismo, no obstante, Vladímir no recordaba una leyenda o cuento que hablara acerca del un lugar similar a un lugar como aquél.
—No tengo mucho tiempo —masculló Vladímir, sintiéndose mal por tener que presionarle de esa forma—. Es necesario contar con tu ayuda, o en su defecto, siquiera saber si no es así.
—Mmm... Es solo que, aan no comprendo del todo qué es lo que requieres de mí.
Vladímir cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, un tanto nervioso.
—Solo te pido acceso a algunas puertas, necesito información, una que es vital para evitar que Morten acabe con las personas.
—Sé quién es Morten gracias a que me hablaste de él, sin embargo, también lo conozco porque es una de las pocas personas que ha logrado cerrar su puerta de una manera en que ni siquiera yo logro tener acceso a ella, por lo que no estoy seguro que tan verídico sea todo lo que dices.
Vladímir suspiró.
—No podemos pasar por esto de nuevo —se lamentó—, ya te he dicho que estoy siendo honesto, ¿por qué mentiría con una situación tan horrible como esta? Por favor, estoy seguro de que a partir de hoy comenzarás a ver los sueños de las personas inundados de miedo... Ellos tienen miedo, necesito hacer algo al respecto y para eso te necesito a ti.
—Ya veo. Bien, supongo que eso lo decide.
Vladímir apretó los labios.
—¿Qué cosa?
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El Último Superhéroe © [COMPLETA]
FantasyEllos son una asociación secreta dedicada a borrar de la faz de la tierra a los "superhéroes" con el pretexto de evitar lo que ya está escrito a suceder: su transformación al lado oscuro y el abuso de sus poderes. Él es un niño de diez años que lo...