•Capítulo XX. En boca de todos•

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Vladímir miró a su alrededor, entrando en un estado de estupor cuando cayó en la cuenta de que las puertas del ascensor les habían llevado a lo que parecía ser una lujosa habitación de hotel.

Las paredes eran tan blancas sin ninguna mancha, los cuadros colgados sobre ellas estaban tan bien colocados que podía asegurar que una canica podría posicionarse en el centro de su marco sin caer hacia algún lado, los vidrios de las ventanas estaban tan limpios que casi podía asegurar que eran transparentes, y estos y muchos detalles más le hicieron creer que no tenía sentido que estuviera ahí.

Morten se encontraba de pie frente a un alto ventanal que reflejaba la luz del atardecer, de espaldas a él. Vladímir al menos ya tenía idea de qué hora podía ser, aun si desconocía por completo la fecha del día en sí.

La mujer que lo había acompañado hasta entonces, dio media vuelta y sin decir nada, entró al ascensor, Vladímir observó cómo ella desaparecía al momento en que las puertas se cerraban.

Volvió su mirada al frente y se sintió levemente incómodo ante el hecho de que Morten ni siquiera lo mirara, ¿debía decir algo o quedarse en silencio?

Al final no hizo falta, pues Morten se giró en su dirección a la vez que preguntaba:

—¿Sabes quién fue Gilbert Newton Lewis?

Vladímir hizo un rápido recorrido por su mente, en busca de alguna señal del nombre.

—Fue quien propuso las estructuras de Lewis —contestó sin poder evitar que un poco de vacilación se colara en su tono.

—Así es —asintió Morten—, seguramente también debes saber que a pesar de haber sido nominado 42 veces, nunca ganó el premio Nobel de Química.

Vladímir se preguntó fugazmente por qué le compartía esa información. Si era honesto, le importaba muy poco.

Morten debió reparar en su confusión a juzgar por sus próximas palabras.

—Debes preguntarte a qué se debe esta reunión en un lugar como este. —Hizo un gesto a su alrededor con las palmas de sus manos—. A decir verdad, solo quería que vieras algo.

Vladímir se acercó a él cuando Morten le hizo un ademan para que lo hiciera. Se detuvo a su lado y entonces advirtió en el televisor que se hallaba delante suyo, justo bajo el alféizar del ventanal, por lo que la luz natural hacia un extraño contraste con la artificial.

—¿Qué es eso? —preguntó Vladímir, señalando con su índice la pantalla del televisor, la cual estaba dando lo que parecía ser el canal de un noticiero.

Vio por el rabillo del ojo como una sonrisa crecía en los labios de Morten. Honestamente, odiaba profundamente esa sonrisa.

—Solo mira —Fue lo único que él contestó.

Vladímir se concentró en la televisión y pudo ver a una mujer detrás de un escritorio, sin duda alguna era la protagonista de ese noticiero. El semblante de ella era severamente serio y casi podía asegurar que su labio inferior temblaba.

Debajo de la imagen se hallaba un enunciado que brillaba en amarillo con las siguientes palabras:

"DESCONOCIDO Y PRESUNTO TERRORISTA AMENAZA CON DESTRUIR NUESTRA CIVILIZACIÓN ACTUAL".

En lugar de alguna respuesta, Vladímir solo obtuvo más preguntas. Agudizó su oído y se enfocó en oír lo que la mujer estaba diciendo.

En estos últimos días hemos estado recibiendo peculiares anuncios que no estamos seguros de que sean genuinos —decía ella, acomodando un par de hojas con sus manos—, desde la última noticia que afirmaba la existencia de un niño que podía representar una amenaza para el país hasta la noticia más reciente, que consiste en un misterioso hombre que asevera que destruirá todo lo que conocemos si no estamos dispuestos a entregar nuestra Nación.

El Último Superhéroe © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora