El dolor que penetraba su cabeza era simplemente demasiado intenso.
Vladímir soltó un alarido de dolor desde el interior de su garganta y sus rodillas cayeron al suelo, haciendo que un inmediato ardor viajara a aquella zona.
No lo soportaba. Su vista se nubló y pequeñas manchas negras invadieron las orillas de su campo de visión.
De improviso, el dolor se detuvo una vez más.
Vladimir sentía las lágrimas resbalar por sus mejillas, y un sabor metálico picó su paladar. Desconocía el origen de ese dolor, y le frustraba en sobremanera no saberlo.
—Vaya, es interesante saber que esto realmente funciona —dijo con tono agrio la voz del hombre viejo de pie frente a él.
Vladímir alzó lentamente la mirada, observando que el hombre sostenía en su mano un peculiar objeto cilíndrico con un botón rojo en la punta, donde sus dedos estaban sobre él a tan sólo unos centímetros de distancia.
Quiso hablar, pero su garganta se sentía tan seca que le cortó cualquier palabra.
—¡Detente! —gritó la voz de Jack sonando rota y rasposa.
—¿Por qué haría eso? —inquirió la voz del hombre viejo.
Vladímir tensó la mandíbula y se intentó poner de pie, pero falló en tratarlo y cayó a un costado del suelo gimiendo de dolor.
—Por favor —volvió a decir Jack, suplicante—, es solo un niño...
—¡Él no es un niño! Es un monstruo. —El dolor volvió a punzar su cabeza. Vladímir estaba tan exhausto que ni siquiera consiguió gritar, y el hombre, inmutable ante su sufrimiento, añadió—: ¿Crees que a un niño normal le haría daño esto? A nadie más aquí lo hace, slo a él, ¿por qué crees que sea, Jack?
Jack no respondió, sino que saltó encima del hombre en un súbito ataque, y Vladímir apenas si logró percibir lo que estaba sucediendo.
Era como ver dos manchas borrosas moviéndose sin la menor coherencia. Nada tenía sentido. Más lágrimas resbalaron de sus ojos y ni siquiera pudo aliviarse por que el dolor hubiera cesado.
Cuando logró recuperar su vista, observó que Jack estaba peleando con el hombre que hace unos segundos atrás estaba frente a él.
Jack lo estaba golpeando, no paraba, era como si estuviera usando todas sus frustraciones acumuladas para darle impulso a sus acciones.
Vladímir cerró los ojos con fuerza y al volverlos a abrir comprendió que Jack seguía sin detenerse.
Debía detenerse.
—¡Jack! —exclamó, usando la poca energía que aún conservaba—, para...
Jack, en contra de lo que había creído, lo hizo. Estaba arrodillado a un lado del hombre viejo y su mano izquierda estaba envuelta en el cuello de su gabardina, levantando su cabeza a centímetros del suelo. Su puño derecho estaba ensangrentado y sus ojos estaban cubiertos por una delgada capa de lágrimas.
El hombre anciano entonces soltó una suave risa, como si fuera ajeno a los hematomas que cubrían su rostro y al hilillo de sangre que corría bajo su nariz a través de su labio inferior.
—De verdad que eres débil —dijo él con su mirada fija en Jack, sin apartarla por un segundo, casi sin parpadear—, siempre fuiste débil.
Jack apretó los dientes, dudando y dedicándole a Vladímir una fracción de atención. En ese segundo el hombre viejo usó su vacilación y sacó una pequeña y delgada vara de su abrigo, una que pinchó sobre el lado del costado izquierdo de Jack.
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El Último Superhéroe © [COMPLETA]
FantastikEllos son una asociación secreta dedicada a borrar de la faz de la tierra a los "superhéroes" con el pretexto de evitar lo que ya está escrito a suceder: su transformación al lado oscuro y el abuso de sus poderes. Él es un niño de diez años que lo...